El Quinto Elemento (elements I)

Capítulo 33 “Syryna”

Al tocar la almohada con la cabeza, el sueño me alcanza. Todo es oscuridad hasta que nubes grises se acercan a mí y dos segundos después se disipan, dejándome en la popa de un barco gigante. Mi pijama fue cambiado por un vestido veraniego color crema con rosas rojas y negras, y unas sandalias doradas.

La brisa azota mi cara con fuerza y mi pelo suelto baila a su aire. Agarro la barandilla con las manos y veo como los delfines saltan entre las olas a lo lejos. Las gaviotas surcan el cielo con lentitud y algunas caen en picada al océano en busca de comida. Sonreí y respiro profundamente inundando mis pulmones con el olor del mar.

Todo el panorama de tranquilidad que tengo frente a mi cambia de repente. Las olas comienzan a moverse con violencia y chocan con fuerza contra el barco. Los cielos se oscurecen mostrando la tormenta que se avecina y las aves desaparecen. Los delfines dejan de saltar y el viento azota con mucha fuerza.

«¿Qué está pasando aquí?», pienso estupefacta por este sueño tan extraño.

Un grito aterrador llega desde abajo. Corro con todas mis fuerzas y bajo las escaleras a la velocidad que mis piernas me dejan, hasta que vislumbro un grupo de personas cerca del borde del barco.

Los sollozos de la mujer son tan fuertes que desgarran mi corazón. Intento abrirme paso, pero las personas no me dejan hasta que todo comienza a ponerse borroso. Las personas se convirtieron en sombras y todo desaparece. El mar, el cielo y el barco son sustituidos por un vasto desierto.

Las dunas de arena son muy altas. El ambiente es un poco frío, aunque no corre aire. Las estrellas brillan con intensidad, pero la luna ilumina mucho más el cielo oscuro que las propias estrellas.

«¿Dónde estoy?», miro a mi alrededor. «¿Qué clase de sueño es este?», pienso mientras la confusión embarga mi mente, pero al mismo tiempo la curiosidad se abre paso.

—Hace años hubiera dado todo por ver ese ceño fruncido —dice una voz a mi espalda y me giro para confrontarla—. Eras muy pequeña cuando te vi por primera vez.

Ante mi tenía a una adolescente. Cabello rojo y ojos verdes. Su piel trigueña es iluminada por la luz de la luna. Un vestido blanco sin mangas hasta el suelo se mueve, a pesar que no había ni una pequeña brisa. Este se ajusta en su cintura por una cinta del mismo color de sus ojos.

—¿Quién es usted? —Cierro mis manos en puños y la arena se arremolina a mi alrededor.

—Vaya. —Sonríe y noto asombro en su mirada. Veo que te has adaptado bien. Es hora de jugar entonces. —Abro los ojos al recordar esas palabras.

–Fue usted. —Relajo mis manos y toda la arena a mi alrededor cae al suelo—. Usted fue la que me habló en la capilla.

—Es un gusto conocerte finalmente, Allison. Mi nombre es Syryna.

«¿Dónde he escuchado ese nombre?», pensé y luego recuerdo.

Caigo sentada en el suelo polvoroso.

—Eres la mejor amiga de Raquel. —Niego con la cabeza. Tiene que ser un error—. Raquel murió hace siglos. Es imposible que…

—Estás desorientada y con muchas preguntas. Es comprensible.

—¿Qué es este lugar? ¿Qué pasó con el barco que vi hace un instante?

—Todo será respondido a su debido tiempo. —Pongo los ojos en blanco.

—Odio cuando dicen esa frase en las películas.

—Raquel también decía lo mismo, pero eso lo discutiremos en otra ocasión. —Mira hacia mi cuello y con la punta de mis dedos toco el pequeño delfín—. ¿Quieres caminar? Si te quitas los zapatos es mucho más cómodo.

En este sueño tan raro, tengo puesto unos jeans de cuero oscuro, un top carmesí y mi pelo se había recogido en una trenza francesa. Las botas que tenía en ese entonces desaparecieron. Más que una petición, fue una orden. Asiento y comienza a caminar hacia las dunas a mi derecha. Corro hasta colocarme a su lado.

—¿Dónde estamos?

—Este es uno de mis lugares favoritos en el mundo.

—¿El desierto? —Ironizo y ella bufa—. Para ser de agua, esto es un poco raro. Yo me quedo con las playas de California. Gracias.

—Eres muy perspicaz, McKenzie.

—¿Conoces mi apellido?

—He estado cuidando de ti desde que te vi por primera vez en el hospital —responde y detengo mis pasos.

—Un momento. ¿Cómo que en el hospital? —Ella sonríe con amplitud y sigue su camino.

—¿Crees que tus padres la tenían fácil antes de concebirte? —Niega con la cabeza—. Erick y Mía… perdón. Después de lo ocurrido, Steve y Nanneth abandonaron todo. El alto consejo no se los puso nada fácil. Eran uno de los mejores guardianes en la época. No iban a dejar que se fueran de rositas tan fácilmente. Allison, ver que la luz de los ojos de un amigo se desvanece frente a ti no es nada fácil de superar.

—¿Lo dices por Raquel? —pregunto y ella asiente.

—Y por alguien más. Trabajaron muy duro, y para cuando tú naciste, todo empeoró. Raquel casi me mata cuando les conseguí trabajo a ambos.

—¿Raquel está viva?

—Esa mujer es más dura de matar de lo que crees. Su cuerpo está oculto, pero su alma sigue haciendo de las suyas. El día de tu iniciación en el colegio, casi te mata por una de sus travesuras.

Mi cabeza es un remolino de confusiones y muchas preguntas sin respuesta.

«¿Casi me mata? Si el día de mi inicio en “Elements” el que salió perdiendo fue Javier», pienso confundida.

—Tus padres recibieron mucha ayuda. Rebeca, Camille y Brad hicieron un buen trabajo, yo… solo le ponía las migajas. Tus padres nunca lo supieron, pero sus amigos siempre estaban pendientes de ellos hasta que ustedes desaparecieron sin dejar rastro. Encontrarte no fue nada fácil. Ni para ellos, ni para mí.

—¿Por qué me cuenta todo esto? Ni siquiera debería de creerle. Es una completa extraña, y no tengo ninguna prueba que sea la verdadera Syryna.

—Eres muy inteligente, Allison. Solo cuentas con mi palabra. Estuve gastando muchos recursos y al final estabas más cerca de lo que pensaba. Ellie fue quien te delató. Se parece mucho a ti. —Escuchar el nombre de mi hermana me da nostalgia—. Le extrañas.



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En el texto hay: aventura, amor, magia

Editado: 04.10.2024

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