El rastro de la luna

Un enigmático vecino nuevo

Y fue justo una semana después de aquella llamada cuando mi vida giró completamente. Mis historias habían sido bien recibidas y una propuesta editorial reposaba en mi correo. Ya no sólo sería una escritora fantasma detrás de un seudónimo. Además de los frutos de mi proceso creativo, los sentimientos también dieron un vuelco. Ya no recordaba con intensidad aquel amor fugaz de índole virtual, en ese momento yo era mi mayor prioridad. 
Aquella noche estaba frente a la ventana observando la luna, pues ella siempre me inspiraba. De repente vi una mudanza en la casa diagonal a la mía. Se trataba de un hombre joven y muy apuesto. Desconcertada por la aparición de este nuevo vecino, me planteé todo tipo de preguntas y suposiciones. ¿Quién era este hombre? ¿Qué lo había llevado a mudarse aquí? Las incógnitas bailaban en mi mente mientras seguía observando su movimiento dentro de su nueva morada. A medida que pasaban los días, comenzamos a cruzarnos en el vecindario. Nos saludábamos tímidamente, intercambiando sonrisas y cortas palabras de cortesía. La curiosidad crecía dentro de mí, y a veces me encontraba observando furtivamente a través de las cortinas cuando él salía de su casa. Eventualmente, nuestros encuentros se volvieron más frecuentes y prolongados. Comenzamos a conversar de manera casual, descubriendo intereses en común y compartiendo momentos divertidos. Mi fascinación por él aumentaba, cada vez más atraída por su inteligencia, su sentido del humor y esa mirada enigmática que parecía esconder historias por contar. 
 



#6330 en Fantasía

En el texto hay: luna, amorimposible, hombrelobo

Editado: 01.08.2023

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