“¿Qué tan mierda debe sentirse alguien como para convertir su dolor emocional en físico?”
esa era la pregunta que no paraba de dar vueltas en mi cabeza, incluso aún después de la muerte…, estaba cansada de agonizar, de torturarme constantemente ante una idea que estaba segura no tenía relevancia en mi existencia; pero no podía hacer nada, aunque nadie lo pudiera creer los pensamiento eran…, o mejor dicho son más poderosos que las mismas palabras.
Estaba acostumbrada a una eterna soledad que había llegado a tener un desgaste emocional, lloraba sin tener un mínimo motivo, había empezado a lastimarme físicamente, todo por el simple hecho de no encontrar solución a problemas tan superficiales…, todo era culpa de mi mente.
Poco a poco me había sumergido en una fosa de estiércol mental, hasta que un día; simplemente no pude más. todo se había tornado gris, el cielo ya no era azul, las aves habían dejado de cantar, los perros ni siquiera me ladraban, me temían. pero ¿Qué podía hacer? había sido una víctima más de un ser invisible, cuyo propósito en la vida es hacerte sentir miserable.
Simplemente te cansas… te cansas de sonreír de manera hipócrita, te cansas de tener que soportar las lágrimas que dia tras dia luchan por escapar de tus ojos, te cansas de estar encerrado en un cuarto en cuyas paredes solo eres capaz de ver tu propio y putrefacto reflejo, un reflejo que solo demuestra lo peor de ti como ser humano, te cansas de tener que responder con un simple y vacio “estoy bien” cuando la realidad es que anhelas quedarte dormido y no volver a despertar en lo que te resta de tiempo, te cansas de constantemente pensar en que todo pasara; de que solo es un pequeño bache en el camino de la vida, cuando muy dentro de ti sabes que todo terminara de la manera mas tragica, te cansas de prolongar lo que sabes te dara la solucion a todos tus problemas, a veces…, simplemente te cansas.