Ana, al fin, se decidió y le dijo:
—Vamos a darnos una oportunidad… esa que no me diste en ese momento. Me sentí mal, porque si me amas como decís, ¿por qué no me elegiste?
—No lo sé… —respondió él, con sinceridad—. De verdad le creí a Lucía. Perdón, Ana… de verdad.
—Tomás… ¿nos ponemos de novios? —preguntó ella.
—Sí —dijo él—. Pero esta vez, no me dejes ir… no me sueltes.
—No, ni loco. Dame un beso… ese beso pendiente que tenemos.
Se besaron con tantas ganas, con tanto amor, con tanta pasión…
Fin.