El reemplazó

2. Caja de seguridad

Después de aquella escena montada por aquel hombre la hermana Margaret se había llevado ha Alex de la habitación de entrevistas.

La forma en cómo lloraba y el modo en como ella había usado su cuerpo para cubrirlo de aquel hombre fue una clara señal del deseo de la hermana de protegerlo.

La hermana se había mantenido abrazando ha Alex y cuando sintió que ya había pasado mucho tiempo se alejó de él y se dirigió con la pareja nuevamente.

Alex Inocencio dejó escapar un largo suspiro, había pasado un muy mal momento pero no sé podía evitar, después de todo el ya tenía experiencia con ese tipo de pareja. No, eso no era suficiente para explicar lo que había aprendido de la mayoría de las personas en general, para ser más exacto el había aprendido de la mala manera que nunca sería adoptado.

El ya era un joven adulto, con su brillante mente he ingenio que fueron forjados en el desde muy pequeño por su abuelo no era muy difícil entender que las mayorías de las personas preferirían adoptar a un tierno y lindo bebé.

No era nada del otro mundo, después de todo Alex ya tenía un plan de vida, solo era cuestión de tiempo de cumplir los dieciséis años y podría poner su vida en marcha como un joven independiente el cual no necesitaría de ningún adulto que se encargará de el.

Lo que era molesto, lo que le molestaba es que aquel hombre se comportará de una manera nada acordé con su apariencia y postura.

Le había llamado deformación.

Una expresión de ira se había dibujado en el rostro de Alex al recordar esas fuertes palabras.

El no había hecho nada para provocar la cólera de ese hombre y que su ira brotará de una manera tan explosiva.

Alex lo había visto venir, en el tiempo anterior había pasado por el mismo procedimiento varias veces.

Entrar en la habitación de entrevistas, hablar un poco y después ser rechazado, eso era algo que el podía soportar. Lo que no podía tolerar es que le llamarán deformación.

En su mente Alex marco ha aquella pareja como una de las peores, al menos los demás adultos que tuvieron la oportunidad de entrevistarlo eran discretos al disimular su desagrado hacia el.

Alex vio como la hermana Margaret había salido de la habitación, el pudo verla un poco más calmada.

Eso era bueno, desde que el había llegado a esté orfanato la hermana Margaret siempre había sido una mujer muy amable que se preocupaba por todos los niños.

Alex maldito ha aquél hombre cuyos gritos y cólera que no habían sido provocados de ninguna manera, el había hecho llorar a la hermana Margaret.

Alex vio como la hermana Margaret sostenía de la mano a un niño de tal vez unos seis años de edad.

El pequeño niño trataba de caminar lo mejor que podía mientras su brazo era sostenido delicadamente por la hermana Margaret.

Alex miro al pequeño niño y no pudo evitar sentirse mal por el.

El era un niño muy bueno, la hermana Margaret siempre lo decía.

Era un niño tan bueno que en ocasiones el pequeño niño de seis años se ofrecía a ayudar a la hermana Margaret cuando tenía que hacer las tareas pesas.

Una parte de Alex se sintió celoso de ese pequeño ya que su pelo era castaño no como el de el que era completamente blanco.

Alex no tenía que ser un genio pasa saber que en el instante que el pequeño entrará en la habitación de la entrevista, el ogro que le había llamado deformación y su mujer se enamorarían de ese niño de inmediato.

Por una parte era una buena noticia, el niño sería adoptado por una familia ha la que no le faltaba el dinero y de seguro tampoco le faltaría la educación.

Por otra parte Alex no podía evitar sentirse un poco preocupado.

Si el hombre le había tratado de una manera tan desagradable al solo echarle un vistazo, era difícil de creer que podría ser un buen padre.

Alex se sacudió la cabeza y busco refugio en el único lugar en el que podía sentirse seguro.

Ese pequeño no tendría ningún problema, después de todo su cabello no era blanco como el de el.

Alex trato de caminar normalmente lo cual era una acción casi imposible, después de todo tenía un sabor amargo en su boca.

Alex ya había perdido la cuenta.

— ¿Cuántas entrevistas son hasta ahora?

Se había preguntado para si mismo con una expresión de amargura en su rostro, el no sabía cuántas habían sido.

Cuando el número de fracasadas entrevistas se habían transformado en dos dígitos el había renunciado a la idea de llevar la cuenta.

¿Quién disfrutaría de llevar la cuenta de sus muchas humillaciones?

Nadie, ninguna persona en su sano juicio llevaría la cuenta de sus experiencias tristes y de sus momento amargos.

El cuerpo de Álex estaba completamente tenso, era una reacción normar, el siempre se sentía de esa manera después de una de sus entrevistas.

Alex maldito dentro de su mente al destino, el cual le había obligado a terminar en un orfanato y pasar por la mierda que las personas normalmente llamaban entrevistas de adopción.

Literalmente el era demasiado maduro y demasiado inteligente para tener que pasar su tiempo suplicando desesperadamente que una familia, que unos desconocidos le dieran un nuevo hogar.

El no necesitaba está mierda, después de cumplir los dieciséis años ya nunca más tendría que pasar por estas estúpidas entrevistas de nuevo.

Alex llegó a su habitación, bueno no era solo suya era solo una pequeña habitación cuyas dos camas ocupaban la mayoría del espacio.

Esta era una habitación compartida, por suerte para el su compañero de habitación no estaba.

Con esto en mente Alex se arrojó sobre su cama y dejó que toda la tención abandonará su cuerpo.

Claramente era un cuarto horrible y una cama horrible, la habitación era horrible, en resumen y con pocas palabras todo era horrible.

El no tenía por que pasar por todo esto pero no sé podía evitar, después de todo si el destino decidía algo las personas o en esté caso Alex no tenía más opción que obedecer su capricho.



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En el texto hay: amor, odio, violencia

Editado: 13.08.2021

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