Ana llegó y vio a Tomás.
—Dame un día más para pensar —dijo—. En estos tres años que pasaron, cambié mucho. No me entrego así de fácil.
—No te voy a negar que te extraño… te extrañé. Me hiciste falta, sobre todo cuando perdí a mi perro y vos no estabas ahí para mí, como siempre —agregó, con la voz quebrada.
—Y si vos no quisiste que siguiéramos como amigos cuando volví con Lucía… —preguntó Tomás.
—No podía —respondió Ana—, te amaba.
—¿Amabas? ¿Pasado? ¿No me amas? —insistió él, buscando claridad.
—Sí… —dijo ella, bajando la mirada—, pero no va a ser fácil. Las personas cambian.