En el sótano de su casa estaba muy alegre Rodrigo Paz, agradecía a Dios por permitirle trabajosamente escribir a mano en cientos de hojas de papel, las cuales pegaba en las cuatro paredes del lugar, todo esto lo había empezado varias noches atrás, y lo hacía a escondidas de su esposa e hijos.
Rodrigo desde niño siempre se sintió disgustado de su físico y sentimientos, reprimía constantemente muchos de sus pensamientos y emociones, nunca estaba contento ni satisfecho con cada trabajo que ejecutaba, por cada error que cometía se lo reprochaba de manera muy trágica; sintiendo pena, inseguridad y tristeza. Todas estas malas actitudes se originaron por los malos tratos que recibió de sus padres, los cuales por cualquier motivo lo humillaron con fuertes insultos, además lo golpearon innumerable veces a la vista de todos.
Las anteriores dificultades las contó con gran vergüenza a cierto maestro en desarrollo personal, éste le recomendó escribir mucho a solas, dijo también el señor que los escritos se pueden usar como terapias eficaces para desahogar el subconsciente y para alterar cualquier mal recuerdo.
Entonces Rodrigo comenzó a apuntar las cientos de mentiras que lo habían atormentado durante largos años, y luego las tachaba así: no disfruto nada de mi vida, poseo la peor mala suerte, soy un tremendo fracaso, no tengo solución, etc. Cada vez que escribía se sentía animado, fuerte y bastante diferente. Perdonó a todos y sobre todo a él mismo, por lo que su vida y la de sus seres queridos que lo rodean nunca volvieron a tener muchas dificultades.