El Quinto Elemento (elements I)

Capítulo 18 “Invitación sorpresa”

Intento levantarme, pero los latidos fuertes en la cabeza no me dejan. La boca la siento reseca y el cuerpo entero me duele. Miro a mí alrededor y sonrío por lo bajo al ver a una Brenda durmiendo con la boca abierta. De su boca sale un fino hilo de baba.

«Asqueroso», pienso divertida y sonrío. Ella se despierta al escucharme.

—Al fin despiertas. —Estruja sus ojos con lentitud y bosteza—. ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

—Brenda, me duele el cuerpo entero. —Hago un gesto de dolor al moverme—. Tienes baba en tu suéter. —Pasa la mano por su boca y hace un gesto de asco. Mira hacia su suéter y me mira nuevamente con una ceja enarcada.

—Se nota que ya estás bien —comenta, sonriendo—. Voy a buscar a la directora. Austin estaba como loco desde que entraste a enfermería.

—¿Qué ocurrió? ¿Cómo llegué aquí? —pregunto, rascándome la nuca.

—Ya quisiera saber. Austin, la directora, Brad, Hugh y Camille te trajeron bastante magullada. Lo único que pude ver en la cara de ellos fue asombro. ¿Por qué? Pues ni idea. Ya vengo. —Se levanta y me da un beso en la mejilla—. Te traje un vaso de agua. Es para que… ya sabes. Tienes una marca un poco fea en el cuello. —Abro mis ojos asustada. Ella me entrega un pequeño espejo y veo como unas marcas rojas en forma de dedos están alrededor de mi cuello. Cuando Jenna intentó asfixiarme.

—Gracias. —Ella sonríe y sale de la habitación.

—¿Qué habrá pasado? —susurro mientras dejo el espejo a mi lado.

Unos minutos después la puerta se abre. Brenda entra, y detrás de ella la directora Carlisle, Austin y Javier. Ya estaba bastante recuperada. Lo único que no había podido curar era el corte en la mejilla.

—Me alegro que esté bien, señorita McKenzie —habla la directora.

—Allison –susurró Austin y me abraza con delicadeza—, te juro que corrí lo más rápido que pude pero… —deja la frase en el aire.

—Oye —Coloco mi mano en su mejilla—, estoy bien. Muchas gracias por la caballería —intento tranquilizarlo al ver sus ojos cristalizados.

—Fue una imprudencia por parte de ambos estar en ese lugar —añade Javier con voz neutra.

—Señor León —interviene la directora—, me parece que usted es la persona menos indicada para decir eso. —Enarco una ceja y Javier frunce los labios en una fina línea—. Ahora, si me permiten, necesito hablar con la señorita McKenzie… a solas.

Brenda y Austin se miran entre ellos, pero los ojos verdes de Javier no se alejan de mí. Más que molesto, está preocupado. Mis amigos se retiran de la habitación dejándome a solas con la directora en un incómodo silencio.

—Lo siento mucho —fue lo único que pude decir.

—Javier tenía razón. Ambos estuvieron en peligro. Esa es la razón de mi advertencia. Ir más allá de ese bosque no es prudente. Ahora, necesito que me explique qué pasó dentro de esa capilla.

—Ya quisiera saber que pasó. —Ella me mira frunciendo el ceño—. No recuerdo nada. Solo algo de una voz que me dijo que podía hacerlo.

—¿Una voz? —Se sienta frente a mí al borde de la cama y coloca su mano encima de una de mis piernas.

—Amy y Jenna llegaron a la catedral. Logré que Austin escapara para que pidiera ayuda. Jenna estuvo peleando conmigo hasta que se le acabó el poder. Tomé esos minutos a mi favor y logré dejarla inconsciente. De momento, me estaba elevando del suelo y sentía que el aire me faltaba. Era Amy. Minutos después una burbuja de agua se formó a mí alrededor y se inundó de agua.

—Me extraña que no utilizaras tu elemento.

—Ahí está el problema. Es como si esa agua no tuviera… —No logro encontrar la palabra—, no sé… vida o magia. Era algo muy extraño. Si le soy sincera, creí que moriría. Una voz habló en mi cabeza. —Toco el delfín de mi colgante con la punta de los dedos y suspiro—. La burbuja se reventó y después de eso… no recuerdo más nada.

—¿Estás segura que no recuerdas nada? —Asiento lentamente—. Interesante.

—Directora, ¿qué fue lo que pasó?

—Austin vino corriendo, pidiendo ayuda y se encontró con Amelia y Brenda. Su compañera casi se desmaya del susto. Hugh, Brad, Camille y yo nos dirigimos hacia la iglesia. Cuando llegamos, entrar fue un problema. —Frunzo el ceño, confundida—. El aire estaba excesivamente caliente y con una fuerza increíble. Nubes grises se formaron en el cielo y veíamos saetas de fuego salir a través de las ventanas. Había raíces por todos lados intentando entrar en la capilla desde las ventanas en las torres y bloqueaban la puerta principal. Tanto así, que necesité de todo mi poder para quemar las raíces que cubrían la entrada. No había manera de entrar. Tuvimos miedo que hubieran llegado más de ellos antes que nosotros. De momento, todo se detuvo. Viento, fuego, aire, las nubes se disiparon y las raíces se retiraron.

—Oh, Dios mío —digo cubriendo mi boca con las manos

—Al entrar, Jenna y Amy estaban casi muertas. Sus signos vitales eran muy bajos. Tenían unas marcas oscuras alrededor de su cuello y tú estabas frente a ellas desmayada. Austin intentó tocarte, pero tu cuerpo estaba demasiado caliente. Camille y Brad formaron una camilla con raíces y Hugh utilizó un poco de aire para colocarte encima de la camilla.

—¿Amy y Jenna, están bien? —Ella niega con la cabeza y un nudo se forma en mi estómago. Dos vidas humanas perdidas por mi mano... otra vez.

—Recupérate pronto. Javier estaba desquiciado cuando nos vio llegar. Si algo no las hubiera matado dentro de esa capilla, posiblemente él si lo hubiera hecho. Cameron lo detuvo por unos instantes.

—¿Javier? —pregunto sorprendida y ella sonríe de soslayo.

—Nos vemos esta noche, señorita McKenzie. Y prepárese. Las cosas van a estar un poco tensas en estos días.

Mary Weathers. —Ella asiente a mi afirmación y sale de la habitación.

Bufo por lo bajo y comienzo a culparme por no recordar nada. Unos toques en la puerta rompieron mis pensamientos.

—Adelante. —La cabeza de Javier se asoma.



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En el texto hay: aventura, amor, magia

Editado: 04.10.2024

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