El Regalo Involuntario

Epílogo

La vida es un mar de probabilidades. Un océano de grandes historias que deben de ser contadas una y otra vez. Un recuerdo es en verdad una bella biblioteca de innumerables grabaciones puestas para el disfrute de los que las poseemos, además de nuestros seres allegados cuando se las compartimos.

Yo estoy segura de esto: cada quien tiene su propia versión de los hechos. Por más bella que sea una historia, siempre tendrá sus lados amargos e inhóspitos, y estos son también importantes para constituir lo maravilloso que algo es.

Por mi parte, aquí acabó todo, tenía ya que irme y, para ello, algo más debía ser efectuado.

Rodrigo llegó hasta la casa de Mika, quien le invitó a pasar. Ya adentro los jóvenes platicaron largo y tendido, compartieron grandes sentimientos y mucha felicidad, para al final concluir con lo siguiente.

–Entonces, jamás volverás –afirmaba Mika triste, lo que provocó que Rodri se pusiera de pie levantando el rostro que había caído en desconsuelo.

–Así es; pero, aun así, quiero que sepas que no importa dónde yo esté. Siempre seremos amigos, a pesar de la distancia y el tiempo que nos separe –todo esto logró que el joven se levantara para abrazar a su amigo fuertemente.

–Te voy a extrañar demasiado.

–Yo más, mi querido Mika. Por favor, se muy feliz aquí y nunca olvides que tu felicidad es primero. Yo… quiero regalarte esto. Es un recuerdo de mi pueblo, el único que tengo –al decir esto Rodri se retiró un hermoso collar de platino en forma de estrella con un bello rubí en medio, el cual tenía el mismo símbolo que había recreado en el calendario que poseía en el baño de su apartamento.

–Y-yo no puedo aceptar esto. No puedes obsequiar algo así, Rodri –opuso el ingeniero a su amigo, el cual tomó su mano y colocó el collar en ella, cerrándola con ambas suyas.

–No lo estoy regalando, te lo dejo en tus manos para que lo cuides por mí, para estar siempre conectados –dicho esto las lágrimas gobernaron el rostro de los dos jóvenes, tuvieron que despedirse al final.

Ese día Mika y Xerath salieron con los demás muchachos, caminaron todos hacia Midgar muy alegres.

Por parte de Rodri, los observaba desde la cima de un edificio a kilómetros de allí, mientras que el viento le pegaba fuertemente a sus ropas junto a una inigualable sonrisa.

–Mi trabajo aquí está acabado –al decir eso el hombre, con lágrimas en los ojos y una sincera sonrisa, puso su mano derecha para sujetar su labio inferior con sus dedos, mientras que la izquierda sujetaba el superior. Ambas manos jalaron la piel, abrieron la boca de los lados para revelar que la carne en realidad era tela, liberándome desde el interior de este disfraz, de este personaje que creé para hacer mi misión en este mundo.

Mi enorme capa entonces fue mecida por el fuerte viento del sitio, mi cabello se sintió libre, al igual que mi clara piel, mi delgado cuerpo con apretadas ropas oscuras y mis orejas que resaltaban de mi cabeza.

–Espero estés feliz, Rafa. He cumplido con mi promesa. Todos están a salvo de esa arma –al decir esto saqué de mi bolso dos de las pelotas que Mika había bateado el día del último juego. Una de ellas estaba totalmente carbonizada, mientras que la otra había sido destrozada, como si una fuerza cortante y letal le hubiera pegado encima.

Después de esto miré mi pulsera, cuya joya ahora era de color rojo, me indicaba que todo estaba ya bien.

Era hora de marcharme de este mundo. Dejé los recuerdos que había acumulado y las hermosas amistades que formé en el tiempo que viví aquí.

Mika, antes de irme, volteó hacia mi dirección, como si pudiera sentirme o verme y apretó el ceño.

No estoy segura si en verdad pudo avistarme desde allá; pero, si lo hizo, estoy segura que pudo ver mi sombra perfectamente delante del sol que formaba el crepúsculo azul, notando que dos extrañas y largas extremidades salían de mi cabeza, movidas tenuemente por el aire.

Ya sin esperar más, apreté el botón de mi pulsera corriendo hacia el filo del edificio, salté con un acrobático al aire y entré a un portal que me regresaría con mis compañeros. Así me despedí de todo lo vivido.

La vida es muy corta para preocuparnos por tonterías. Lo mejor que podemos hacer es ser felices con lo que tenemos. Aspirar a más mientras no lastimemos a nadie. Ser mejores cada día y llenar nuestros corazones del amor que nuestros amigos y familia nos brindan.

La historia de Mika jamás será revelada. Quedará en su mente para siempre, hasta el final del tiempo, pues no es necesario saberla para decir que Xerath y Zach son felices, cuyo pasado es de orgullo contar.

Es sólo una parte que el mundo oculta como muchas otras, como las que tú seguramente también conoces y te guardas.

Dime: ¿Cuál es tu historia detrás de la felicidad de los demás?




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