El reemplazó

24. Una pista

Su hermana Luan no había dicho ninguna palabra después de que Alex hubiera llegado a rescatarla.

Ella fue rescatada de la tortura, del infierno pero no parecía estar feliz por eso.

No se veía contenta ni mucho menos aliviada o feliz, Luan parecía una simple muñeca de trapo.

Ella no sonreía, no hablaba y no mostraba expresión alguna. Parecía una simple muñeca.

Alex trato de hablar con ella, Luan nunca dijo nada, no podía y no tenía nada que decir.

Estaba un poco enojada, no con las chicas que le estaban molestando, eso era algo a lo que ella ya estaba acostumbrada.

Alex comenzó a hacerle más y más preguntas, comenzó a interrogarla intensamente pero el no tenía malas intenciones.

Luan sabía que buena era su intención pero lo mejor era que el se alejara, ella no se merecía su ayuda, no se merecía la ayuda de nadie.

— Por favor, alejate de mi.

Luan se separó de Alex, este le miro confundido, ella no parecía querer su ayuda.

— ¿Que sucede? Soy tu hermano ¿Por qué no me dejas ayudarte?

— No.

Ella dijo sin basilar, ya no podía vivir más con esa mentira, era una tortura, una gran tortura que ya no podía soportar.

Ya no quería fingir pero si dejaba de hacerlo solo lloraría sin parar.

— Luan, no se por que esas chicas te estaban molestando pero tenemos que decirle esto a nuestras hermanas.

— Solo déjame si, no tienes que preocuparte por mí, nunca te pedí que te preocuparas por mi.

— Eso es verdad, pero no me importa, no es necesario que me pidas ayuda, si estás en problemas yo te ayudare.

— ¿Por qué?

Ella no podía entenderlo, su hermano estaba hay para ella, Luan no se merecía esto, no se merecía el amor de su hermano después de lo que había hecho, el recibir su preocupación y amor solo hacia que se sintiera más miserable y le recordaba a cada segundo su insoportable pecado.

Luan negó con la cabeza varias veces, el remordimiento y la culpa la abrumaba.

— Quiero estar sola, si no te importa te agradecería que me dejaras tranquila, te agradezco la ayuda pero sería mejor que no me hablaras.

— No puedo hacer eso.

Alex negó con su cabeza sin temor, estaba seguro que ayudar a Luan era lo correcto y el le daría su ayuda aunque ella no lo deseara.

— ¿Me ayudarás después de lo que te hice?

— No se de qué estás hablando.

Alex respondió muy seguro de sus palabras, aunque la inseguridad golpeaba su corazón pues el no entendía lo que ella quería decir con, después de lo que te hice.

Luan subió las escaleras y para su mala suerte Alex caminaba detrás de ella.

Por un momento la idea de contarle a la familia por lo que su hermana estaba pasando se le había pasado por la cabeza, pero el no tomo la decisión de contárselo a toda su familia. Después de todo no estaba seguro si las cosas saldrían bien.

El quería ayudar a Luan, esos eran sus más puros deseos pero si ella se negaba, el no quería que eso pasará.

Luan terminó de subir el último escalón volteo a mirar a Alex y le dio una mirada llena de sentimientos negativos.

¿Por qué era tan amable?

Ella no se merecía su amabilidad, su ayuda o su amor, no después de lo que le había hecho, sin embargo el estaba hay, tan atento y generoso como siempre.

Alex seguía a Luan con pasos seguros, no había forma de que la abandonará cuando más le necesitaba.

Luan era testaruda, no había manera de negar eso, pero ella necesitaba ayuda.

Todos necesitan ayuda en ocaciones, pero ella parecía negarse a recibir su ayuda. El no tenía ni idea de la culpa que carcomía el alma de su hermana.

El no sabía mucho de ella, apenas la conocía.

Alex se detuvo por un momento y miro una vez más las fotos que le habían dado la bienvenida la primera vez que había llegado a la casa.

No había nada diferente a primera vista, las fotos de cierto chico que se parecía tanto a él no estaban.

Algo era diferente, realmente diferente, a diferencia de antes habían fotografías nuevas.

Alex las vio por un momento, parecía que el chico que se parecía a él había vuelto a adornar las paredes pero no era así.

El rostro de este chico le parecía familiar, era el.

En algún momento sus padres y sus hermanas le habían tomado fotografías cuando no estaba mirando.

Ahora esas fotografías adornaban las paredes, claramente reemplazando las fotografías anteriores.

Alex volteo a ver a Luan, estaba por pedirle una explicación.

Era una verdad innegable que el era parte de esta familia, aún así el nunca cruzó esa puerta con la intención de fingir que era alguien más.

Era como si el fuera el reemplazo de ese chico que se parecía tanto a él.

No, no había forma de que sus padres planearan eso, no tenía sentido.

Lo más probable es que le habían cogido un gran cariño y que por esa razón habían adornado el muro con sus imágenes.

No tenía nada de malo, ¿Verdad?

Luan había aprovechado la oportunidad para buscar refugio en su habitación, era el lugar más seguro que ella conocía o almenos así debía ser.

Ella se dejó caer pesadamente y descanso su espalda sobre la puerta, se dejó caer y se sentó sobre el suelo.

Ya no lo resistía más, no podía soportar vivir así, desde que el había llegado se sintió muy feliz, feliz por qué había vuelto, sin embargo el actuaba como si nada hubiera pasado.

Era como si todo hubiera sido solo un sueño, sin embargo ella sabía que nada de lo que estaba en el pasado era un sueño, solo una pesadilla, una pesadilla que no tenía fin.

— Luan, déjame entrar.

Los dedos temblorosos de Alex tocaron la puerta, su cuerpo comenzó a temblar en el mismo momento cuando se paro en frente de esa puerta.

El por qué era una respueta muy fácil de responder, este era el cuarto que compartian Luan y Luna.



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En el texto hay: amor, odio, violencia

Editado: 13.08.2021

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