El reflejo de Iris

Capítulo 13

 

Sería demasiado egoísta por mi parte pedirle que hiciera promesas que no puede asegurar cumplir

Sería demasiado egoísta por mi parte pedirle que hiciera promesas que no puede asegurar cumplir.

Los nervios se arremolinan en mi interior y las cascadas de emociones que ha despertado la nueva información me tiene más confundida que cualquier otra cosa. ¿Desde cuándo hace esto Jon? ¿Por qué utilizar el nombre de Jen para algo ilegal? ¿Sospechará algo la morena?

—¿Kassie? —digo acercándome a la mesa repleta de decenas de papeles con anotaciones rápidas que supongo habrá hecho durante la reunión. La joven nerviosa que escribe a la velocidad de la luz en el ordenador eleva la mirada en mi dirección.

—Iris, ¿en qué puedo ayudarla?

—Siento molestarte, sé que estás ocupada —su movimiento de cabeza niega la afirmación que sé es verdadera—. Necesito hablar con Carlos Blake.  

Sus cejas se elevan con sorpresa mas no hace ningún comentario. Lo más probables sea que esté demasiado ocupado con mil reuniones y no haya tiempo en su apretada agenda para atenderme. No obstante, descuelga el teléfono que tiene a la izquierda y tras hablar con quien supongo que es su jefe, vuelve a mí. 

—Puede pasar cuando quiera. ¿Recuerda el camino o prefiere que la acompañe? Sé que con tantas puertas suele ser complicado al principio. 

Río negando con la cabeza. 

—No. No hace falta, gracias. 

Su mirada sigue un par de segundos más evaluando la sinceridad de mis palabras, hasta que me ve partir dirección al despacho. La verdad es que su compañía no me habría venido mal, porque últimamente me siento tan sola que me sorprende seguir pareciendo entera cuando soy como un trapo desechado. 

Camino por el largo pasillo, intentando no ojear ninguno de los cuadros que cuelgan a mi izquierda. Porque incluso a través de una imagen, esos ojos verdes que no puedo sacar de mi mente, arañarían los muros que pretendo sigan en pie durante mucho tiempo.

El sonido de la madera resonando en el lugar rompe el silencio que reina en el espacio. No paso hasta que no escucho una voz gruesa desde el otro lado permitiéndome el paso.  

—Hija —sonríe y esta vez no veo luz en sus ojos. Solo cansancio y pesar—. Toma asiento, sabes que estás en tu casa. 

—No le robaré mucho tiempo, Señor Blake. 

—Creía que habíamos quedado en que éramos familia y la familia me llama Carlos —sonríe amable—. Pero hazlo solo si te sientes cómoda con ello. 

Retrocedo un paso, aturdida con la calidez que se instala en mi pecho. Familia. ¿Alguna vez descubriré el verdadero significado de esa palabra? En mi vocabulario, familia es sinónimo de dolor, decepción y angustia.

—No se preocupe, seré breve. No puede dejar que metan a Jen en esto. No es negociable. Ni siquiera debería aparecer su nombre en los informes que me han entregado —zarandeo la carpeta que llevo en las manos—. No sé qué los ha llevado a esto, pero me niego en rotundo.

—Saber que Jon es padre de Penélope ha cambiado muchas cosas, Iris. Si lo que te preocupa es la seguridad de Jenny, no vamos a meterla en una guerra que sepamos que no vamos a ganar. Por ese lado puedes estar tranquila. 

—No, no puedo estar tranquila cuando podría perder no solo una sino dos hermanas. No puedo estar mínimamente sosegada sabiendo que cabe la posibilidad de que ambas desaparezcan de mi vida. No puedo siquiera planteármelo. No puedo. Así que no. No es una posibilidad ni aún sabiendo que vamos a ganar lo que sea que vayamos a comenzar. 

—Lo entiendo, pero no es un riesgo que vayamos a correr. Solo utilizaremos eso como último recurso si tenemos las pruebas suficientes como para encerrar a Jon y limpiar el nombre de su hija. Sé que esto es confuso, que tienes mucha información que asimilar y conozco de primera mano los nervios previos a un juicio, pero no dejes que eso te nuble. No permitas que tu objetivo se desvanezca. 

—Si tengo que renunciar a Penélope para que Jen siga libre, lo haré en cierta medida. —La sangre bulle furiosa en mi interior—. Estoy dispuesta a negociar la custodia compartida. 

La tensión en sus músculos se vuelve más visible bajo su chaqueta exenta de arrugas

—Hardy es el abogado principal del caso, esto es algo que deberías tratar con él. A menos que ya lo hayas hecho.

Me acerco más a su mesa, con un ruego implícito en mis ojos y un nudo cortando en la garganta. 

—No, sé que no me dejaría hacerlo. Él va a luchar por conseguirlo todo, por que me den la custodia de Penélope, limpiar el nombre de Jen y encerrar a Jon. Pero yo no lo quiero todo, no si eso podría traer consecuencias como las que se plantearon en la reunión.  Necesito su ayuda, tu ayuda, Carlos. Somos familia, ¿no? Ayúdame a mantenerla al margen de todo. 




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