Voy a ser sincera. No me gusta meterme en problemas, pero desde que llegué a este colegio, es como si el karma se hubiera empeñado conmigo grandemente. ¿Lo peor de todo? Casi siempre arrastro a alguien conmigo.
—Eso no es bueno —murmuro, cuando veo a dos chicas de tercer año entrar al interior de la iglesia: Amy de viento, y Jenna de agua.
—Allison —la voz de Austin se torna temblorosa. Primero Rebeca y ahora esto. Miro hacia la derecha y me fijo en un charco de agua.
—Escúchame bien —le hablo mientras ambas chicas se acercan a nosotros. El viento sopla con fuerza a nuestro alrededor—. Intentaré que se concentren en mí. Te cubriré hasta que llegues a la puerta. Cuando tengas la oportunidad, corre hacia el colegio por ayuda. Corre y no mires atrás.
—No voy a dejarte sola con esas maniáticas —protesta, mirando fijamente a nuestras oponentes. Una ráfaga de viento nos mueve un poco hacia atrás y afirmo mi pies en el suelo. Trago en seco mientras el miedo y el sudor recorren mi cuerpo.
—Eres más útil si vas en busca de ayuda. Yo las retrasaré el tiempo necesario. ¿Entendiste?
—Pero…
—Por favor, llévate el diario. No quiero perderlo. —Entre protestas y gruñidos agarra el libro con sus manos y se cubre con su cazadora.
Las chicas corren en nuestra dirección. Al estar en tercero, Jenna puede modificar el elemento a cualquier forma, así que nos lanzó una flecha de agua. Empujo a Austin hacia atrás y detengo la flecha con una cortina de agua caliente.
—¡Corre, Austin! —Me coloco encima del charco de agua y les lanzo una fina línea de agua en forma de látigo enviándolas hacia la pared—. ¡Ve, ahora! —Él me miró por unos instantes y salió corriendo—. Muy bien. Probemos como estoy en defensa. ¡Qué estoy diciendo! Estas chicas van a aplastarme como wafles.
Luchar contra un elegido de mi elemento es remotamente fácil, pero cuando es en contra de agua y viento al mismo tiempo, la tarea es mucho más compleja. Las chicas se levantan del suelo con un poco de torpeza.
Amy intenta ir detrás de Austin, pero con un tiro limpio hacia sus costillas, la lanzo lo más lejos que pude de la puerta.
«Espero darle el tiempo suficiente antes que me maten y muera sin haber dado mi primer beso. ¿Qué hago yo pensando en esas cosas?», me digo a mí misma.
Una ráfaga de viento me saca de mis pensamientos lanzándome hacia la pared de concreto. Un fuerte golpe en la cabeza que me dejó un poco atolondrada fue el resultado. Ya sé lo que sintió el profesor Brad la noche de bienvenida cuando terminó volando por los aires por mi culpa.
Ambas corren hacia mí una vez más, y con mucho esfuerzo, uno mis manos y lanzo un remolino de agua en su dirección. Amy y Jenna salen volando por los aires. Aprovechando el pequeño descanso intento levantarme, pero el dolor en el pie atravesó mi pierna.
—Un tobillo torcido —dije con dolor—. ¡Qué oportuno!
Me acerco al charco de agua con torpeza y con la punta de los dedos comienzo a curarme. Con el rabillo del ojo veo movimiento y giro mi cabeza. Ambas se están levantando otra vez.
«Estas chicas parecen de goma», pienso, cansada de toda esta lucha.
Cuando me levanto, esquivo varias flechas de hielo, pero no pude evitar que una me cortara la cara y gruño por lo bajo.
—¿Qué rayos quieren? —pregunto, lanzando continuas ráfagas de agua en su dirección—. ¿Qué están buscando? —Esquivo una ráfaga de aire caliente, pero alcanza mi hombro, atravesando mi camisa.
—Eso no es de tu incumbencia —responde Amy con voz robótica. Sus ojos se habían tornado grises: Una cold—. Hay una orden y tenemos que cumplirla.
Jenna lanza un cañón de agua directamente a mi pecho. El dolor fue desgarrador y el lugar del impacto comienza a escocer. Mi cabeza solo piensa en Austin. «Tengo que darle tiempo o lo matarán también», insisto, en mi interior.
—Mátala, Jenna. Tenemos que encontrar esa tumba rápido —ordena Amy—. A ella se le está acabando el tiempo y tenemos que movernos.
«¿Tumba?», analizo sus palabras. «¿Buscan la tumba de Raquel? La directora tenía razón. ¿A quién le queda poco tiempo?»
Amy se dirige hacia la puerta izquierda dejándome con Jenna. Agua contra agua. Mis probabilidades de ganar son 30-70. Mi cuerpo está agotado y mi tobillo está resentido aún por no curarlo completamente. Jenna es cold, así que su poder es mucho mayor. O pongo en práctica todo lo que Brad me enseñó o no voy a sobrevivir ni cinco minutos en una guerra de verdad.
—Vamos, Jenna, dame todo lo que tienes —digo con sorna rogándole al cielo que Austin no demore en llegar con ayuda o voy a terminar como pollo hervido.
Intento esquivar cada uno de sus golpes, pero en uno de esos, tropiezo con el tobillo adolorido. Termino rodando por el suelo de concreto y con el labio partido, pero todo esto viene con una buena noticia. Como había dicho Brad, a Jenna se le acabó la batería. Cuento con pocos minutos para acabar con esto.
Me acerco al charco que había visto al principio. Coloco un pie dentro y el agua comienza a hacer su magia. Una parte me cura y la otra la uso para defenderme. Me siento un poco mal porque ella no puede defenderse, pero es su vida o la mía.
Agua caliente, fría, remolinos de agua, lo intenté todo hasta que me recuperé por completo y dejé a Jenna completamente inconsciente. Al acercarme a ella, tomo su pulso en la muñeca. Está viva al menos.
De un momento a otro el aire comenzó a faltarme. Era como si alguien apretara mi garganta con sus manos. Con dificultad fui girándome, y detrás de mí con su puño derecho cerrado hacia mí, está Amy. Respirar comenzó a ser difícil.
—Deberías de haberte quedado en casa, McKenzie. No eres lo suficientemente buena para estar en este colegio —murmura con voz robótica.
Amy eleva su puño hacia arriba y mis pies comienzan a separarse a la altura del mismo con lentitud. La impotencia me cubre por completo al estar tan indefensa. Todo me pasó por bajar la guardia. Y para rematar, a mi alrededor comienza a formarse una burbuja de agua. Jenna se había recuperado.
Editado: 04.10.2024