El reemplazó

21. ¿Quien es ella?

La clase terminó, pero apenas era el primer día, Alex sabía que no sería fácil. Un solo día y ya quería abandonar por completo la idea de la escuela.

Estiró sus brazos hasta el cielo para que todo su cansancio desapareciera.

— ¿Como estuvo tu primer día de escuela?

La inocente pregunta había sido hecha por su dulce hermana Lola.

— No lo sé.

Respondió Alex sin basilar, realmente el no sabía que decir.

— No estoy seguro que la escuela me guste.

— En serio, ¿Por qué es así?

Alex busco la respuesta en lo profundo de su mente y respondió.

— Es un lugar extraño, lleno de desconocidos básicamente es como si me obligarán a convivir con todos ellos, eso no me gusta.

— Lo siento.

Alex miro a Lola, ella no había hecho nada para que ella tuviera que disculparce.

— No te disculpes, tú no hiciste nada malo.

— ¡Claro que sí!

Lola le reclamó como diciendo que no tenía la intención de escucharlo.

— Yo fui débil, mi hermana casi te mata y lo único que pude hacer fue tomar tu mano mientras ella te estrangulada, ¿Claro que tengo que disculparme?

Lola ya había empezado a llorar, Alex no se había dado cuenta, ¿En qué momento sus lagrimas se convirtieron en cataratas?

Alex la abrazo y acarició su cabello.

— Deja de llorar, no es tu culpa, si alguien tiene la culpa soy yo. Yo soy quien está en esa casa, soy un invasor, ustedes nunca debieron conocerme.

Alex sentía dolor siempre que repetía esas palabras en su mente, la única diferencia es que ahora lo estaba diciendo en voz alta.

Lola apretó fuertemente su camisa, muy enojada ella le miro a los ojos.

Ella sabía en su corazón, en lo más profundo de su ser que esté chico no era su verdadero hermano.

Solo era un chico que se parecía mucho a su hermano, el cual se había ido y ya nunca más volvería, no importaba cuanto lo deseara.

Ella no era estúpida, pero tampoco era inocente.

Ella no quería recordar el dolor, quería dejar de llorar y dejar de sufrir.

¿Como hacerlo? Cuando ella siente que su hermano ya no está con ellos por su culpa.

Claro que toda la familia era culpable, pero eso no borraba su pecado ni era una excusa.

Su hermano siempre había sido amable con ella, gentil y atento, ella solo le pago con furia y desprecio.

Ahora lo único que le podía ayudar a aliviar ese dolor era este chico. Su cabello era tan blanco como la porcelana fina, tan blanco como la nieve del invierno.

— Lola, no entiendo muy bien lo que está pasando, no entiendo lo que pasa con todos ustedes o en esa casa, lo único que quiero es que entiendas que no soy tu hermano. Mi nombre es Alex Inocencio.

— Lo se, se que no eres el, solo déjame fingir un poco más, dejame vivir mí mentira.

Alex seco sus lágrimas con un suave movimiento de sus manos.

Ella era increíblemente linda, Lola tenía casi la misma edad que el, si no tenía cuidado terminaría enamorándose de ella.

El sonido de un auto grande se paro en frente de ellos.

Su hermana Lori había llegado para llevarlos a casa.

— ¿Como estuvo tu primer día de escuela?

La hermana mayor preguntó con una sonrisa, Alex no estaba seguro de que decir.

La verdad era que no le había gustado. Así como en casa muchos chicos se le acercaron, pero ellos no buscaban conocerlo, solo buscaban saludar a un viejo amigo que no veían desde hace mucho.

Alex los evitó de la manera más amable posible, el seguirle el juego a su familia ya era duro, no tenía las energías para fingir ser ese tal Lincoln en la escuela.

— No lo sé, estuvo regular.

Su hermana mayor se decepciono por era respuesta, pero no podía enojarce con el, después de todo su hermano tenía mucho tiempo sin ir a la escuela.

— Sabes hermano, hay alguien muy especial esperándote en casa.

— En serio, ¿Quién?

Alex no se sentía muy contento, el no conocía a muchas personas, no había modo de que el se alegrará, no fue muy difícil adivinar que esa persona no era su amigo, tenía que ser un conocido de ese chico llamado lincoln al que el se parecía tanto.

— Es una sorpresa, estoy segura que te gustará.

— Eso lo dudo.

Alex resopló fastidiado, su hermana mayor le escuchó pero decidió no decir nada, no era un buen momento.

Lo más probable es que el todavía estuviera alterado después de lo que pasó con su hermana Luna.

— Escucha Lincoln, quiero decir Alex. Se que lo que pasó anoche no fue nada fácil.

— No lo menciones, no quiero recordarlo.

Alex no tenía intención de recordar lo que había pasado anoche, no tenía ganas de recordar cómo se había entregado a las garras de la muerte de la manera más cobarde posible.

Esa chica, Luna, ya no era su hermana. Ahora ella se había convertido en su enemiga, se había convertido en una amenaza para el.

Claro que el no buscaría venganza, ese tipo de pensamientos no paso por sus mente ni un instante, aún así tenía que ser cuidadoso y no olvidar nada.

Tenía que mantener su guarda alta.

Cuando finalmente llegaron a casa Alex fue el primero en bajar, dio unos pocos pasos y dejó que sus entumecidas piernas se relajaran.

Últimamente siempre que estaba con alguna de sus hermanas todo se volvía extraño.

Al menos lori sabía que el no era su hermano, ¿Pero y Lola?

Ella no parecio decir nada en todo el camino y tampoco dijo nada cuando Lori le llamo por su verdadero nombre y no por el nombre de Lincoln.

Como si su tierna hermana hubiera escuchado sus pensamientos, ella estaba parado detrás de él con una radiante sonrisa que adornaban sus labios.

— Entremos, estoy segura que te gustará tu sorpresa.

Alex sonrió por reflejó, fue una sonrisa sincera no había forma de que mostrará una sonrisa forzada ante tan linda chica y el que está chica fuera su hermana le hacia sentir afortunado de cierta manera.



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En el texto hay: amor, odio, violencia

Editado: 13.08.2021

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