El Regalo Involuntario

Décima Carrera: Autodestrucción

La noche pasó. Mika se despertó primero que Xerath y vio al otro chico dormir tranquilamente a su lado, aparentemente cómodo. Por ello el anfitrión decidió ponerse de pie sin molestarlo para ir al baño, ya que sentía un poco incomoda la parte baja de su cuerpo.

El novato se vistió, fue a atender sus necesidades fisiológicas y después bajó las escaleras hacia la planta baja, donde se encontró con su padre, quien ya estaba en casa arreglado para salir y había preparado el desayuno en tres porciones iguales, pues incluyó obviamente la de Xerath.

–B-buenos días papá… –entonó el joven algo nervioso, cosa que provocó la sonrisa del adulto presente.

–Buenos días, Mikael. ¿Cómo amanecieron tú y tu amigo?

–Bien… Supongo. Xerath aún duerme, pero iré a despertarlo para que venga a desayunar con nosotros.

–Antes de que te vayas –mencionó el hombre para detener a su hijo quien apenas iba a poner un pie en la escalera del hogar–… ¿Estás saliendo con él?

–¿A qué hora llegaste?

–Me di cuenta de que tuvieron relaciones porque fuiste primero al baño. Además de los múltiples «chupetones» que el joven te dejó en el cuello –ya aclarado esto, Mika se cubrió el cuello con vergüenza usando sus manos, luego desvió la mirada al suelo–. Sabes que no me molesta. Ésta es tu casa y eres un hombre adulto. Se que eres responsable; pero ya te he dicho que sólo puedes traer a tus citas serias. Nada de sexo casual aquí. No es un motel –regañó el hombre al universitario. Éste último torció la boca un poco, no sabía qué responder.

–Xerath no es mi novio, pero si estoy en plan serio con él –mintió Mika a su padre, lo que lo dejó tranquilo.

–Me parece bien –tajó el hombre y clavó con fuerza un cuchillo de cocina en una tabla de corte después de rebanar un pepino para una ensalada que estaba preparando–. Tráelo para conocerlo, pues –al ordenar esto, y ver la actitud de su padre, Mika peló los ojos y asintió subiendo casi corriendo a su cuarto. Después entró y notó que Xerath ya se había levantado. El coach estaba viendo su teléfono móvil aún acostado en la cama.

Cuando el novato entró, su invitado volteó a verlo y le dedicó una soñolienta sonrisa mientras se estiraba ahí donde estaba, al mismo tiempo que emitía un sonido de complacencia para sacar un suspiro al dejar de hacer aquel movimiento.

–¿Cómo amaneciste? –Preguntó Mika a la par que se acercaba al joven y se sentaba en la cama a su lado.

–Muy bien. ¿Y tú, qué tal?

–También. Dormí excelente.

–Yo igual –al decir esto el menor de los dos, Mika se acercó a él y le dio un beso en los labios. El coach le correspondió sin oponerse de alguna manera, cerraó sus ojos y los abrió para ver el rostro lleno de alegría del mayor.

–Mi papá preparó de desayunar. Quiere que bajemos a comer con él –comentó Mika, cuyas palabras sonrojaron un poco a Xerath.

–Oye… Quiero hablar contigo antes de hacer cualquier cosa –explicó el joven a su amigo, el cual volteó a ver extrañado al coach de su equipo.

–Dime…

–Verás… lo que pasó ayer… creo que fue especial y me gustó mucho. La verdad nunca había sentido algo así. Es mi primera vez con un chavo y me da gusto que haya sido con una persona tan linda como tú –explicó Xerath a Mika, cosa que deformó el rostro del novato en uno de seriedad al escuchar lo que decía–; pero la verdad es que no soy gay. Bueno, no lo sé… Veo a los hombres y no me gustan, al menos eso siento. Sé que suena confuso, pero no creo estar listo para tratar de tener una relación con un chavo. De hecho, no quisiera tener una relación con nadie, no es lo que busco.

–¡Oh! Entiendo…

–N-no me mal interpretes –secundó rápido el propio Xerath a lo que había dicho, ya algo nervioso y se notaba que buscaba decir algo que no lastimara a Mika–, porque yo no quería esto. Yo no vine aquí a tener sexo casual contigo. Yo quería pasar tiempo con mi… único amigo –confesó el hombre al acercarse a Mika para luego abrazarlo.

–No te preocupes, yo también quería sólo pasarla contigo. Lo que haya sucedido, simplemente ya está en el pasado. Yo lo disfrute mucho…

–Yo también –interrumpió Xerath. Poco después Mika retomó la palabra levantando un poco la voz.

–Pero sé perfectamente cual es mi lugar en esta situación ya que la aclaraste. Somos amigos y esto no va acabar con ello. Por el contrario, me siento más libre de compartir contigo lo que sea, pues ya me conoces al cien por ciento, prácticamente –deslindó Mika para su amigo. Éste sonrió y se sentó en la cama, mientras que el novato se ponía de pie.

–Gracias… Creí que te molestarías o que te habías hecho otro tipo de ideas.

–No… para nada –mintió el mayor, a la par que trataba de no llorar–. Ya me habías dado a entender que no buscabas alguna relación. Era obvio que lo que pasó sólo fue sexo y nada más que eso.

–Para mí sí hay más que sólo eso. Yo te hice el amor, porque te quiero mucho –explicó Xerath e hizo respirar profundamente a Mika, el cual lo miró con una enorme sonrisa.

–Gracias, yo también siento lo mismo.

–Nunca nadie me había hecho sentir tan especial. En verdad te lo agradezco –comentó el coach a su amigo, se puso de pie y se colocó ropa para poder bajar a desayunar. Después de un amistoso abrazo, ambos bajaron al comedor, en donde los platos con «hot cakes» estaban servidos. El padre de Mika estaba sentado frente a su plato, ya que esperaba a los jóvenes con los codos sobre la mesa y sus dedos entrelazados por enfrente de si boca, mientras la luz del comedor se reflejaba en los anteojos del hombre.

Xerath quedó totalmente intimidado ante la escena, saludó al señor y bajó la mirada de inmediato.

–Buenos días…

–Buenos días. Por favor, siéntense para iniciar a desayunar –pidió el señor y ambos chicos siguieron las ordenes de éste. Mika quedó al lado de su padre y Xerath a lado de su amigo. El hombre de la casa se hallaba en una de las cabezas de la mesa.




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