Epilogo 1
Mila
Nuestra ceremonia de apareamiento tuvo lugar un día cálido marzo, bajo la luz plateada de una luna llena que parecía bendecirnos desde lo alto.
Asher y yo estábamos rodeados por nuestra manada, mis padres, Rick y aunque no físicamente, sabia que los padres de Asher y Celia, también nos acompañaban. La ceremonia era solemne y sencilla, no necesitábamos más.
En el momento en que sus colmillos marcaron mi cuello, sentí cómo nuestra conexión se volvía eterna, irrompible, fue un instante de dolor pasajero, pero de amor inmenso.
Asher no apartaba la mirada de mí, sus ojos azules cargados de emoción, habíamos esperado tanto por esto y los dos habíamos estado llenos de miedos, pero en ese momento, solo existíamos él y yo y nuestro futuro juntos.
—Te amo compañera. —
—Te amo compañero. —
Los vitoreos y aplausos no cesaron por un par de minutos, todos también compartían nuestra felicidad.
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Las semanas siguientes pasaron como un parpadeo, nos acostumbrábamos a la vida como pareja, adaptándonos a nuestras nuevas vidas y sus responsabilidades, pero sobre todo, disfrutando el simple hecho de estar juntos.
Luego llego una increíble noticia que nos iba a cambiar para siempre, estábamos esperando un bebé, un nuevo miembro de la manada y de nuestra familia.
Llegó diciembre, y con el, no solo el frio, sino también nuestro hijo.
Recuerdo esa última semana antes de Navidad, la nieve cubría todo Quiet, y aunque el frío era intenso como cada año pero mi corazón estaba cálido. Mis días estaban llenos de expectativa y Asher se mantenía cerca asegurándose de que nada nos faltara, me tenía bajo tantos cuidados. La noche del 24 todo cambió.
Las contracciones comenzaron al anochecer, antes de la cena, y aunque intenté mantenerme tranquila, no pude evitar sentirme abrumada, Asher, como siempre, permaneció firme, sosteniendo mi mano, guiándome con su fuerza.
Horas después, cuando el primer llanto de nuestro hijo rompió el silencio, sentí que el mundo entero se detenía.
Lo llamamos Marcus, en honor a su abuelo, fue una decisión que tomé desde el momento en que supe que estaba embarazada. Quería que nuestro hijo creciera sabiendo de dónde venía, con la fuerza y la sabiduría de un Alfa como Marcus Willow si abuelo.
Cuando Asher lo sostuvo por primera vez, en él de nuevo pude ver lágrimas. Las escondió rápidamente, pero yo las noté y supe que eran lágrimas de felicidad.
—Nuestro regalo de Navidad — había murmuró mientras acariciaba la pequeña mano del bebé, mirándolo con admiración.
Y en ese momento, supe que todo el dolor, las pérdidas y las luchas internas que enfrentamos valieron la pena, porque finalmente habíamos encontrado nuestra paz.
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Epílogo 2
Asher
Ha pasado un año desde que Marcus llegó a nuestras vidas, iluminando nuestros días, mi pequeño ha cambiado todo, antes mi vida estaba llena de silencio y deber absoluto, pero ahora está llena de risas, caos y sobre todo de amor. Él y su madre eran mi todo.
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Es otra noche de Navidad en Quiet, la casa está cálida, iluminada por las luces del árbol que Rick insistió en poner junto con Marcus, se veían desastrosa la decoración, pero de una forma resaltaban encantadoramente.
Mi hijo ya tenía un año, aun no caminaba firmemente se tambalea de un lado a otro cuando va solo siguiendo a su tío por la sala principal, su risa infantil llena el aire y aunque trato de mantener mi postura seria, no puedo evitar sonreír al verlos jugar.
La cena de este año es igual de rica que las otras dos veces, toda mi nueva familia está reunida, comiendo entre risas y platicas casuales y tranquilas.
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Los padres de Mila se despidieron temprano y el torbellino de Marcus finalmente se quedo dormido en su cuna, agotado por tanto jugar y tanta emoción de la noche y la casa queda en un silencio que no es incómodo sino lleno de paz.
Mila y yo salimos al jardín buscando un respiro bajo el cielo despejado, el aire frío nos envuelve, pero su mano en la mía me recuerda que no necesito más calor que el que ella me da.
—Esto es perfecto —dice Mila de repente rompiendo el silencio.
La miro intrigado.
—De niña, solía pensar y pregúntame que era ser feliz y ahora se que es un regalo de los que nos rodean y de los que ya no estaban con nosotros. Que todo y todos nos completan. —
La observo con tal admiración, que mi corazón late por ella.
—Gracias —susurra mirándome ahora.
—¿Por qué? —pregunto desconcertado.
—Por ser tú, por no rendirte, por luchar por nosotros, por Marcus. Por devolverme algo que pensé que había perdido para siempre… a ti. —
Me quedo en silencio, incapaz de responder, la acerco hacia mí, envolviéndola en mis brazos.
Cuando nuestros labios se encuentran en un beso tierno, sé que este no es solo el final de nuestra historia, es el comienzo de algo más… algo que espero compartir con ella y con nuestro hijo o hijos, por el resto de nuestras vidas. Amor.
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Perdonarse por el ayer y reconciliarse con el pasado es volver a empezar, no importa el dolor, el mido o los obstáculos, lo importante es no dejarse llevar y luchar, por más difícil y duro que sea, siempre va a ver alguien que esté ahí para ayudarnos a salir a delante y siempre hay que amar y permitir que nos amen.
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Editado: 11.12.2024