El Quinto Elemento (elements I)

Capítulo 37 “Pasadizo secreto”

A la medianoche, estamos todos frente a las enormes puertas del comedor. El frío es mayor a esta hora, así que Chris me abrazó y todo el frío de mi cuerpo desapareció.

–Muy bien, Cameron –habló Brenda tiritando del frío–. ¿Cuál es ese lugar al que no podemos acceder a las 9 o 10 de la noche como personas normales?

El aludido sonrió de soslayo y abrió una de las puertas del comedor. Se acercaron a la última columna derecha más cercana a la puerta.

–¿Recuerdas esa vez que jugamos a los escondidos y no lograste encontrarme? –le pregunta Cameron a Chris y este último asintió.

–¿Te escondiste en el comedor? –añade mi chico sonriendo.

–Me escondí… en las paredes del comedor –respondió Cameron con sorna. Coloca la mano encima de la cabeza del dragón y la empuja hacia adentro.

Los bloques de la pared a nuestra derecha comenzaron a moverse y apareció frente a nosotros un pasadizo más oscuro que el iris de Chris.

–¿Cómo encontraste este lugar? –pregunta mi chico con curiosidad.

–Secretos, hermanito. Vamos. –Cameron encendió una llama de fuego en la palma de su mano y entró de primero.

Una vez que todos estábamos del otro lado, la pared se cerró a nuestras espaldas. Cameron sopló su mano y pequeñas flamas salieron en dirección a la pared hacia unas antorchas metálicas ancladas a nuestra derecha. Todo el pasadizo fue iluminando poco a poco las paredes de bloques rojos antiguos y el suelo de concreto gris.

Después de caminar durante unos minutos, entramos a un lugar muy espacioso. En las palmas de las manos de Talia y Cameron aparecieron flamas nuevamente y las lanzaron hacia adelante. Las flamas volaron por todo el lugar y muchas antorchas se encendieron al mismo tiempo iluminando toda la estancia circular frente a nosotros.

Las paredes rojizas son de al menos seis metros de alto y se unen en el techo en forma de cúpula. Cinco columnas enormes son la base todo el lugar. Dos a cada lado y una da al frente de la entrada. Desde la parte alta de las columnas, salen cinco triángulos uniéndose con el de al lado sin llegar al centro del techo.

Bajo los escalones de piedra con lentitud mientras admiro el techo con curiosidad. Los elementos del colegio están esculpidos en él, de forma detallada en cada triángulo. El dragón y el delfín a la derecha, la paloma y el árbol a la izquierda, y el ave fénix en el del medio. De la puerta principal también brota un triángulo pero solo hay un espacio vacío, como si faltara algo o estuviera roto.

Algunos estantes al fondo están llenos de libros. Unas mesas de madera oscura están empotradas en la pared y las sillas son tan rústicas y antiguas como las mesas. Finalmente nos acercamos a la enorme mesa circular del centro

–¿Qué es este lugar? –pregunta Tommy

–La sala de resguardo de Arthur Carrington –responde Austin soltando la mano de Brenda y mira a su alrededor con curiosidad.

–Este hombre sí que era un poco raro –dijo Lilith pasando un dedo por la superficie de la mesa–. Ugh. Esto necesita un poco de limpieza.

–Según se dice, Arthur Carrington era un hombre un poco paranoico –explica Austin mientras nos acomodamos alrededor de la mesa central–. ¿Desde hace cuánto tiempo vienen aquí? –Talia y Cameron se miraron, y sonrieron descaradamente–. Olvídenlo. No quiero detalles.

–Bien, chicos –habla Talia–, ya que estamos en un lugar seguro a 6 metros bajo tierra, creo que ya pueden contarnos lo que está pasando. –Austin y yo nos miramos

–Creemos que hay un topo en el colegio –respondo yo.

–Eso lo sabemos desde que ustedes descubrieron las palabras en el techo de las habitaciones –interviene Cameron con los brazos cruzados.

–No, chicos. No entienden. –Esta vez habló Austin–. Ayer hice un conteo de los diarios de Raquel y faltan entre 8 o 10 de ellos.

–¿Cómo que faltan? –pregunta Brenda preocupada–. Se supone que tú eres el que los custodias.

–Fueron robados o tomados en el tiempo de mi padre –explica Austin–. No había rastro de que fueran extraídos hace poco.

–¿Cómo te diste cuenta? –pregunta Lilith.

–Quise estudiar más a fondo las palabras encontradas en las habitaciones, el ritual o el tiempo de conversión. Sabía un poco porque mi padre me contaba cuando era un crío. Para cuando fui a buscarlo… ya no estaba.

–También creemos que… el asesinato el papá de Austin fue por esos diarios –dije mirando a mi amigo–. No encontraron los diarios en la biblioteca… así que fueron por él.

–Si esa hipótesis es correcta, eso significa que todo este remolino de acontecimientos viene desde mucho antes de lo que pensábamos –añade Javier con voz grave mirándome fijamente.

–Chicos, también descubrí que la persona que escribió los primeros diarios no fue la misma que escribió el resto. Pienso que solo hay dos variantes en esto. –Austin suspiró apesadumbrado–. La primera es que los diarios fueron escritos por alguien más. La segunda es que el resto de los diarios son falsos.

–Si esos diarios son falsos, entonces todo lo que conocemos puede ser mentira –habló Javier nuevamente y aprieto la mano de Chris. Si todo es falso, es posible que la ley de los primogénitos también.

–¿Cómo sabremos si son falsos o escritos por alguien más? –pregunta Lilith–. Esas cosas tienen más de 100 años.

–Tengo que revisarlos más a fondo, pero los primeros diarios de Raquel tenían una marca específica ya sea con magia o impregnada en la carátula –contesta Austin.

–¿Tu papá nunca te habló de eso o te dio una pista? También es posible que esto ocurriera entre el tiempo de su muerte y cuando aceptaste el puesto en el colegio –opina Cameron–. Hay que revisar una planta entera para decidir cuál es verdadero y cuál es falso.

–Eso requeriría mucho tiempo, Cameron –intercede Talia–. El solsticio de invierno se acerca y es demasiado contenido. ¿Existe alguna manera de ayudarte, Austin? –El aludido negó con la cabeza.



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En el texto hay: aventura, amor, magia

Editado: 12.12.2021

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