Camino con paso lento hacia la biblioteca. Una catarsis de sentimientos me golpea sin compasión. No puedo creer que sea tan débil. Me asombra cómo las personas pueden romper una promesa tan fácil y regresar a pedir perdón como si nada hubiera pasado, intentando aparentar normalidad. Y luego estoy yo, que perdono tan rápido como si ese episodio no hubiera pasado. Como si mi corazón no se hubiera roto. Como si la confianza no se hubiera quebrado un poco. ¿Soy débil por eso? ¿Honestamente? No tengo ni idea y tampoco quiero saber la respuesta.
—Menos mal que llegas. Estaba… —Austin deja de hablar cuando ve mi rostro—. ¿Qué ocurre?
Inspiro con profundidad y suelto el aire con un resoplido. Acomodo mis codos encima de su buró y dejo caer la mejilla en la palma de la mano derecha.
—Debes estar pasándolo fatal con Alice a tu alrededor.
—Javier no me gusta —insisto en susurros en tono cansado.
—Yo no hablé de Javier —comenta divertido y resoplo—, pero te molesta la decisión que tomó. —Apoya los codos en su mesa y deja caer el mentón en sus manos—. Haremos una cosa. Olvidemos por un tiempo los problemas sociales y concentrémonos en los sobrenaturales, que son mucho peor.
Rodea la mesa y nos dirigimos a la última planta. Austin toma varios libros de los estantes y los coloca en la mesa más próxima.
—¿Para qué es todo esto? —pregunto, sentándome en una silla marrón.
—Estudiarte —responde y frunzo el ceño—. A ti no, Allie, al elemento.
—Austin, te das cuenta que mi elemento es agua y la información está en la torre del al lado, ¿verdad?
—Eso pensaba yo… hasta que vi lo de anoche. —Abre un libro y busca en varias páginas hasta que se detiene en una—. Aquí está. —Coloca el libro frente a mí para leer el título del capítulo.
—¿El corazón eterno? Austin estás más loco que una cabra. ¿Qué cosa es esto?
—Esto es conocido como el corazón de Raquel —contesta, dando paso a que la curiosidad me embargue.
—Muy bien. Ya esto se está poniendo interesante. —Me acomodo inclinándome adelante con los codos encima de la mesa.
—Sabes que Raquel sufrió heridas muy graves en la última batalla en contra de su hermano Dorian. —Asiento—. Pues bien. En su último diario, Raquel tomó una decisión. Syryna, su mejor amiga, tenía que llevarla cerca del mar y allí le daría una parte de su corazón a Poseidón. —Suelto una carcajada limpia.
—¿A los dioses griegos también le gustaba este jaleo? ¿Ella no podía tener una muerte tranquila rodeada de hijos y gatos viviendo en una cabaña en mitad del bosque? A esta gente de verdad le gusta complicarse la vida. —Austin sonríe y niega con la cabeza.
—Déjame seguir, Allie. Raquel le entregó una décima parte de su corazón a Poseidón con una petición. “Cuando el peligro se encuentre contigo, entrégale esta pieza al escogido. Elige sabiamente o te enfrentarás a un gran castigo”.
—¿Una rima? —pregunto, y él suspira frustrado.
—Seguimos. Raquel dejó parte de su corazón por todos lados. Cielo, tierra, fuego. Cada uno de ellos tenía la misma misión. Se dice que Raquel dividió su corazón en 10 partes. Hasta ahora han aparecido 6 personas con el elemento vida.
—Por esa razón es que el elemento no se basa en uno solo, sino que está dividido entre ellos. Significa que hay cuatro más —comento.
—No tan rápido. Syryna escribió la última hoja del diario de Raquel o eso es lo que mi padre me dijo. Un pedazo de ese corazón se encuentra en la tumba de Raquel. Eso significa que todavía quedan varios usuarios vagando por ahí.
—O aún no han nacido.
—Yo creo que tengo uno delante —susurra y miro a mi alrededor.
—¿Yo? —Él asiente cuando me señalo—. Austin, ahora mismo he comprobado que estás como un cencerro. Es imposible. Mis padres son de agua y ambos son normales. ¿No se supone que deba haber algo raro?
—¿Algo raro? Desde que llegaste a este lugar pasan cosas raras.
—No me estás ayudando, ¿sabes?
—Primero rompes el espejo encantado que durante miles de años jamás ha tenido ni una fisura, el aumento de los ataques cold al colegio, y si le sumamos lo ocurrido en la capilla y en la noche de ayer… —Se cruza de brazos como si su conclusión fuera verídica—. Para mí todo concuerda. Solo faltaría que tuvieras una hermana menor. Sería lo único que no encajaría con mi hipótesis.
—¿Qué hay con eso? —Él se acercó un poco para hablar más bajo.
—El elemento vida no puede tener hermanos. En realidad, ningún elegido debe tener hermano menor. ¿Conoces la ley de los primogénitos?
—He escuchado de ella pero aún no hemos llegado a esa parte de la historia con Camille.
—La ley de los primogénitos fue algo que Raquel implantó en sus años de “juventud”
—Me estás dejando en “Babi” y llegando a “Lonia”, Austin.
—Dorian era el hermano mayor de Raquel. Al ver el monstruo en el que se convertía su hermano, decidió que si un elegido tenía un hermano menor, el mayor moriría a los 18 años.
—Pero eso es injusto —protesto.
—Estuve analizando, y todos los chicos que han sido “cold”, tenían hermanos o hermanas menores. Así que…
—Todos cumplían 18 años. ¿Por qué ellos?
—La persona que esté detrás de todo esto, sabe que si el último elemento vida aparece, sería su fin. El corazón eterno de Raquel guarda magia muy fuerte y pura. Solo un pedazo puede hacer catástrofes. Te curas a ti misma y anoche me curaste a mí, y puedo jurarte que yo estaba más muerto que el mismo Tutankamón en Egipto. Tenías a Lilian prisionera al suelo con ramas y formaste una burbuja de agua a su alrededor. Por Dios, Allison, ¡la electrocutaste con un rayo!
—Sigo sin creerlo. ¿Por qué yo? Es más. No lo quiero. Tu eres humano, así que te lo regalo.
—Allie, en primer lugar, las cosas no funcionan así. En segundo, aún no lo sé. Ni siquiera sé cómo lo obtuviste. Se supone que los protectores de las piezas te lo entregarían en persona. ¿Ningún extraño se ha acercado a ti y te ha dado un obsequio? —Coloca sus manos encima de la mesa.
Editado: 04.10.2024