El rastro de la maldad

Cap. 13.- El encuentro de los discípulos

Sachi, Reijiro, Sekai y Subaru mantuvieron la vista fija en la puerta abierta. Lo único que se veía era una calle nublada y aparentemente solitaria, haciendo que el grito escuchado anteriormente quedara fuera de lugar. De repente, la presencia de una silueta se hizo visible, y ésta se acercó a la casa hasta detenerse en el umbral de la puerta.

—Akane —musitó Reijiro.
—Que agradable es ver que me recuerdas —dijo Akane, entrando al lugar, el cual recorrió con la mirada—. Realmente la suerte te sonrió, ¿no? Me gustaría poder decir lo mismo.

Akane fijó su mirada en Reijiro y dijo:

—Sabes lo que quiero. Sabes a quien busco. Dime dónde está…

El chico se detuvo, analizando fijamente a su interlocutor. Sekai y Subaru dieron un paso al frente mientras que Sachi se escabulló fuera del foco de atención. Reijiro se dio cuenta muy tarde de lo que sucedía: siendo nigromante, Akane podía ver claramente que él tenía dos almas y no le costaría nada reconocer a la esencia intrusa dentro de su cuerpo.

—Tú… dijo Akane, montando en cólera—. ¡Tienes lo que debería ser mío!

Con rapidez, Akane cruzó el vestíbulo desenvainando una espada, y ante el peligro inminente, Reijiro retrocedió. En ese instante, Sachi apareció enfrentándose a Akane con una ninjato sujeta en su mano izquierda, cuyo filo dirigió hacia él bloqueando el ataque de su espada. La muchacha empujó el arma hacia adelante, provocando que su contrincante retrocediera bruscamente; Akane la observó fijamente, notando la espada que sostenía en su mano derecha, y sonrió.

—¿Esta es la mujer por la que llorabas todas las noches? —preguntó, dirigiéndose a Reijiro—. Es bonita… pero igual la voy a destruir.
—Puedes intentarlo —replicó Sachi con una sonrisa.

Akane extendió un brazo, pero antes de que pudiera hacer nada, Sachi le lanzó una espada a Reijiro y arremetió contra él, lanzando un ataque con la ninjato que Akane bloqueó con la espada, Sachi le dio una patada en el pecho que lo hizo trastabillar, y giró sobre su eje con la espada en alto, haciéndole un corte en la mejilla a su contrincante y, con un movimiento descendiente, dirigió la espada hacia su torso. Akane esquivó el arma y sujetó el brazo de Sachi, torciéndolo por detrás de su espalda, y le rodeó el cuello con un brazo; pero la chica le propinó un golpe en la cara con el dorso de la mano, para después golpear la parte baja del abdomen con el codo, zafándose de su agarre.

Fue en ese momento que Reijiro tomó el relevo, enfrentándose a Akane con la espada, dirigiendo la afilada hija al pecho de éste con la intención de atravesarlo; Akane se desplazó hacia un costado, evitando el arma, y atacó lanzando un golpe a su contrincante con la intención de decapitarlo; Reijiro interpuso su arma para bloquear el ataque y, en ese momento, Akane se acercó apoyando un dedo en el pecho para así paralizarlo con el efecto de rigor mortis, notando con sorpresa cómo no sucedía nada. Reijiro le tomó de la muñeca y Akane lo golpeó con el canto de la mano libre para soltarse.

—Creo que es hora de que invite a mis pequeñas —dijo, haciendo un gesto de llamada con la mano.

De repente, cientos de manos esqueléticas entraron en la casa con la intención de arrastrar consigo todo lo que pudieran sujetar. Sekai y Subaru retrocedieron, combatiendo a estas extremidades, pero uno de ellos logró apresar a Sachi, dividiéndose en varias otras para arrastrarla fuera con brusquedad.

—¡Sachi! —exclamaron Reijiro y Sekai al mismo tiempo.

Reijiro salió corriendo, siendo detenido por Akane, que se interpuso con agilidad frente a él y éste se lanzó sobre su contrincante, terminando ambos fuera de la casa. Una niebla oscura rodeaba la calle, Akane y Reijiro rodaron uno sobre el otro en un forcejeo que terminó con Akane situándose encima de Reijiro; en ese momento Sekai se abalanzó sobre Akane, sorteando la niebla y sus obstáculos ocultos, mientras Reijiro buscaba a Sachi.

Subaru observó la niebla sin adentrarse en ésta. No era normal que hubiera tal condición hasta que notó su composición: era una niebla asesina creada con la agonía de cientos de personas. Una niebla capaz de arrancar los secretos de quienes se encontraban dentro sin que éstos lo supieran; fue esta certeza lo que lo impulsó a actuar y se adentró en la niebla dando un salto poco después, en ese momento desplegó un par de alas metálicas que recrearon una luz blanca, la cual dispersó la niebla y a los seres que la poblaban, aterrizando en el suelo con suavidad.

Akane se había desvanecido junto con su creación, una vez obtuvo lo que quería, no tenía caso permanecer allí. Sachi estaba recargada en una pared y Reijiro estaba a su lado, mientras Sekai observaba fijamente a Subaru, procesando lo que acababa de pasar. La realidad lo golpeó duramente al caer en cuenta que, en teoría, Subaru era incapaz de invocar un poder así y por ende, le había mentido.

Lo peor, era que le había creído.




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