Capítulo 12: Regalo

Regalo: A la bestia más feroz se le puede calmar dándole amor como obsequio.

Mila

Los días en Quiet parecían haber encontrado un nuevo ritmo, desde que Asher levantó la prohibiciones en su totalidad y el pueblo se llenó de vida, las casas brillaban con luces coloridas, y las risas de los niños resonaban en cada esquina. Yo no podía evitar sonreír al caminar por las calles parecía que el espíritu navideño no solo había decorado las casas, sino también los corazones de las personas.

Pero lo que más me llenaba de alegría era estar al lado de Asher, cada día, nuestra conexión se fortalecía mas, a veces solo bastaba una mirada para entendernos y otras ocasiones teníamos largas conversaciones mientras paseábamos por el bosque o tomábamos café en la cocina de su mansión, ahora me sentía mucho más cálida con su compañía.

Faltaban poco más de 5 días para navidad y sabía que sería la mejor de mi vida hasta el momento.

Y Asher había decidido que esta ocasión por ser la primera navidad en muchos años, la íbamos a celebrar entre todos.

Los preparativos empezaron a hacerse con intensidad entre todos ya que seria una enorme celebración.

Mientras ayudaba a mi madre a hornear galletas, Asher llegó a la casa con una propuesta inesperada.

—¿Qué tal si pasamos la tarde juntos? —preguntó, apoyándose en el marco de la puerta de la cocina.

Mi madre que creo que se cree cupido prácticamente me corrió de la casa, aunque mentiría si digo que no quería ir.

Asher me llevó al lago congelado en las afueras del pueblo, en la orilla de este había una canasta y cuando vi lo que tenia no puede contener una sonrisa, había preparado todo para que patináramos sobre hielo.

De niños le había dicho que me trajera aquí para aprender a patinar, había dicho que no, que cuando fuera más grande, creo que mi compañero cumple sus promesas, algo tarde pero lo hace.

Cuando estuvimos listos nos metimos en el congelado lago y aunque al principio me sentía insegura, Asher tomó mi mano y me guio con paciencia, evitando que me cayera más de una vez.

—¿Ves? No es tan difícil —dijo mientras me sostenía con firmeza.
—Fácil para ti decirlo que no estás a punto de caer cada cinco segundos. —
—Nunca te dejaría caer, Mila. —
Sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara, patinamos hasta que el sol comenzó a ponerse, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosas. Antes de regresar, Asher me abrazó, sus brazos envolviéndome con una calidez que nada tenía que ver con el abrigo que llevaba.

Y después sus labios bajaron a los mis, disfrute cada segundo de ese beso, amando la sensación de su boca con la mía.

…………………..

Dos días después

Había recibido una oferta de trabajo en una firma de arquitectura, me habían aceptado para un puesto que parecía perfecto, pero implicaba mudarme de nuevo a la ciudad de Londres y esa idea ya no me parecía atractiva.

Por la tarde, le conté a Asher mientras paseábamos por el bosque.
—Es una gran oportunidad Asher… pero no quiero dejar todo esto… dejarte a ti. —

Se detuvo y tomó mis manos entre las suyas.

—Si quieres tomar ese trabajo, lo entenderé. Podría dejar a alguien encargado de la manada y viajar contigo… ir y venir si es necesario. —

Mi corazón se llenó al escuchar su disposición, pero negué con la cabeza.

—Eres el Alfa y no puedes hacer eso, además no quiero irme, Quiet es mi hogar y acabo de volver y me siento completa aquí. —
Asher sonrió, sus ojos llenos de calidez.
—Entonces, quédate. Hay mucho por hacer aquí. Podrías rediseñar las casas del pueblo mejorar las carreteras y construir almacenes para la mina y hacer más proyectos relacionados con ella… podrías empezar por remodelar la mansión del Alfa y no te preocupes que todo ese trabajo será pagado por el alfa gruñón de esta manada. — lo miré sorprendida por la propuesta y no se me escapo que intento hacer un chiste.

—¿Quieres que rediseñe tu casa?

—Quiero que la hagas sentir como un hogar, Mila… nuestro hogar. — no pude evitar que mis ojos se llenaron de lágrimas al comprender todo lo que significaba esa propuesta.

—Lo haré. Y será el proyecto más importante de mi vida. —

Nochebuena

El pueblo entero estaba listo para la celebración. Las calles estaban llenas de luces, y un delicioso aroma a comida y postres caseros flotaba en el aire.

En el centro del pueblo a lado del gran árbol que brillaba intensamente, todos estábamos reunidos.
Pierre había montado un puesto especial donde preparaba donas de chocolate, como las que hacía cuando éramos niños, no pude evitar sonreír al verlo, sus manos ágiles trabajando con la masa mientras reía con los niños que esperaban emocionados a que las donas estuvieran listas.
—¿Vamos por una? —preguntó Asher, inclinándose hacia mí.
—Como cuando éramos niños —respondí, tomando su mano.
Hicimos fila como cualquier otra pareja, disfrutando del ambiente festivo, cuando Pierre nos entregó las donas, me guiñó un ojo.
—Es un placer verlos juntos, niños. — le sonreímos antes de irnos.

Caminamos de regreso al donde había más gente, comiendo nuestras donas como si el tiempo no hubiera pasado.
—¿Sabes algo? —dije mirando a Asher.
—¿Qué? —
—Esta es la mejor Navidad de mi vida. — dije dando un gran mordisco.
Él sonrió y me rodeó con un brazo.
—Es solo el comienzo Mila. —

Después de comer hasta reventar el buen ambiente no había bajado y como último toque de la noche, Asher nos sorprendió a todos con un espectáculo de fuegos artificiales de muchos colores que iluminaban de una forma hermosa el cielo nocturno.

Después del espectáculo el pueblo comenzaba a quedarse en silencio mientras la fiesta llegaba a su fin, las luces seguían encendidas, parpadeando como estrellas en las casas y en el árbol del centro.

Mi corazón aún latía con fuerza después de una noche tan llena de vida y amor. Estaba rodeada por las personas que más me importaban, en el lugar que siempre había sido mi verdadero hogar.
Asher tomó mi mano mientras nos despedíamos de los demás.
—¿Lista para irnos? —preguntó, sabía que no se referia a llevarme a la casa de mis padres ya que su voz baja, solo para mí.