El hambre que tengo esta mañana es atroz. Es como si no hubiera comido en una semana y mi estómago no tuviera fondo. El hambre es insaciable. Para cuando levanto la cabeza del plato, mis amigos me miran con los ojos bien abiertos. Si fuera yo, mi expresión sería la misma que la de ellos.
—¿Se puede saber qué hiciste para que estés tan famélica? —pregunta Lilith apuntándome con el tenedor.
—Les voy a ser sincera. —Limpio el contorno de los labios con una servilleta y la lanzo la mesa—. No tengo ni idea de lo que me pasa. Es como si mi estómago no tuviera fondo.
—Eso podemos verlo —dice Brenda con ironía y se acercó a mí—. ¿Segura que solamente vieron las estrellas anoche? —susurra bien bajito y la empujo juguetonamente.
—Cotilla —hablo por lo bajo.
—Si sigues así, a este paso vas a rodar por las escaleras del dormitorio —añade y sonríe.
—Eso lo dudo. Chris la tiene sin aliento en las clases de Defensa —me defiende Tommy y chocamos las palmas de las manos.
—¿Ven? Ese es un amigo de verdad —aclaro y le guiño el ojo.
—Eso me ha dado directo en el corazón, pequeña —habla una voz a mis espaldas.
—Chris —digo con emoción. Demasiada emoción… creo.
—Puedo sentarme? —pregunta, con dudas.
Lilith y Tommy se miran, y a regañadientes le hacen espacio. Se acomoda frente a mí y ahogo un grito al verlo.
—¡¿Qué rayos te pasó en la cara?! —No sé si pregunté o exclamé.
Lo que si sabía es que estoy molesta. En el pómulo derecho de Chris está naciendo un cardenal recién hecho y tiene el labio partido.
—Me golpeé con la puerta a la hora de salir —contesta y le da un sorbo a su vaso.
—Sí, claro —digo con ironía—. Mi madre es la directora del colegio y mi primo es Jason Momoa.
—¿De verdad? —pregunta Lilith con inocencia y Tommy golpea su frente.
—¿Quién te hizo eso, Christopher? —insisto.
—Tranquila, pequeña. Se me quita en unos días —responde y bufo por lo bajo.
—Buenos días —saluda Austin, cantarín—. Wow, eso es un buen derechazo, Chris. —El aludido gruñó por lo bajo mientras Austin se coloca entre Brenda y yo.
—¡Oye! —protesta la asiática—. Ese es mi puesto.
—Yo también te quiero. —Austin le planta un beso a Brenda y ella se deja.
—Vamos, chicos, estamos desayunando —protesta Tommy y cubre sus ojos.
—Búsquense un lugar privado —secunda Lilith mirando hacia otro lado con sus mejillas enrojecidas.
Chris sonríe al verlos. Toda la rabia que tenía hace un momento se esfuma cuando curvó sus labios en ese gesto tan cariñoso mostrando sus hoyuelos. Sus ojos negros no dejan los míos cuando coincidimos y su risa no desaparece a pesar del gesto de dolor que hizo.
—Chicos, en serio, será mejor que dejen el morreo para otro momento o voy a terminar en enfermería por un coma diabético —digo, y finalmente mis amigos se separaron. Brenda tiene las mejillas rosadas y Austin está henchido de alegría.
—¿Chris te dio mi mensaje? —susurra él en mi oído y yo asiento.
—Después de clases, paso por la biblioteca. Por alguna casualidad, ¿no tendrás alguna fotografía de Syryna en algún lado?
—Tendría que buscar, pero me parece que en los archivos de mi padre había una fotografía. Más que una fotografía, una pintura. En ese tiempo no creo que existieran las cámaras fotográficas.
—¿Podrías hacerme el favor de buscarla? Sería de mucha ayuda. —Él asiente a mi petición—. Gracias.
La clase de Defensa la hicimos nuevamente al aire libre. El frío es horrible. Chris me abraza por detrás y el calor inunda mi cuerpo. Las preguntas que tenía ayer en mi cabeza acaban de ser respondidas. Que sea un chico de fuego tiene sus cosas buenas. Chicas y chicos de fuego hicieron lo mismo. Increíblemente, Talia abrazó a Brenda y Cameron a Javier.
—En serio, profesor, este frío no nos deja ni mover una pierna —habla un disgustado James, un chico de tierra.
—Según cuenta la historia, una de las grandes batallas entre Dorian y Raquel fue en invierno —explica Brad. Las protestas y exclamaciones comenzaron.
—Vamos, profesor. Los estudiantes que tenían síntomas de cold fueron puestos en cuarentena —protesta un chico árabe usuario de aire.
—Kalhib, hay peligros mucho más grandes que los cold.
Con esas palabras de Brad, el silencio reina entre nosotros. A mi mente llegaron las palabras de Syryna. «Los cold son el menor de tus problemas».
—Cuando ustedes salgan de estas paredes, serán puestos como guardianes, y los cold van a ser el mínimo de sus problemas. En tercer año, van a tener que elegir una carrera y dependiendo de eso, se les asignara una persona. Aunque algunos ya lo tengan desde nacimiento —dice mirándome a mí… o a Chris—. Ahora, no sé dónde los pondrán o junto a quién, pero es mi trabajo tenerlos preparados para todo tipo de lugares o ambientes.
—Pero, este frío es insoportable —replica Kate, una de agua.
—Si sufren en invierno, no quieren saber lo que es pasar un verano en Texas —añade Brad con sorna—. Es hora de trabajar. Como ven, todo está congelado. La complejidad de este ambiente dificulta el trabajo de los usuarios de agua.
—Eso significa que es imposible que nos manden a un trabajo en un ambiente como este —protesta Kenya, una chica de agua. Creo que ella es de Sudáfrica. Brad sonríe de soslayo.
—Algunos recordarán el ataque que tuvo Allison hace unas semanas.
Todas las miradas de mis compañeros se posan en mí. Me siento pequeña debajo de su escrutinio y trago en seco. Chris debe haber sentido mi vergüenza, porque me abraza mucho más fuerte
—Ese ataque fue hecho con hielo. Agua lo suficientemente fría como para congelarla y casi matarla. Alice ya no está entre nosotros, pero como pudieron apreciar ese día, el ataque dejó muy malherida a la señorita McKenzie. Con eso les digo que este ambiente es el mejor para ustedes. —Escucho una pequeña sonrisa proveniente de Chris—. Es posible que sean el elemento más poderoso en este campo de batalla. Espero que las clases de química del profesor Partner no se les haya olvidado. Las van a necesitar.
Editado: 04.10.2024