El Quinto Elemento (elements I)

Capítulo 29 “Misma pregunta, dos respuestas”

Doy un último vistazo por la estancia antes de reunirme con Chris. Talia y Cameron bailaban juntos con una sonrisa en sus rostros. Brenda y Austin también ríen al bailar. Tom y Lilith hablan de forma emotiva con Jessie y Lester.

Un silbido familiar rompió mis pensamientos y me retiro del comedor en dirección a mi habitación. Una vez que dejo el hermoso vestido y me cambio a unos shorts cortos y sudadera, me dirijo a la última planta.

–Creí que no vendrías.

–No me gusta romper mis promesas. –Entramos juntos al vacío gimnasio.

Unas colchonetas oscuras están acomodadas en el suelo de madera. El fuego crepita sin detenerse en la chimenea. El agua en la fuente corre sin parar y el aire suave se adentra por las ventanas que daban a la parte trasera del colegio trayendo consigo algunos copos de nieve. La luz de la luna es tan intensa que no había necesidad de encender las lámparas del gimnasio.

–¿Estás lista? –pregunta Chris. Mi elaborado peinado se convirtió en un moño alto

–Claro que sí. ¿Con qué quieres comenzar?

–Empecemos con las caídas y después con los brazos.

–¿Para qué quieres enfrascarte en las caídas? –Pregunto quitándome las zapatillas y subiendo a las colchonetas.

–¿Rebeca te ha contado que nuestro colegio ha recibido varios ataques desde el año pasado? –Asiento mientras estiro mis brazos–. Pues, 2 de cada 10 se quedaban fuera de combate no solo por perder sus poderes en un instante o porque… morían en el intento. Las caídas le provocaban rupturas en piernas y brazos. –Hago un gesto de dolor–. Créeme. Fue muy doloroso. Gracias a Dios, escuché que los ataques cesaron recientemente.

–¿Cómo pretendes hacer eso?

–Fácil… –Fue hacia mí y termino en el borde de las colchonetas por sus ataques imprevistos– atacando. Vamos a hacerlo solo de cuerpo a cuerpo. Después lo intentaremos con fuego y agua.

Así comenzó la pelea nocturna. Chris me enseñó varias técnicas desde el piso. En el aire es un poco más complicado de lo que se ve.

–No creo que pueda hacerlo –digo intentando mantener el equilibrio en sus hombros. Sip, tenía mis pies apoyado en sus hombros y por primera vez, tuve vértigo de las alturas, a pesar que sus manos agarran fuertemente mis pantorrillas.

–No seas cobarde, pequeña –dice sonriendo.

–¿Yo cobarde? Chris, estoy a casi cuatro metros del suelo. –Levanto mis brazos de forma horizontal–. Un mal gesto y se me rompe el pescuezo. –Unos dedos me hacen cosquillas e intento no perder el equilibrio–. No hagas eso, que me voy a caer. –Las cosquillas me daban mucha risa. A este paso voy a terminar en el suelo–. No, Chris –dije sonriendo

–¿No qué, pequeña? –Él continúa haciéndome cosquillas y escucho su sonrisa ronca.

–No, Chris. Voy a caermeeeeeee. –Mi cuerpo se fue hacia atrás.

–¡Allison! –gritó Chris.

Mi cuerpo rebota en la colchoneta pero mi cabeza quedó entre los brazos de Chris. ¿Cómo lo hizo? Ni idea. Mi corazón palpita fuertemente por pasar uno de los mayores sustos de mi vida

–¿Estás bien? –Sus ojos negros me miran fijamente y la luna irradia en su cabello oscuro. Comienzo a reír a carcajadas. Chris me mira anonadado, pero al final terminó riendo conmigo.

–¡Qué susto he pasado! –dije con falta de aire y dolor en el estómago de tanto reírme.

–Al fin te hice sonreír  –añade y le miro secándome las lágrimas de tanto reírme.

–¿A qué te refieres? –pregunto y acerca su rostro tanto al mío, que nuestras narices casi se rozan.

–Después que te dejé con Javier, al rato entraste al comedor y tu cara no era la misma que cuando estábamos hablando afuera. L–a tristeza inundó mi mente con las palabras de Javier en ese entonces. «Dudo que otra persona pueda ocupar su lugar»–. Este chico sí que es idiota –susurró muy bajito–. Vamos a comer algo. Creo que queda algún resto de Nutella y dedos de pollo por ahí.

Se levantó y me ayudó a ponerme en pie. Un rato después nos habíamos terminado todo el contenido de la bolsa que Chris había subido.

–¿Tú aún le quieres? Te hablo de Talia.

–Ella fue mi primer amor, pero eso no significa que otra no pueda ocupar su lugar – dijo acercándose a la mitad del gimnasio. Misma pregunta, dos respuesta totalmente distintas. Chris recoger las colchoneta y miro el reloj de la pared. Casi es la media noche–. ¿Por qué la pregunta?

–Por nada. –Él simplemente me miró, negó con la cabeza y siguió con su labor. Media hora después, bajamos las escaleras.

–¿Mañana te paso a buscar? –pregunta cuando llegamos al primer escalón

–¿Qué tienes pensado?

–Es una sorpresa.

–Me gustan las sorpresas.

–Yo lo sé. –Con su dedo tocó la punta de mi nariz–. Hasta mañana, pequeña. –Besa mi mejilla y camino en dirección hacia mi habitación. Al entrar, un almohadón impactó en mi cara

–¿Dónde rayos estabas? –grita Brenda histérica.

–Entrenando –respondo y me siento al borde de su cama.

–¿Entrenando? ¿Sabes la hora que es?

–Mamá oca, solo estaba entrenando con Chris.

–Estaba súper preocupada por ti. –Paso mi brazo por sus hombros y la atraigo hacia mí.

–Todo estaba bien. Solo fue un poco de defensa y caídas –explico unos ojos negros vinieron a mi mente. ¡Y qué caídas!

–¿Y esa sonrisa boba a quién se debe? –Me empuja juguetonamente.

–A nadie, señora cotilla. –Me levanto y tomo la toalla con el neceser

–¿Qué vas a hacer mañana? –pregunta sentada en modo indio.

–Ni idea. Chris va a pasar a buscarme. Dice que es una sorpresa.

–¿Christopher Gray te invitó a salir? –preguntó asombrada–. ¿Qué pasa con Javier?

–¿Con Javier? Pues nada. Te dije que solo somos amigos. Él mismo me lo confirma cada vez que puede. –Me encojo de hombros aparentando despreocupación, pero hasta a mí me duele lo que está haciendo.

–Anda. Necesitas un baño. Apestas a sudor y a Chris Gray –dijo sonriendo de soslayo y entro al cuarto de baño.



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En el texto hay: aventura, amor, magia

Editado: 12.12.2021

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