El reflejo de tu alma

Capítulo 12

En la mañana siguiente

Alejandro: quiero que te pongas a disposición de mi futura esposa y como mi chofer te encargaras de llevarla y traerla de mi empresa. Espero que cumplas mi orden a la perfección.

Martín: muchas felicidades, señor Silverman. Siempre estaré para servirle, pero también a su esposa y solo faltaría que me diera su dirección para ir por ella. 

Alejandro: antes de que te vayas lo primero que debes de hacer es tratarla con mucho respeto. Porque a partir de este momento te referirás a ella como la señora Silverman.

Martín: se perfectamente cual es mi lugar. Nada más que nadie tuvo la culpa de que mi padre no me reconociera por ser hijo de la sirvienta y nunca le guarde rencor a tu tío, además tengo el cariño de mi madre.

Alejandro: lamento que él nunca te haya reconocido. Solamente que yo siempre te he ofrecido trabajar en mi empresa y nunca has aceptado mi ofrecimiento.

Martín: siento que si acepto mi padre se opondría. Prefiero trabajar como tu chofer y así tendré la oportunidad de ayudar a mi madre.

Alejandro: definitivamente eres un buen hijo y mi tío un día se arrepentirá de todo lo que hizo. Seguramente por eso nunca se ha casado a pesar de que mis abuelos les ha insistido que lo haga.

Martín: estoy seguro de que eso se debe a que soy su vivo reflejo. Jamás podrá negar nuestro parentesco y nunca es nada bueno hablar del pasado.

Alejandro: tienes razón. Ahora no debes de hacer esperar a mi futura esposa y será mejor que te vayas, pero yo comprare su anillo de compromiso antes de llegar a la empresa.

Él se despide de Martín para después darle su dirección, ellos salen de la casa para dirigirse a su destino. En la casa de Camila ella estaba esperando al chofer que iba a mandar por ellas llegara, ya que habían terminado su desayuno. El tiempo después llega y se baja del auto para poder ponerse a sus órdenes, él toca el timbre de la puerta y a los pocos minutos abren la puerta de su casa.

Martín: buenos días, señoritas. Espero no a ver tardado mucho tiempo en llegar a su casa, el señor Silverman me dio órdenes precisa de ser su chofer. Solamente que me gustaría saber a quién de ustedes me debo de dirigir.

Camila: precisamente seria a mí. Porque yo soy la futura señora Silverman, mi nombre es Camila Johnson Davies y la persona que está a mi lado es mi amiga Victoria Andersen Reynolds.

Martín: estoy encantado de conocerlas. Mi jefe sabía perfectamente lo que estaba haciendo al elegirla, eso significa que el será feliz al lado de usted.

Victoria: por supuesto que ellos lo serán. Nada más que pienso que debemos de irnos, ya que nuestro trabajo nos espera y eso por ahora es lo único que nos debe de importar. 

Ellas salen de su casa para poder subirse al auto y cuando lo hacen el chofer las ayuda a subir. Ellos de esa manera se dirigen rumbo a su destino y tiempo después llegan. Martín las ayuda a bajarse y ellas se despide de el para entrar a la empresa, Camila estaba completamente segura de que sería feliz, porque su prometido era el único hombre que no le importaba que fuera fea y más en estos tiempos donde los hombres solo le interesaba la belleza física, pero Alejandro era diferente y su corazón se lo decía.

Camila: este es el segundo día en que estamos en la empresa. Espero que siempre hagamos bien nuestro trabajo, porque presiento que muy pronto todos los empleados se darán cuenta de mi relación con mi jefe.

Victoria: lo haremos a la perfección. No quiero que te preocupes y tu futuro esposo jamás te despediría, si en verdad está enamorado de ti.

Camila: no es correcto hablar de esto en la empresa. Además, debemos de irnos a nuestro puesto de trabajo y cuando sea la hora del almuerzo podemos ir juntas a la cafetería.

Victoria: siento que eso no será posible. Seguramente el señor Silverman tendrá otros planes para ustedes igual como paso el día de ayer.

Ellas llegan a la recepción y Victoria se queda en su puesto mientras que Camila se dirige a su escritorio. Ella toma asiento cuando llega y así pasaron unos cuantos minutos. Él había llegado a la empresa y Alejandro llevaba en su bolsillo el anillo de compromiso que había elegido para ella, nada más que cuando la ve sentada se acerca a ella

Alejandro: buenos días, Camila. Necesito decirte que este día te ves hermosa y debemos de entrar a mi oficina, porque te pienso dar tu anillo.

Camila: pienso que deberías dármelo en la hora de la salida. Solamente que se perfectamente que eso no pasara y en ese sentido te estoy conociendo.

Alejandro: me doy cuenta de que lo estás haciendo y debes de saber que yo siempre tengo todo lo que quiero. Precisamente eso es tu corazón que cuidare y amare.

Camila: esas son palabras demasiado hermosas para alguien que nunca pensó que encontraría el amor en una persona que solo me amara a mí.




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