"Maybe someday you'll look up
And, barely conscious, you'll say to no one
Isn't something missing?"
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Un charco oscuro se extendía como una mancha siniestra sobre el frío suelo de madera. La viscosidad de la sangre, espesa y pegajosa, marcaba un camino que terminaba bruscamente a sus pies. Inmovilizada por el horror, ella no podía apartar la mirada. Un espasmo recorrió su cuerpo, y un sollozo ahogado escapó de sus labios. La mente, en alerta máxima, le suplicaba que reaccionara.
La noche, silenciosa y opresiva, era cómplice de la atrocidad. La única testigo era la luna, fría y distante, que iluminaba la escena con una luz fantasmal. La habitación, sumida en una penumbra inquietante, amplificaba la sensación de soledad y abandono. El cuerpo yacía inerte, una figura desdibujada en la oscuridad, manchada de un rojo intenso que contrastaba con la palidez de la piel.
Valerian se incorporó de un salto, el corazón latiéndole en las sienes como un tambor frenético. El reloj de la mesita de noche marcaba las cuatro de la madrugada. Otra vez. La pesadilla la había perseguido una noche más, cada vez más vívida, más real. Se dirigió a la cocina por la necesidad de cafeína urgente. Ya no podía dormir.
En el porche, envuelta en una manta, contempló el tranquilo pueblo de Tarrytown. Un lugar pacífico, ideal para escapar del pasado. Pero en las madrugadas, cuando la oscuridad se adueñaba de todo, la tranquilidad se transformaba en una pesadilla.
Desbloqueó su teléfono y volvió a leer la noticia que era reciente: "Hallaron un cuerpo en el río Hudson". Las palabras parecieron quemarle la retina. Sabía quién era y otro flashback se hizo presente.
Con un cigarrillo tembloroso entre los dedos, llamó a Dante.
—Necesito que vengas — susurró, su voz apenas un hilo. — Hay demasiada sangre.
Dante, del otro lado de la línea, escuchó su angustia. — ¿Estás bien? — preguntó con preocupación.
Valerian asintió, aunque sabía que su amigo no podía verla. Sus ojos, dos pozos oscuros, se perdieron en la noche. — Estoy viva... pero necesito tu ayuda. Tenemos que sacarlo de aquí.
Dante prometió que iría enseguida. — Quédate donde estás, Vale. Y piensa en irte de la ciudad por un tiempo.
Cortó la llamada. Valerian inhaló profundamente el humo del cigarrillo, su mirada perdida en la lejanía. La noche se cernía sobre ella, fría y hostil, y ella, atrapada en una espiral de miedo y culpa.
Tomó un sorbo de café, el sabor metálico amargándole la boca. La noticia del cuerpo sin identificar en el río Hudson era una sombra que la perseguía, una constante en sus pesadillas. Cada noche, el mismo sueño: un río turbio, un cuerpo flotando, y una sensación de culpa abrumadora. Debía dejar atrás ese pasado, sumergirse en una nueva vida. Tarrytown, con su tranquilidad engañosa, era el lugar perfecto para empezar de cero y era justo lo que pretendía ya que, sus ahorros no durarían para siempre.
Al entrar a la oficina de Tpress & Co., el frescor del aire acondicionado fue un alivio. El director Mollety, un hombre de mediana edad con una mirada penetrante, la recibió con una sonrisa amable. Mientras repasaba su currículum, no pudo evitar sentir un nudo en el estómago. ¿Estaría a la altura?
De pronto, su teléfono vibró. Era un mensaje de Tristan. Sonrió al ver su nombre en la pantalla. Tristan era su confidente, su roca. Se leyó el mensaje: "Buen día, hermanita. Espero que todo vaya bien. Recuerda que siempre estoy aquí para ti". Un calor reconfortante se expandió en su pecho. "Y si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme, agregó mentalmente.
La entrevista fue un desafío, pero Valerian estaba preparada. Habló con pasión sobre su experiencia en el periodismo de investigación, sobre las historias que había desvelado y sobre su deseo de hacer una diferencia en la comunidad de Tarrytown.
Mollety asintió, interesado. —Muy bien señorita Hansen, es muy prometedor todo lo que dice aquí, debo agregar que es gratificante saber que ha trabajado para los gigantes editoriales de Nueva York— señaló en medio de una sonrisa — Taddeus ed., el periódico de Jill & North, DorianTell, e incluso para la cadena Opporter — leyó brevemente la hoja frente a sí — Pero debo aclarar que hay mucha diferencia en la forma que esta empresa se maneja, si debo comparar claro — apuntó— no me malinterprete, sé lo que uno debe tener para una parte de los tiburones de la gran manzana y no dudo de su capacidad — hizo una pausa, su mirada se volvió más intensa — ¿Qué la trajo a un pueblo tan tranquilo como Tarrytown después de haber estado en el corazón de la gran ciudad? — preguntó con una mirada penetrante.
Valerian se sorprendió por la pregunta, pero rápidamente recuperó la compostura. —Bueno… no ha habido una sola queja en mis trabajos anteriores y sé que esas referencias hablan más por mi de lo que yo podría decirle en cuanto al desempeño —le sonrió con absoluta calma — fui creada por las bestias del reporte, tengo convicción y una determinación que conseguiría lo que sea— su voz sonaba tan calma y llena de confianza que logró que sonriera — he sido parte de grandes historias que han puesto en la mira a más de una ciudad y estoy segura que puedo hacer mucho más en un lugar como este.
—De acuerdo —respondió asintiendo y moviéndose en su silla — busque un tema relevante para la sociedad, algo que atrape, que informe y logre un impacto. Tal vez podría comenzar hurgando las profundidades del pueblo, quiero que traiga una historia digna de el puesto de editor en jefe.
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Editado: 26.07.2025