Resentimiento.

El odio es un sentimiento demasiado fuerte y persistente como para dedicárselo a alguien que vale tan poco..., lo que verdaderamente sentía era resentimiento, aquel sentimiento más sencillo, menos persistente, más débil, algo pasajero pero intermitente. un dia estaba ahí, haciendo mella en mi cabeza, y al otro desaparecia como si nunca hubiera llegado; pero estaba ahí, sentado a la espera del momento justo para hacer acto de presencia; implorando que el odio llegase para desatar la peor de las tormentas… deseando unirse para explotar igual o peor que la bomba de nagasaki o hiroshima…

Aunque siendo honesta, nada de eso tiene comparación válida.

Pero si, el resentimiento estaba ahí; el dolor de no saber el porqué de sus actos, el persistente enojo que taladra tu mente al no saber qué carajos hiciste mal…, actos sin motivos específicos era lo que envolvia la mecha y atizaba el fuego que desembocaba en esa última decisión.

Al final de cuentas termina siendo cierto aquella frase que una vez había leído: “me limpio el culo con eso de familia es familia”..., era cierto, no hay que respetar a esas personas por solo compartir un lazo sanguíneo.