El Quinto Elemento (elements I)

Capítulo 22 “Un golpe sin mano”

Mi cuerpo entero duele. Siento como si una aplanadora me hubiera pasado por encima y luego varios caballos trotaron sobre mí. Mi boca está reseca y la presión en mis ojos es insoportable. Si añadimos que el dolor de cabeza es brutal, es el perfecto coctel para quedarse durmiendo y no despertar hasta dentro de 100 años como la bella durmiente.

–Buenos días, Allie –dijo Brenda con voz cantarina abriendo la ventana de par en par. Los rayos de sol iluminaron toda la habitación y gruño por lo bajo. Yo solo quería dormir así que me cubro la cabeza.

–¿Ya amaneció? –pregunto debajo de la manta.

–Pues sí. Hoy va a ser un día atípico –añadió sacándome la manta de encima.

–Brenda, todos mis días son atípicos –digo adormilada y sin abrir los ojos.

–Tienes razón. –Escucho su sonrisita–. Pero dudo que todos los días te den una medalla y el día libre por salvar al colegio. –Abro los ojos estupefacta.

–¿De qué estás hablando?

–Pues sí. Son las 10:30 de la mañana, bella durmiente. Las órdenes de ambas directoras fue no despertarte, pero llevo toda la mañana emocionada y no aguanto más.

–Estás loca –dije lanzándole un almohadón. Ella lo esquivó por los pelos.

–¿Cómo no quieres que lo esté? Mi amiga va a ser una leyenda. –Elevó sus manos en señal de victoria cuando dijo la última palabra.

–¡Qué emoción! –comento con ironía–. Por cierto, ¿por qué se demoraron tanto en llegar anoche? El tiempo se me hizo eterno.

–Cuando Talia llegó corriendo con la noticia, todo el colegio se volvió loco. El ambiente comenzó a ponerse un poco raro. Todos los elementos estaban incontrolables. Ramas de sauces cubrían completamente la entrada principal del colegio y las llamas de las antorchas no dejaban que nadie se acercara a las escaleras. El aire era tan fuerte que rompió las guirnaldas del patio. –Abro los ojos asombrada.

–¿En serio? Ni siquiera me di cuenta de eso cuando entré al colegio nuevamente.

–Como te estoy diciendo, querida. Aquello era aterrador. Austin fue el primero en salir porque se le ocurrió trepar por las ramas. Yo y Lester le seguimos con un poco más de problemas. Ya sabes que mi vestido no estaba diseñado para esas cosas y mis zapatos murieron en el acto.

–Yo estaba muerta de miedo, pero tenía que darle tiempo a Talia.

–La directora Carlisle quemaba las ramas de la entrada principal y el resto de los estudiantes ayudaban cuanto podían. La directora de Mary Weathers estaba muy molesta. Lanzaba agua con presión pero aquello no funcionaba. ¿Sabes qué es lo peor de todo?

–¿Un vestido y una manicura arruinada? –añado con ironía. Ella fue a hablar y se retractó.

–Además de esas pequeñeces. Cuando finalmente logro llegar al otro lado, Las ramas se retiraron y el viento se detuvo instantáneamente. Las nubes y truenos se disiparon y el agua dejó de caer. En resumen

–Un vestido arruinado –hablamos las dos al unísono.

–Para cuando te encontramos, ya todo estaba tranquilo. Tú  estabas rodeada de cuatro cold casi muertos y abrazabas con mucha emoción al señor Austin. –Enarcó una ceja y se cruzó de brazos

–No vayas por ahí, Brenda Clark –aclaro rápidamente–.  ¿Los chicos de anoche están bien?

–Ninguno sobrevivió –respondió con voz trémula y suspiró con suavidad–. ¿Qué pasó allá afuera?

–Me defendí cuanto pude y el agua que cayó me vino de maravilla.

–Una cosa. Alice anda regodeándose por los pasillos. Al parecer, ella y el menso de Javier regresaron. –Pongo los ojos en blanco–. Es un poco decepcionante viniendo de él.

–Para gustos, los colores. Si él quiere regresar con la chica que rompió su corazón… pues es su problema –añado encogiéndome de hombros.

–Prepárate. Ponte tu mejor ropa –dijo emocionada.

–Brenda, estamos en el colegio.

–Querida, una buena combinación no la quita ni este colegio. –Niego con la cabeza y ella suelta una carcajada.

Una hora después bajo las escaleras con Brenda a mi lado. Me decanté por los jeans ajustados y la camiseta de cuello de oca, la corbata y unas botas de caña media. El desastre de mi pelo lo dejé en manos de ella.

–Bien hecho, McKenzie –dijo Lester a mi lado–. Creo que eres la primera chica de 16 años en recibir una vidriera. –Me detengo abruptamente y lo miro.

–Un momento. ¿Una vidriera? –pregunto confundida.

–Brenda, ¿no se lo habías dicho? –protesto Lester.

–Muchas felicidades –dice otro chico de tierra cuando pasó por nuestro lado

–Lester, tengo mejores cosas que hacer –rebate mi amiga

–Allison, batallas como las de ayer no son normales –comenta él con las manos en los bolsillos de sus vaqueros.

–Pero si solo fueron cuatro –explico como si fuera algo normal, aunque recuerdo pasar las de Caín en ese momento.

–Querida, vencer a uno es difícil –añade Lilith uniéndose a nosotros–. Seis… en un día, ya es avaricia.

–Definitivamente, esta chica es especial –dice Brenda pasando su brazo por mis hombros.

–Felicidades, Allison –habla Eliza al pasar por nuestro lado. Me detuve en ese momento.

–Eliza –Me acerco a ella con un lento trote.

–Dime. –Sus ojos azules me miran fijamente.

–Tú sabes algo de todo el mundo, ¿cierto? –Una sonrisa apareció en sus labios y sonrió–. Necesito un favor. Vuelves a divulgar información que no te pertenece y vas a terminar peor que los cold.

–No sé a qué te refieres –susurra ella con ojos asustadizos.

–Anoche escuché por pura casualidad que le habías contado a cierta prima lo que ha pasado dentro de las paredes del colegio –explico y noto como traga en seco–. Espero que no vuelva a pasar, ¿entendido? –Ella asintió y me acerco a mis amigos.

–¿Qué pasó? –preguntó Brenda cerca de mi oído.

–Solo espero no haber dejado ningún cabo suelto –respondo con sorna.

Las felicitaciones continuaron toda la mañana. Era muy agotador. Ya en el almuerzo no creo que quedara otra persona para felicitarme. Por el rabillo del ojo, veo entrar por la puerta a Talia y Cameron



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En el texto hay: aventura, amor, magia

Editado: 12.12.2021

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