El Reflejo Del Silencio

De los encerrados del pasado, a los encerrados del futuro.

Recuerdo ese día, recuerdo cada uno de los sucesos que dieron inicio a lo que hoy los describe... Era un día común y corriente del año 1331, y todo había iniciado de manera inimaginable, se colaba entre la multitud de manera silenciosa. Nadie se imaginaba que la muerte se preparaba un festín sin distinción, sin discriminación.

 

Para el 1347 las cosas eran desastrosas, en todos los pueblos de Asia y Europa se podían observar casas con sus puertas marcadas por una equis..., aquella enfermedad que años atrás había dado acto de presencia, de manera sigilosa, se había ya cobrado la vida de millones de inocentes. El miedo de salir al exterior era palpable en cada uno, la histeria había provocado que muchos pobladores enviaran a la hoguera aquellos pobres desafortunados que entraban en los pueblos en busca de refugió o cuyo propósito era vender sus mercancías y llevar algo de comer a sus mesas.

 

El miedo predominaba, la muerte se regocijaba con el dolor y el pavor que aquella enfermedad provocaba..., se empezaron a culpar a los Judíos quienes aseguraban que aquello no era mas que un castigo divino, una expiación de los pecados; provocando la enfermedad. La falta de conocimiento llevó a los pobladores hasta el punto en que prácticamente culpaban sin saber, aseguraban que estos habían intoxicado los pozos cuando la verdad, era otra.

Para el 1353, todo había culminado, de la misma manera en que la enfermedad, la cual había sido llamada "Peste negra", llegó, se fue. El aislamiento y la racionalización de alimentos fueron algo imprescindible para la humanidad, pero las consecuencias de la enfermedad, pronto hicieron mella en la humanidad.

 

 

Pasó el tiempo y el tiempo pasó, la gran mayoría ya había olvidado aquella catástrofe que había abatido una gran parte de la población, pero lo que muchos no contaban, era que otras enfermedades, peores, vendrían para hacerles recordar lo que es el verdadero temor.

 

Para 1918 otra devastadora enfermedad había hecho acto de presencia en el día a día de la humanidad. La muerte había regresado a reclamar almas, tanto de jóvenes como de ancianos. La pequeña mecha que dio inició a esta pandemia, radicaba en un hombre, que con el pasar de los años, fue conocido como "Paciente cero", su nombre era "Gilbert Michell". Un cocinero de Kansas que había sido ingresado el 4 de marzo de ese año... solo horas después, ya eran decenas los casos que se contaban de lo que días después se conoció como: "La gripe española"

 

Para diciembre de 1920, la llama de la gripe española llegaba a su extinción. La calma volvió y nuevamente las consecuencias económicas y sociales hicieron acto de presencia.

Algunos continuaban con el miedo irracional de que otra enfermedad los asotara, algunos los daban por locos o por paranoicos, pero había que darles la razón. Nuevos años continuaron llegando y nuevas enfermedades continuaron haciendo acto de presencia juntó con aquel hombre encapuchado que reclamaba almas sin miramiento alguno.

 

Para 1962 se desató la epidemia de la risa de Tanganica.

1968 la gripe de Hong Kong.

1981 la pandemia del sida.

1990 la difteria.

1991 cólera, la cuál llevaba varias apariciones a través de los años.

1994 nuevamente aparece el ébola, está vez situado en África Occidental... su primera aparición fue en el 1976 principalmente en Zaire y Sudán.

 

En todas y cada una de ellas, y las enfermedades posteriores a estás, la humanidad demostró un terror absoluto. La muerte siempre estuvo presente, alimentándose de ese miedo. Y al final de cada una de ellas, cómo si de una tradición se tratará, quedaba expuesto el miedo de que algo peor llegará. Pero los avances médicos daban señales de que se podría vivir en paz, pero al mismo tiempo, en aquellos mismos laboratorios; se desarrollaban cosas inimaginables... jugaban a ser Dios, pero lo que no sabían, es que Dios castiga.

 

Y miralos ahora, avanzados en tecnología, pero atrasados en valor y experiencia... olvidaron la supervivencia de sus antepasados y continuaron sucumbiendo ante el miedo irracional que les produce la muerte, pero tarde o temprano, igual morirán. Algunos con juicio encerrados en sus casa suplicando a quien sea que escuché, que tenga piedad de ellos..., mientras que otros, despreocupados, caminan libremente por las calles desiertas, jugando a ser inmortales.

¡Miralos!, no son más que una humanidad que con el paso del tiempo se quedó estancada en la ignorancia y la rebeldía, creyéndose cada artículo que sale en internet, permitiendo que las informaciones verídicas sean manipuladas a tal punto que provocan un pavor inimaginable en cada uno de ellos. Pero aquí siguen y seguirán... seguirán luchando ante todo aquello que los sorprenda, igual que antaño.

 



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En el texto hay: amor, detodo, dolor frases poesía

Editado: 28.04.2024

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