Sus ojos me miran con detenimiento y asombro al mismo tiempo. A veces, soy un poco cortante. No es mi culpa, es de Nanneth McKenzie.
—Nunca la había visto por aquí.
—Mi nombre es Allison McKenzie —Extiendo mi mano y él cierra mi saludo con un leve apretón.
—¿Me conoce usted? —comenta con sorna.
—Claro que le conozco —contesto con ironía—. Su reputación le precede, señor Gray. —Su sonrisa se paraliza—. ¿Quiere hacerme un favor? —Me acerco con el mentón alto. Gracias a los zapatos, nuestras miradas están bastante parejas—. Desaparezca de mi vista.
Carraspea un poco nervioso y estira su traje. Da una pequeña inclinación con la cabeza, y se retira con hombros tensos. Suelto todo el aire que no sabía que contenía y toco con la punta de mis dedos el colgante. Después de reponerme de aquel encuentro tan drástico y escueto, me dirijo hacia una de las ventanas por un poco de aire
—¡Qué noche más agitada! Y eso que no ha comenzado de verdad. —Una sonrisa muy “sutil” interrumpió mi pequeño momento de tranquilidad
—Genial. —Me planteo retirarme, pero escucho el nombre de Javier. En este colegio solo hay uno. Con disimulo, me acerco a la columna para escuchar un poco mejor.
—Por favor, Javier aún no lo ha superado —se mofa una chica extremadamente alta, dándome la espalda. Su cabello negro cae en cascada. Un vestido azul cielo se ajusta a su silueta hasta el suelo—. Es verdad que solo han pasado unos meses, pero puedo decirles que Javier León, aún sigue siendo mío.
—Ten cuidado, Alice. Hay varios rumores en los pasillos —comenta otra.
«Así que esta es la famosa Alice», pienso intentando acercarme más
—¿A qué te refieres, Violet? —pregunta la aludida.
—Dicen que salvó a una chica el primer día de bienvenida —explica la chica y pongo los ojos en blanco. Todos creen que hay algo entre nosotros desde ese día.
—Pero eso no es nada —añade otra, haciendo gestos con la mano restándole importancia.
—Dicen que el espejo encantado se rompió cuando le llegó el turno a esa chica y Javier se metió en el medio —añade Violet.
—¿Una elegido rompió el espejo? —pregunta otra, asombrada.
—Eso es lo que escuché en los pasillos —continúa explicando—. Además, dicen que ella ha presenciado varios ataques de cold y que Javier siempre corre en su ayuda desquiciado por protegerla.
Algunas hacen un gesto de horror, otras de asombro, pero a la que necesito verle la expresión, me da la espalda.
—Estoy segura que son solo rumores —insiste Alice con naturalidad.
—No lo creo. Mi prima Eliza presenció uno de ellos, y me dio la seguridad de eso.
«¡Qué bien! Tenemos una rata entre nosotros», pensé por lo bajo.
—Dudo grandemente que una chica nueva borre mi historia con Javier —se regodea Alice.
«Es suficiente por ahora. Mejor me voy. Tengo un papel que tomar esta noche», pienso mientras me retiro con una sonrisa en la boca.
Al llegar, los chicos me esperan en la puerta y una persona de metro ochenta me da la espalda. Ese cabello negro y brazos torneados son inconfundibles. Me cuadro de hombros y camino en su dirección.
Brenda está hablando con él, y al verme me señala con el mentón. Javier se gira y el tiempo se paraliza a mi alrededor. Mi pulso va a millón y el corazón quiere salir de mi pecho al verme bajo el escrutinio de Javier León. Su corbata combina perfectamente con el color de mi vestido. Miro a Brenda con los ojos entrecerrados y ella sonríe con malicia. Eso es obra de ella.
—Buenas noches, Javier.
—Buenas noches, McKenzie. —Brinda su brazo y yo lo entrelazo con el mío. Se acerca a mi oído y susurra—. Estás preciosa.
—Tú estás muy guapo.
—Ugh, por favor, dejen el dulce para otro momento —interviene Brenda y sus ojos se abren de par en par al mirar detrás de mí.
—Oh, Oh. Alice a las 6 en punto —comenta Lilith en susurros.
—Deja que venga —finaliza Javier, y ambos sonreímos cuando nuestras miradas chocan.
—Buenas noches —habla una voz irritante y conocida a mis espaldas. Javier y yo nos colocamos a un lado, pero no nos soltamos—. Brenda, mi prima querida. —Se acerca y le da dos besos en el aire a Brenda en cada mejilla—. Estás hermosa. Hace mucho tiempo que no te veo.
«Eso pasa por irte a otro colegio, idiota», pienso mientras la observo con disimulo.
Labios finos, nariz respingada, cejas y pómulos perfectos, y un maquillaje de modelo. Quiero llorar. Esperaba verla con al menos una verruga en el rostro o alguna imperfección nasal. ¿Roncará en la noche?
—Yo tampoco –—respondió mi amiga con los dientes apretados.
—Javier —murmura la invitada con voz melosa–— tan guapo como siempre. —Le da varias miradas de arriba abajo. La lujuria es palpable en sus ojos.
— Déjame que te presente a una persona especial. Esta es Allison McKenzie, mi acompañante —me presenta mi acompañante.
—Un gusto conocerte, Alice —al decir su nombre y la bilis sube por mi garganta, aunque el comentario de Javier me tranquiliza un poco. «¿Persona especial? Me gusta», pienso mientras doy saltos en mi interior.
—El placer es mío, Allison —responde con sorna—. Javier, ¿podemos tomar el primer baile? Así como siempre hacíamos. —Cierro el puño en ese momento y una brisa fresca cruzó mi rostro.
—Le prometí a Allison que sería de ella la noche entera. A lo mejor el próximo año —contesta con galantería.
«Mira que bien. El señor León haciéndose el fuerte», pienso y una sonrisa se forma en mis labios.
—Es una lástima —comenta ella en tono de tristeza fingido.
–No te preocupes, Alice. Seguro que muchos chicos querrán bailar contigo –intervengo con sorna—. Oh, mira. Creo que ese es Christopher Gray. Deberías preguntarle si está disponible. —Alice muestra una sonrisa fingida ante mi proposición y el brazo de Javier se tensa.
—Seguro. Un placer verte, Javier —añade ella escrutándolo nuevamente.
Editado: 04.10.2024