El reflejo de tu alma

Capítulo 24

Camila: tienes razón, Alejandro. El verdadero amor es lo único que no se puede ocultar y tú me amas con demasiada intensidad y a partir de ahora no necesitas demostrármelo.

Alejandro: soy una persona que le gusta hablar claramente y si quiero seguir haciéndolo lo hare. Porque mis sentimientos por ti no los ocultare ante nadie.

Camila: ahora solo me compraras mis accesorios para mi nuevo vestido y después de terminar me llevaras a mi casa a cambiarme de ropa como habíamos quedado.

Alejandro: preferiría llevarte a nuestra casa para que lo hiciera. Además, te serviría para que la conocieras, ya que para mí eres mi esposa desde el primer momento en que me aceptaste como tu prometido.

Camila: no sería correcto que me llevaras a tu casa, a pesar que no tienes otra intención. Pero si mi padre se entera pensara mal de nosotros y las religiosas me enseñaron que un hombre y una mujer no deben de estar completamente solos en un mismo lugar.

Alejandro: la actitud que tienen las religiosas me recuerda a las costumbres que tenía mi abuela con referente a lo que me acabas de decir.

Camila: seguramente esa fue la educación que recibió de sus padres y me gustaría poder conocerla. Nada más que siento que será difícil hacerlo.

Alejandro: estoy seguro que le agradaras a mi abuela. Solamente que con mi abuelo será diferente y no quiero que te preocupes por él.

Él se acerca a la cajera para pagar todo lo que había elegido su prometida y cuando lo hace ellos salen de esa tienda para ir a otra. Ellos entran a una joyería, Camila nunca pensó que entrarían a un lugar así, él mira atentamente las joyas que estaban en exhibición hasta que al fin eligió un juego completo que consistía en un hermoso collar, los aretes y por último una pulsera. Alejandro le paga al vendedor cuando le dice que quería ese estuche, el después de unos minutos lo abre para empezar a ponérselos y ella no le puede decir nada hasta que termine.

Camila: debiste de esperar hasta que me cambiara de ropa. Además, es un obsequio demasiado caro, aunque los accesorios son hermosos y me gustan.

Alejandro: a mí me gustas tú. Porque te amo y mi amor por ti jamás cambiara y eso te lo puedo jurar, ahora necesito que me mires para poder hacerte mi promesa de amor.

Camila: será una promesa de amor que nunca olvidare y solo contigo puedo sentirme enamorada. Pero no debemos de seguir nuestra conversación en este lugar.

Alejandro: en eso coincido contigo. Nada más que eres demasiado hermosa, así como eres y sobre todo tenemos poco tiempo para llegar a la casa de mis padres.

Ellos salen de la joyería y se dirigen a la salida donde había estacionado su auto y cuando llegan Alejandro la ayuda a subir para después guardar sus compras en la parte de atrás. Él se sube también para poder dirigirse hacia su destino y tiempo después llegan.

Camila: si quieres me puedes esperar en el auto. Porque no tardare mucho tiempo en cambiarme de ropa y como mínimo me puedo tardar unos veinte minutos en hacerlo, no puedo evitar recordar que conoceré a tus padres esta noche y primero necesitare pensar de una manera positiva y algunas veces la vida me puede sorprender más de lo que me imagino, así que siempre necesitare sonreír.

Alejandro: entonces te esperare dentro del auto. Aunque no entiendo la razón por la cual no quieres que entren y en otra ocasión me lo explicaras.

Camila: cómo te dije antes crecí con buenas costumbres y si en verdad me quieres tendrás que respetarlas, pero te recuerdo que todavía estamos a tiempo de romper nuestro compromiso.

Alejandro: por supuesto que respetare todas las costumbres que quieras y esa palabra tendrás que olvidarla. Porque en mi mente jamás ha pasado la idea de querer hacerlo. 

Camila: solo lo dije para que estuvieras seguro de tu decisión. Además, en el momento en que sea tu esposa no existirá la posibilidad de un divorcio y esta es la última oportunidad que te daré para arrepentirte y si me caso contigo seré tu esposa para toda la vida.

Alejandro: preferiría que lo fueras por toda la eternidad y si muero te encontraría en mi siguiente vida y sobre todo haría exactamente lo mismo.

Ella se sorprende porque le había ofrecido un amor eterno. Camila toma su bolsa de compras y sale del auto para dirigirse a su casa y cuando entra le pide a su amiga que le haga un peinado de una manera sencilla, pero antes de esto ella se cambia de ropa y las joyas lucían demasiado bien con el vestido, ella se sienta para que la empiece a peinar y se levanta cuando termina.

Victoria: el señor Silverman tiene un buen gusto y por el estilo de tu vestido se ve que tu misma lo elegiste. Ahora tengo que decirte que Martín nunca llego por mí, así que cuando estaba a punto de subirme al autobús el vicepresidente de la empresa se ofreció en traerme y acepte, nada más que cuando me despedí de él me robo un beso.

Camila: seguramente te refieres a Michael. No me digas que no hiciste nada, porque los únicos que tienen derecho a besarnos son nuestros futuros esposos.




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