El Regalo de la Bestia

Capítulo 2: Retorno

Retorno: La vida está llena de ciclos y aunque los retrases, siempre vuelven al principio.

Mila

Durante la noche y de camino a el aeropuerto pensé muchas veces en no irme pero no estaba en condiciones de perder el dinero que invertí en el viaje, y ahora ya no hay marcha atrás, el avión a aterrizando.

Después de bajar del avión voy directo a la salida y tomo un taxi, al darle el destino el hombre voltea y me ve raro.

—¿Por qué demonios quieres ir al bosque niña? — me pregunta aun viéndome fijamente.

—mi casa está por ahí. — le digo sin mas

—Ah, ya… eres de esa reserva rara del bosque, la que se llama Quira, ¿verdad? —

—Si y es Quiet. — a pesar de ser un lugar cambiaformas, los humanos lo conoces como un lugar raro y de nativos que no les gusta socializar con el mundo exterior.

—Eso, pero no podemos entrar hasta la reserva. —

—Si, solo quiero que me deje en la entrada del bosque sobre la carretera. —

—¿Vas a caminar todo el camino?. —

—Si, no traigo muchas cosas y conozco el camino, nací en ese lugar. — le digo tratando de terminar la conversación.

Era verdad, solo traía una maleta grande y una pequeña que se puede colgar, en realidad, no traje mucho ya que el lugar donde rentaba estaba amueblado y realmente no tenía tantas cosas por si algún día me mudaba a un lugar más grande, pero termino sirviéndome para regresar a casa.

Después de un tiempo se perdieron los edificios y casas y empezaron a pasar árboles y más árboles y nieve, también sentía como la temperatura bajo, no se si eran mis nervios el frio invernal, cada vez sentía un nudo en la garganta, señal de que no quería estar ahí, tardamos seca de media hora mas, antes de que el taxista me hablara de nuevo.

—Usted me dice por done la dejo señorita. —

—Un poco más adelante estará bien. —

Le pague y después de eso baje del taxi y solo espere a ver como se daba vuelta y se iba por el camino por donde vinimos y yo me quede ahí parada en medio de un gran bosque alzándose sobre mi, en este punto ya no había vuelta atrás. Unos dos kilómetros hacia dentro del bosque y llegaba a Quiet.

Dando un gran suspiro empezó a caminar hacia el bosque, con mi maleta colgada en el hombro y la otra arrastrándola sobre el suelo de tierra.

No paso mucho tiempo antes de que escuchara ruidos de fuertes pisadas y ramas quebrándose, cada vez las escuchaba más cerca, hasta que puede ver a un grupo de hombre y lobos, más grandes que los lobos comunes, era obvio que eran cambiaformas y estaban acercándose hacia mí.

—No avance más, de la vuelta y regrese. — me dijo uno de los hombre a unos metros de mí, si supiera que eso es lo que quiero hacer.

—Soy… mi nombre es Mila Everson, soy hija de Peter, por ende también soy un lobo. — les digo y un par de hombres empieza a olfatear el aire.

—Es verdad, aunque el olor se siente muy poco, hay otras fragancias. — dice uno de los hombres que estaba atrás de él, no logro reconocer a ninguno, han pasado tantos años y quizás sean niños y adolescentes de mi tiempo de niña aquí.

—Si, es un perfume. — les digo

—¿Por qué no avisaste que venias? —

—Quería darles una sorpresa a mis padres. —

—Para la próxima no hagas eso, te pudimos atacar sin saber que eres una de nosotros. —

—Perdón. —

—Déjanos ayudarte. — me dice quitándome la maleta que traía colgada. —Los demás sigan en su puesto de guardias. — les dijo volteando a ver a los demás y señalando a uno la maleta grande de ruedas para que la cargara.

—Gracias. —

—Por cierto yo soy Steve. —

—Steve… ¿pecasteve?... oh dios… perdón. —lo dije sin pensarlo, pero fue lo primer que me vino a la cabeza.

—Sí, soy pecasteve, hace mucho que nadie me decía así. —

—De verdad lo siento, solo me acorde, así te decía… —

—El alfa... lo se y no hay problema. — me dice dándome una sonrisa

—Tu eres la niña que siempre estaba con el alfa. — dice el otro

—Si soy yo. —

—yo soy Carl…te acuerdas de mi… —

—No, perdón. —

—No importa, entiendo, además ya abra tiempo para conocernos si te quedas por mucho tiempo. —

—Es verdad, planeo quedarme una temporada aquí. —

—Que bien. — dice Carl con una sonrisa.

Veinte minutos después salimos del bosque y entramos al pueblo. Y poco después de eso llegamos a mi casa, se veía igual, creo que todo se veía casi igual, solo que no hay nadie afuera, las flores que había en las calles ya no existen y las casas están sin adornar a pesar de la fecha faltaban 15 días para navidad, a pesar de estar aislados nos gusta o gustaba celebrar la navidad, y adornábamos con luces que iban a comprar a la ciudad, el alfa echaba la casa por la ventana, ya que no se limitaba a comprar adornos, puesto que cerca hay una mina de oro que pertenece a la reserva, de dinero no hay problema, pero ahora no hay nada, mientras caminaba hacia la casa vi a persona asomándose por la ventana y cerrándola de inmediato en cuanto eran descubiertos.




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