El regalo del Emperador.

Danae Smirnova

Un año atras.

 

Mi vida ha transcurrido llena de lujos,estudios y lecciones algún día seré la esposa de un duque o algún conde,pero por el momento disfruto mucho mi espacio,nunca fui muy sociable ni tampoco me gustaba platicar,no porque no quisiera,si no por temor a equivocarme;mis hermanas y yo somos la descendencia del rey smirnovano y no debemos tener errores, siempre se nos inculcó ser perfectas.

Hace poco han querido invadir los territorios de mi padre,y ha habido una baja económica por ello,es una guerra que parece no terminar y mi padre siendo tan orgulloso no quiere pedir ayuda al imperio,no es algo que no se pueda controlar pero si afecta al reino, desde ese día la vigilancia para nosotras creció y no pude escaparme de nuevo al pueblo por mi seguridad decían.

-ay ¿Danae en serio crees pasar desapercibida?.

-Sofia,me estoy ahogando.-dije.

-Pues sal a alguno de los jardines,toca el piano, distraete.

-Ayudame a salir,solo será un rato.

-¿Sin chaperón y sola? Jamás.-refirio.

-Una de las damas me acompañara.

-No Danae,una chica como tú no pasa desapercibida.Hermana mía con esos ojos azules,esa tez blanca y ese pelo azulado tu no pasas como plebeya,tienes el porte de una princesa y la belleza de una digna Smirnova,no te ayudaré a escapar.-replico Sofía.

-Lo bueno que tengo 4 hermanas más,se que Alisse o Monique me ayudarán.

-Soy la mayor Danae, todas preguntan primero mi opinión.

-Sofia entonces llévame solo quiero un paseo.-insisti.

-Bien,bien vamos juntas solo una hora entendiste.

-Sii,iré por mi capucha.

Puedo tener todo lo que quiera,pero el aire campirano me encantaba,caminar entre los aledaños y respirar las flores de el campo me daban satisfacción total.

Las princesas no podemos salir,no antes de los 18 años,tenemos que tener la edad correspondiente en la que se supone,ya podemos ser menos ingenuas o en su defecto salir acompañadas de nuestros esposos o pretendientes.Pero para mí suerte mi hermana Sofía podia entrar y salir ya que ella, ya tenía 26 años.

Bajamos de el carruaje.

-Tapate bien el cabello Danae.-dijo Sofía.

-También quieres que me tape los ojos,desde que me vean sabrán que vengó de el castillo;pero todos ellos nos respetan.

-Bueno,pero mientras menos llamemos la atención mejor,recuerda que acaban de declarar la guerra,y en este momento somos propensas.

-Lo sé,ojalá nos hubiera tocado un reino que no fuera punto medio para llegar al imperio.

-Que tristeza que el emperador sea muy joven,me hubiera encantado ser su emperatriz,y aprender magia junto a su bruja.

-¡iack! Sofia,si sabes que está lleno de maldad ¿No?.-respondí.

-Si,es el emperador más sangriento y cruel.Ha devastado naciones usando magia obscura,me rechazó como propuesta de matrimonio,tal como hicieron todos;pero con él fue la decepción total para mí padre.

-Sofia,no saben la hermosa mujer que pasarón de largo.-mencioné.

-Es por ser negra, tú también lo sabes.

-Tu piel no tiene nada que ver,esas son tonterías.No eres negra tú color de piel es muy lindo.

-Se que no,pero todos los pretendientes piensan que soy una recogida o hija de la aventura de el rey;no pude tener el tono de piel de ustedes.

Yo no tenía palabras para ella;Sofía era mi hermana la mayor,su tez era canela y tenía los ojos verdes,y cabello crespo,mi mismo padre más de una vez reprimió sus derechos de princesa por dudas que se metían en su pensamiento,ya que mis hermanas y yo somos blancas de ojos azules y pelo azulado,pero ella traía la herencia de el abuelo de mi madre,un rey negro de las costas.

Ningún duque,conde ni noble habia aceptado a Sofía como esposa y ya tenía 26 años.

-¿Si quieres vallamos a el castillo? Ya quiero regresar.-dije.

-Siempre me he preguntado ¿Porqué yo soy diferente a ustedes?.

-No lo eres,por dentro somos iguales.

-Ay Danae mírate tu, altura perfecta,ojos azules, blanca como la espuma,piel suave como el terciopelo,cuerpo perfecto,nariz perfilada, labios carnosos,pelo azulado tan suave cuál conejo.Tu y mis hermanas son en pocas palabras PERFECTAS.-replico.

-Tu también estás hermosa Sofía,eres la única hereda de la piel de el bisabuelo,que lastima que ningún pretendiente sepa que la piel canela es la más preciosa.-tratando de reconfortarla.

En ese momento un chorro de sangre,detuvo mi avance.

-¡¡SOFIA!!.-grite desesperada.

Justo íbamos a subir al carruaje cuando dos flechas atravesaron el cuerpo de Sofía.

De inmediato contraatacaron, nuestros guardias y arqueros que acompañaban el carruaje.Estaban atacando la capital de el pueblo y a nosotras por supuesto.

-¡Auxilio! ¡ayuda!.-decía sin parar.

Los guardias se acercaron y en un cerrar de ojos, arrancarón al castillo,nuestros vestidos estaban manchados de sangre por dónde miraba, todo el carruaje estaba vuelto color rojo,y mi hermana Sofía no reaccionaba.

-¡Sofia,Sofi, perdóname por favor,por traerte,no me dejes Sofi,no,aguanta!

Corrieron a salvaguardarnos y a Sofía se la llevarón con el médico real entre todos los empleados de el palacio.

-¿QUE PASO DANAE?.-me gritaba el rey

-Padre,nos atacarón,le dispararon a Sofía.-dije.

-¿Y QUE HACIAN AFUERA?.-gritaba él.

Entre la aturdición de el momento solo escuchaba reproches acerca de que yo tenía prohibido salir,que mirará ahora lo que le había pasado a Sofía,que si ella moría era mi culpa,y que mi desobediencia lo había decepcionado.Corrio hacía dónde se la habían llevado.

Una de las sirvientas,me jalo hacía afuera de la entrada principal.

-Princesa Danae,es mejor que suba con sus hermanas, enseguida mandaré a alguien a ayudarla,a cambiarse.

-No quiero que Sofía muera.-repetia.

Subiendo para todas mis hermanas fue impactante la escena de el vestido ensangrentado, preguntaban y preguntaban ¿Que pasó? Y yo solo lloraba recordando el momento,ya más tranquila entre comillas les expliqué que nos atacarón en un paseo,y había herido a nuestra hermana mayor.La conmoción no se hizo esperar lloraban de angustia,pero ninguna de nosotras sabía cómo estaba y si se salvaría.




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