El Reflejo de tu Belleza Libro 2

Cap 6 un día fatal

—¡Que horror! Pero… ¿que es esto? Joseph como te atreves a tomarme una foto en ese estado!  borra la foto inmediatamente, cuidado y la montas en redes sociales porque no te lo perdono—. Grita Chantal, se desespera y va detrás de su hermano.

—Dame acá ese telefono!—intenta quitárselo pero es en vano, él alza el brazo, quiero alcanzarlo pero le gana por fuerza y altura... 

—Tengo jaqueca! me duele la cabeza!, no me hagas dar vueltas!—. Se da por vencida y busca para sentarse ya se estaba sintiendo un poco mareada.

Ayer fue la fiesta en mi casa, había invitado a una persona y la dejó plantada, eso la llevó a una mala racha que terminó embriagándose por primera vez en su vida.

—¡Ya la eliminé! ¿satisfecha?— le dice.

—Tan despechada estabas anoche, ¿algún amor escondido que no quieres revelar?— le pregunta Allison.

—No es nada de eso!— se sonrojó un poco, respira profundo y trata de no pensar  —ya dejen de hablar tonterías, tengo un hora para salir, mejor voy a terminar de alistarme.

En su habitación, mientras se va colocando el jean, la camisa y las botas meditaba sobre lo sucedido aquel día en la reunión de accionista, Antonio se veía muy guapo, no lo podía negar, vestía muy formal con traje de ejecutivo, su cabello peinado y su barba corta bien tupida, demostraba gallarderia con su porte, pero su actitud burlesca y jocosa opacaban su atractivo, demostrando su verdadera naturaleza:

«un zángano, bueno para nada»

—Me pregunto como esta liderando un proyecto tan importante en Venecia, si para él todo en su vida es diversión y despilfarro. En fin...— Rueda sus ojos. 

Termina  de ponerse las botas industriales, se recoje el cabello, y se aplica un poco de maquillaje para ocultar su cara de trasnochada. Su mente vuelve a ese día:

Cuando mi familia y yo vamos entrando al ascensor, lo observo que viene llegando a la recepción, yo alcanzo a verlo, pero él no me ve. Le pregunto a mi hermano ¿Que hace Antonio Cobalti en nuestra Empresa? Marcos me dice que los invitaron para firmar el veinte por ciento de las acciones.

Me lleno de ira con solo ver su cara sonriendo todo el tiempo, no tiene la menor idea de lo que mi padre y mis hermanos han trabajado, para que venga un vago y se lleve lo que nos pertenece.

Justo se sienta frente a mí, haciéndome sentir incomoda, en un momento, nuestros ojos se encuentran, él me mira detalladamente, no soporto sus ojos intimidantes en mi, desvío la mirada con mi cara sonrojada. Cierro los ojos y me regaño por dentro.

 «Será que ya sabe que trabajo en su Empresa. ¿Por eso me mira de esa forma? No... no creo yo soy una firma externa para ellos, quizás no sabe que soy yo, además tengo entendido que mi jefe es otra persona» pienso

Después que Robert termina de leer el testamento, los presentes se levantan a firmar los documentos, cuando llega el turno de Rafael Cobalti, su hijo bueno para nada, sonreía triunfante, Chantal fruncía el ceño, se llenó de cólera y solo un pensamiento se le vino a la mente

«No te vas a quedar con la empresa, voy hacer que te cases con migo antes de cuatro meses, Zángano!»

Para su sorpresa , terminó humillándose delante de Antonio, invitándolo a la fiesta que su familia celebraba por el ascenso de Joseph, dejándola plantada, sin importarle su invitación… 

En esa fiesta su hermano Marcos le descubrió lo que tenia pensado hacer, recibiendo una reprensión de él, añadiéndole el desplante de este hombre y terminando en una resaca al día siguiente, donde tenia  que dirigirse al trabajo. 

—Odio cuando las cosas no me salen como yo las planifico!— dice mientras conduce su auto dirigiéndose al lugar de la construcción en el municipio de Getafe.

Baja del auto, con su cabello recogido se coloca el casco y las gafas oscuras, saca su maletin y los planos, se dirije directo a la obra.

Observa de lejos un tumulto de gente. Los obreros están aun lado, la maquinaria esta apagada.

—¿Pero que es lo que esta pasando?—le pregunta a Raul uno de los obreros.

—señorita, esa gente no permite que nosotros trabajemos en la obra, tienen pancartas y están protestando por la construcción.

—pero ¿porque protestan? si todo iba bien hasta ahora. 

«Oh por Dios lo que le faltaba  a mi día para que fuera peor». 

Camina hasta donde están las personas: hombres, mujeres y jóvenes, gritando en alta voz y otros con megáfonos, que paremos la construcción.

—Señores por favor, estamos trabajando legalmente, tenemos el permiso del estado para construir, como pueden leer en aquel letrero, dice aprobado permiso por la curaduría urbana, en ningún momento los estamos afectando.

—¿Ah no? ¿dice que no? ¡mire lo que están haciendo! nos bloquea el camino para llegar a la carretera principal— dice un señor de la parte de atrás.

—Por años hemos transitado por aquí, mis abuelos y mis tatarabuelos, tomaron este camino, no vamos a permitir que nos cierren este paso, solo para construir un pinche edificio!— decía otro.

—Paren la construcción! Paren la construcción!  Decían al unísono, moviendo sus pancartas y haciendo ruido con otros objetos metálicos que portaban.

Ella se tapa los oídos y se regresa a la pequeña oficina que tienen en el lugar.

—Harold tenemos una novedad, la ciudadanía está arrebatada y no permite que los obreros trabajen, acabo de marcar a la policía y ya vienen en camino—. le habla  a Harold para ver si tiene alguna otra idea porque ella no sabe que mas hacer.

—Mantenganse alejada de la gente y espere que llegue la policía, déjeme ver como resuelvo—, le  dice, para tranquilizarla

 Le da la orden al equipo de obreros que se mantengan lo mas alejado posible y que no hagan nada que puedan provocar a esas personas, 

—no sabemos como vallan actuar, si nosotros le llevamos la contraria—. Dice con angustia y preocupación.

 




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