Una hora después, atravieso las puertas del colegio en los brazos de Chris. No tenía fuerzas ni para caminar. Mi magia se había agotado completamente en la cima. El sermón de mis amigos fue mucho más tedioso que el mismo examen.
Amelia me dio un frasco con un sabor y olor asqueroso que renovó mis fuerzas casi a la mitad, pero no iba a negarme a que mi chico me cargara en sus fornidos brazos.
Entro a la habitación, coloco el huevo en la mesa y me acomodo en el borde de la cama cuando la puerta se abre.
—¿Puedo pasar?
—Claro, Chris. Eso no se pregunta. —Sonrío y mi chico se sienta a mi lado. Coloca su huevo al lado del mío y suspiró
—Estuve muy preocupado por ti, Allison.
—Lo siento mucho. No podía dejar ese huevo allá arriba, y no sabía qué hacer. En mi interior sentía que debía protegerlo. Creo que es algo relacionado con mi elemento.
—Lo sé. Es que, por un momento creí que te perdería.
—Las mujeres de mi familia somos así. Ellie es mucho peor que yo. Ella se lanza sin importarle perder su vida en el intento. Tengo un deber mucho más grande, Chris. Discúlpame si es una carga demasiado grande para ti. Yo…
—No sigas, por favor. —Toma mi rostro entre sus manos y me golpeo mentalmente al ver como sus ojos se van llenando de lágrimas. Chris no es una persona de llorar—. Hoy comprobé que, si algún día te pierdo, soy capaz de volverme loco. Buscamos miles de opciones desde que escuchamos el grito de Lilith. Y cuando describiste a la bestia, te juro que pensé en quemar el bosque entero con tal de llegar a ti a tiempo.
—¿Cómo lograron llegar? Según Amelia, una vez que sales del Monte Amat, es imposible volver a entrar.
—Tommy le hizo algo a los relojes y fuimos capaz de transportarnos hasta la cima. Cuando lo vi tan cerca de ti, el tiempo se detuvo para mí. Tommy fue el primero en reaccionar. Lilith lo obligó a traerla.
—Regresaron por mí —digo con un nudo en la garganta.
—Somos tus amigos, Allie —habla Brenda desde la puerta—. Yo no sé ellos —Entra a la habitación y le siguen Lilith, Javier, Austin, Cameron, Talia y Tommy—, pero yo, Brenda Clark, me dije a mí misma que nunca te abandonaría.
—Todos pensamos igual que Brenda —añade Lilith.
—Allison —habla mi madre desde la puerta. Miro a mis amigos y después a mis maletas hechas al otro lado de la cama. Sus ojos verdes me observan con tristeza—. Está casi todo listo. Tu padre está terminando los trámites.
—¿Trámites? —pregunta Brenda confundida—. ¿Qué trámites?
—Fui la última en el examen y la única forma de poder quedarme en el solsticio de invierno para encontrar la tumba de Raquel fue aceptando la propuesta de mis padres de dejar el colegio a final de año.
—Por esa razón querías que yo saliera primero —murmura Lilith.
—¡¿Qué?! Pero no pueden hacer eso —intercede Austin.
—Tranquilo, estoy bien con eso —digo aguantando el dolor que crece en mi pecho.
—Chris, di algo —protesta Cameron. Ambos hermanos se miran—. Tú ya sabías de todo esto.
—Lo siento mucho de verdad —susurro intentando que no se note mi voz quebrada. El nudo en mi estómago crece con rapidez.
—No me lo puedo creer —protesta Brenda molesta y sale de la habitación pisando fuerte. Austin va detrás de ella. Chris se guarda el huevo en el bolsillo de la sudadera, toma mis maletas y sale al pasillo.
—¿Cuándo pensabas decirlo? —pregunta Talia de brazos cruzados con cara molesta.
—No pensaba hacerlo. La idea era salir de vacaciones y no entrar más al colegio.
Mi pecho se aprieta con fuerza. Decirlo en voz alta no es tan fácil como lo pensé.
—Te espero abajo —dijo mamá en susurros.
—No me gustan las despedidas —murmuro.
—¿Y quién habló de despedirse? —añade Tommy en tono divertido.
—Todavía quedan las vacaciones de verano —propuso Lilith—, y tu cumpleaños.
—Acción de gracias también entra en ese listado. Tu padre hace un pavo exquisito —añade Talia.
Todos me abrazan en grupo y las lágrimas se acumulan en mis ojos. Unos minutos después salgo al pasillo seguida por mis amigos. Mis padres, la directora Rebeca y Chris me esperan cerca de la fuente.
—Piénsalo mejor, Anne —susurra mi padre.
—Ya la perdí una vez, Steve. No puedo perderla de nuevo —insiste mi madre negando con la cabeza.
—No la vas a perder, querida —interviene la directora—. ¿Cuántos dolores de cabeza ustedes me dieron antes de comenzar? —pregunta hacia mis padres, y ambos bajan la cabeza.
—Tranquila, directora. Yo lo acepté hace meses —intervengo con voz trémula.
—Pero nosotros no —interviene Brenda—. Por Dios, Allie. En este año hemos luchado, reído y sufrido juntos. No es justo que te vayas de esa forma. —Mi amiga tiene sus ojos enrojecidos. Miro a mi madre y veo la duda pasar por sus ojos—. Ella no merece salir del colegio. Por favor, señora McKenzie —ruega mi amiga y le abrazo con suavidad.
—Pasa por casa para mi cumpleaños —susurro, pero ella niega con la cabeza en mi hombro. Asiento hacia Austin y él aparta a Brenda de mi—. Directora Carlisle —Le extiendo la mano con el huevo del examen—, creo que debo regresarle esto.
—Rebeca —habla Chris y en las manos de la directora puso otro más–, este lo encontramos también arriba. —Ella frunce el ceño, extrañada.
—Eso es imposible. Eran exactos. Uno para cada estudiante. Lo siento, señor Gray, pero esto es suyo. —Devuelve el huevo a Chris—. Aunque pocos lo crean, los Varázsbarát eligen a sus dueños. No es que hayas elegido un huevo al azar. Tomaste el correcto. En mis manos moriría. —Me entrega el mío y cierra mi mano con suavidad—. A pesar de no gustarme la decisión, debo aceptarle, pero esto te pertenece. Muchas gracias, señorita McKenzie. Fue un placer conocerla en persona, finalmente. —Sus ojos se tornan violetas por un segundo y sonríe.
—El Team Piña no será lo mismo sin ti —dice Brenda abrazada a Austin. Todos se retiran, y me quedo con mis padres y Chris cerca de la fuente.
Editado: 04.10.2024