Parece mentira que después de tanto tiempo, estoy resfriada por jugar en la nieve. Uno de mis pasatiempos favoritos después de surfear. Si me lo dicen, no me lo creo. Mamá y papá casi atraviesan el teléfono al escucharme con la voz tan quebrada. Ellie solo pudo burlarse y hacer chistes, y yo… pues yo intento no maldecir la generación futura de Christopher solo porque su hermano me cae muy bien.
—Ugh. Hasta me parece gracioso —comenta Brenda sentándose a mi lado rompiendo mis pensamientos asesinos hacia los Gray—. No me has contado como te fue hoy con el señor Gray.
—Súper divertido. Patinamos, reímos, comimos e hicimos muñecos de nieve. —Soplo la nariz nuevamente. Está roja como tomate.
—Te llevó al lago. —Asiento mientras sacudo mi nariz de nuevo—. Ahí es donde llevas a sus conquistas.
—Chris sabe que entre él y yo no hay nada. Ni tampoco lo habrá. Solo somos amigos.
—¿Has escuchado lo de amigos con derecho a roce? —ironiza Brenda y estornudo otra vez.
—Te digo que no. Yo se lo dije y él lo tiene claro. Lo menos que se me pasó por la cabeza es eso. Es verdad que está muy bueno y todo eso, pero… no quiero ser una más de la lista, Brenda. Ya me conoces.
—Te entiendo. —Coloca su mano en mi rodilla y le da un leve apretón—. Esperemos que él también lo entienda.
–—Has sabido de Javier hoy? —Ella fue a hablar, pero tocan la puerta—. Adelante. —Estornudo y sacudo mi nariz nuevamente. Unos ojos verdes me miran divertidos desde la puerta y sonrío—. Hola, Javi. Puedes pasar.
Está vestido con una sudadera color esmeralda, unos vaqueros y botas oscuras altas. Su cabello negro cae descuidado en su frente y trae las manos metidas en los bolsillos de los vaqueros.
—Solo quería saber cómo estabas.
—Voy a… salir un momento. Austin me pidió ayuda en la biblioteca —explica Brenda de forma sospechosa cuando llega a la puerta, dejándonos a Javier y a mí en un silencio un tanto incómodo.
—Estoy bien. Es solo un resfriado. Puedes sentarte si quieres. No creo que sea contagioso.
—Es un poco extraño que te enfermes. —Se siente en el bordillo de mi cama—. Los usuario vida son los más saludables… genéticamente.
—Seguramente con todo el problema de las marcas en el techo, la inmunología bajó un poco. Esto se me quita en un par de días.
Ayer fue un completo caos. Brenda y yo descubrimos unas escrituras extrañas en el techo. Pasé por todas las habitaciones de los chicos cold, y cada uno, encima de su cama tenía una igual a la mía.
Nuestra hipótesis es que de esa manera se iban formando los cold en el interior del colegio. La directora Smith y Javier fueron los siguientes en saber que era del elemento vida. Austin, el protegido de la directora, fue el primero en darse cuenta.
—Ese chico no te conviene, Allison.
—¿Otra vez, Javier? —Este tema me está cansando un poco—. ¿Por qué todo el mundo da su opinión cuando yo no la he pedido? Yo decido lo que me conviene o no. Además, Chris y yo no estamos saliendo, así que puedes dejar de preocuparte. —Sueno mi nariz nuevamente.
Cuando mis padres se enteren de esto, se volverán locos. Frunzo el ceño al analizar mis propias palabras. Si ningún usuario agua puede curarse, ¿cómo puede ser posible que ellos me hayan enseñado?
—Christopher es mi amigo, y como le conozco, sé que no te conviene.
—Te lo vuelvo a preguntar. ¿Me metí en tu relación cuando volviste con la hurraca insoportable de Alice? ¿Te he dicho algo de las cartas que le envías desde que se fue? —Abre los ojos, asombrado. Había descubierto su pequeño secreto—. Lo supe todo este tiempo y nunca te dije nada. —Boto la toalla sucia en el cesto debajo de la mesa y tomo otra limpia—. ¿Para qué? El hombre no aprende por cabeza ajena. Si hay algo que admiro de mis padres es que apoyan mis decisiones. Si me sale bien, pues bien. Si sale mal, me dan una palmada en la espalda y continúo mi travesía. Solo uno aprende de los errores propios.
Muerde su labio inferior como si estuviera aguantando las ganas de zarandearme.
—No quiero que salgas herida, Allie. —Sus ojos verdes no dejan de mirarme. Se han aclarado como nunca los había visto.
—Si no siento nada, ¿cómo voy a salir herida? —Sonrío ante mi mentira y estornudo una vez más—. La gracia de hoy me costó un resfriado en el segundo día de diciembre. —Gruño por lo bajo. Me enfermo en mi época favorita del año—. Él solo está de pasada, Javi. No le gusta estar anclado a nadie —insisto, intentando convencerlo a él y a mí.
—Eso podría cambiar, y lo sabes, McKenzie
«Su corazón está unido solamente a Talia. Entiéndalo de una vez», pienso.
—No lo conoces como yo.
—Chris solo quiere disfrutar de la vida. Él es un buen chico. Es una lástima que pocos sepan verlo.
—Es mi amigo y conozco el pie por el que cojea.
—Deberías decirle lo que piensas. Si es tan mala influencia, ¿cómo puedes considerarlo tu amigo? Es más, si es tu amigo y no está aquí para defenderse, deberías hacerlo tú por él, aunque después quieras romperle su cara bonita en privado.
—¿Cara bonita?
—¿Es en serio? —protesto y sonríe con picardía—. De todo lo que te dije, ¿eso fue lo único que se te grabó? —Niego con la cabeza y tomo otro klenex cuando desecho el anterior—. Definitivo. Los hombres tienen solo dos neuronas que siempre están en corto circuito. Es solo un amigo, Javier —aclaro una vez más—. Salimos hoy del colegio para disfrutar de la nieve y respirar un poco de calma. Aunque pasara algo entre ambos, nada puedes hacer.
—Con amigos como tú, ¿para qué quiero enemigos, León? —habla una voz grave desde la puerta. Javier miró en dirección a la puerta. Mis ojos chocan con dos pupilas oscuras y un mentón demasiado relajado si escuchó parte de la conversación.
—Chris —susurro, apenada.
—Lo que más me gustó de todo fue que pensaras que tenía una cara bonita, pequeña —dice con ironía y yo pongo los ojos en blanco—. No sabía que pensabas tan mal de mí, Javier —Chris está recostado al marco de la puerta con los brazos cruzados en el pecho—. Deberías ser como Allison. Le encanta decirme todo en mi… cara bonita. Si me gusta lo que me dice, bien y si no… también me tiene que gustar. Tengo que cuadrarme y callarme.
Editado: 04.10.2024