Renacer: La verdadera lucha es con nosotros mismos, cuando nos vencemos, empezamos de nuevo.
Mila
Cuando abrí los ojos el pánico me invadió rápidamente, pero al ver que la luz del sol que aun era tenue se filtraba por las cortinas que estaban abiertas cuidadosamente, supe que ya no estaba en esa cabaña y posiblemente tampoco con Franse.
Mi cuerpo aún estaba pesado y se sentía dolorido por todas partes, al recorrer la habitación, lo primero que noté fue una figura junto a la cama, era Asher, él estaba allí, sentado en una silla, con los codos apoyados en las rodillas y la mirada fija en algún lugar en el suelo.
—Asher... —murmuré con mi voz débil pero fue suficiente para llamar su atención,
Sus ojos se levantaron, y en ellos vi un torbellino de emociones miedo, alivio y ¿amor?
Sin decirme nada tomó mi mano entre las suyas que se sentían cálidas y firmes y cundo lo tuve más cerca, note algo que me sorprendió no fue solo su presencia y la tranquilidad y seguridad que me daba, sino las lágrimas que recorrían silenciosamente su rostro.
—Pensé que te perdía... —dijo con la voz quebrada por la emoción, y por un momento, parecía tan vulnerable porque nunca lo había visto derrumbarse de esta forma.
—Estoy aquí —respondí, apretando su mano con la poca fuerza que tenía, Asher asintió, pero estaba lejos de estar tranquilo.
—Nunca lloré asi cuando perdí a mis padres y a Celia —comenzó y su voz era un susurro—. Ni siquiera cuando los enterré, pero anoche... anoche sentí que mi mundo se desmoronaba al pensar en perderte Mila. —
Recuerdos borrosos de momentos cuando recuperaba la conciencia regresaron de golpe, principalmente algo, Asher cubierto de sangre cargándome con su rostro lleno de furia pero a la vez lleno de preocupación... por mi.
—Gracias por salvarme, ¿Estuviste a mi lado todo el tiempo? —él asintió.
—No podía alejarme… sabes toda la noche pensé en mi familia, en lo que fue, en lo que pudo haber sido y no fue... pero sobre todo pensé en lo que quiero que sea. —
Lo miré con curiosidad. Había algo en su tono que nunca había escuchado antes.
—¿Qué quieres Asher? —pregunté aunque algo en mi corazón ya intuía la respuesta.
Él se inclinó hacia adelante y se acercó lo suficiente como para que pudiera ver cada línea de su rostro.
—Mila, cuando éramos niños te había elegido para ser mi pareja… pero nunca me dio tiempo de decidírtelo o hacerlo realidad. —
Me quedé sin aliento al escuchar esas palabras, pero él continuó antes de que pudiera responder.
—Cuando murió mi familia tú viniste a buscarme y yo te alejé porque no quería que algo malo te pasara por estar cerca de mí, fue lo más difícil que he hecho pero pensé que era lo correcto, que tu siempre estarías segura y feliz, aunque yo me convirtiera en un cascaron sin nada dentro. —
—Asher... —mi voz se quebró pero él negó con la cabeza para que me detuviera.
—Déjame terminar… todo este tiempo he intentado mantenerme alejado, convencerme de que era por tu bien… pero ya no puedo seguir mintiéndome no quiero perderte Mila, ya no quiero que te alejes de mi lado por tantos años, 15 años fueron más que suficientes. —
El silencio llenó la habitación con un ambiente lleno de expectativas y cargado de emociones, Asher tomó aire profundamente y su cara reflejaba una mueca de nerviosismo o incomodidad, como si estuviera a punto de hacer algo que le aterrorizaba.
—¿Estarías dispuesta a ser mi compañera? —preguntó sin mas con su voz apenas un susurro, pero yo sentí que me lo gritos. —Se que estás lastimada no solo físicamente, pero de verdad quiero esto... Te quiero en mi vida para siempre.—
Mi corazón empezó a latir como loco y mis ojos se llenaron de lágrimas de emoción y alegría
—¡Sí Asher¡ —respondí fuerte y claro para que no le quedara duda.
Él pareció liberar un suspiro que había estado conteniendo por años.
—¿De verdad? —preguntó como si no pudiera creer mi respuesta afirmativa yo le sonreí dejando que las lágrimas rodaran por mis mejillas.
—Siempre estuvimos destinados a estar juntos, siempre estuviste en mi corazón, por eso no deje entrar a nadie más porque ya lo tenias todo ocupado. —
—No te merezco Mila, te trate mal en el pasado y desde que volviste, por mi culpa acabaste en manos de ese bastardo. —
—No voy a negar que fuiste malo e insensible, no solo conmigo sino con todo Quiet pero sabía que no querías serlo… hay que dejar lo malo a un lado y seguir con lo nuestro. —
Asher se inclinó hacia mí y cuando sus labios tocaron los míos por fin sentí que todas las barreras entre nosotros se desmoronaban, fue un beso lleno de años de separación y de amor reprimido también con miedos y esperanzas que finalmente se estaban liberando.
Cuando nos separamos Asher me envolvió en sus brazos, sosteniéndome como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento.
—No voy a dejarte ir nunca más Mila. —
—No me voy a ir a ninguna parte —susurré contra su pecho permitiéndome por fin sentir la calidez que emanaba y no solo la corporal. Voltee a verlo y me estaba viendo con una gran sonrisa.
………………………
Dos días después
En un principio todos estaban conmocionados por la verdad que Asher conto, Franse, un miembro “honorable” de la manada había traicionado a todos, provocado mucho dolor, todo por ambición. Aunque también los sorprendió el segundo anuncio que hizo su Alfa, y es que ya tenía compañera y esa era yo.
Dejando alado la mala noticia todos nos felicitaron y se alegraron por su Alfa.
Dos día después el pueblo de Quiet había comenzado a transformarse aún más con la ayuda de todos, los preparativos para la Navidad estaban en marcha, algo que no se veía desde hacía años, las risas de los niños llenaban las calles mientras colgaban adornos en los árboles, y las luces de colores iluminaban las casas una por una, se habían comprado nuevas y más coloridas, todo de la bolsa del Alfa.
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Editado: 11.12.2024