Estoy arreglándome para la cena antes de que sean las doce de la noche y sea año nuevo. Mis padres están terminando de cocinar, mi hermana se está bañando y Lucía no ha llegado.
No puedo evitar ver el teléfono cada cinco minutos, Andrew no me ha vuelto a escribir ni a llamar desde esta mañana. Quiero tanto hablar con él. Mi corazón sigue lleno de nostalgia por todo. Andy y yo no discutimos seguido ni nos dejamos de hablar pero esta vez es diferente, la distancia nos está jugando en contra.
Abro mi red social, para ver si él ha publicado alguna foto sobre su día pero no hay nada, solo un video sobre alguna sesión de fotos pero más nada. Hago un mohín.
—Andy, corazón… háblame —digo en voz alta, hablándole al teléfono como si estuviese loca. Tomo una bocanada de aire y dispongo a pensar en otra cosa porque no quiero que mi último día del año sea estando triste.
Estoy terminando mi maquillaje, esta noche luciré hermosa con un vestido a medio muslo de color rojo, tacones altos de color negro y mi cabello recogido en una coleta alta estilizada. Me gusta cómo me veo, estoy hermosa.
Escucho varios toques en la puerta, grito que pueden pasar y mi madre se adentra a mi habitación.
—Hija, ¡estás preciosa! —me halaga mi mamá con un sonrisa de oreja a oreja. Le devuelvo el gesto con emoción.
—Gracias, mami —respondo. Ella se acerca y coloca sus manos sobre mis hombros, la miro por el espejo de la peinadora, ella me observa sonriendo dulcemente, luego hace una mueca.
—Sé que está peleada con Andrew, pero se arreglarán, hija. Él es un hombre maravilloso y te ama con locura. Debes apoyarlo en sus decisiones, así como él lo hace contigo. ¿No crees?
Miro sus ojos verdosos y me avergüenzo por mi actitud. Fue estúpido mi comportamiento, y ahora mi novio está enojado conmigo, no me habla como siempre y además, está a miles de kilómetros de mí.
Suspiro encogiéndome de hombros.
—Fui una tonta, mamá. Lo sé, pero ¿está mal mostrar mis sentimientos? —le pregunto, ella solo me observa—. Soy una mujer sentimental, que me importan las fechas importantes. Hay cosas que se escapan de mis manos, estoy muy clara en ello, pero ¡joder! Quería pasar año nuevo con él.
Mis ojos se humedecen y las últimas palabras salieron como en un susurro.
—¡Ay mi bebé sentimental! —exclama mi madre, abrazándome—. Siempre has tenido ese corazón tan puro y dulce, tan lleno de emociones.
—Mamá —mi voz suena quebrada—, él no me escribe, no me llama….
—Quizás está muy ocupado con su trabajo.
—Pero es casi media noche, no creo que esté trabajando ya.
—Ya te escribirá o llamará, amor. No te angusties. Comprende que está trabajando y es su obligación cumplir con ello y hacerlo bien.
Ella tiene razón. Me estoy comportando de nuevo de forma egoísta.
—No sabes cómo quisiera que este año me diera un último regalo, y que ese sea Andrew conmigo. Pero es imposible, él está en Londres.
—Pronto estarán juntos, corazón. No te aflijas, alégrate porque un año nuevo comenzará, estás con tu familia y estás muy hermosa esta noche.
Esbozo una sonrisa dulce en mis labios. Ella me sonríe también. Mi madre es hermosa y su vestido color verde esperanza, combina con sus ojos.
—Termina de arreglarte para que bajes a la cena, Lucía ya va a llegar y hará un escándalo al modo latino si no estás lista para la sesión de fotos que ella hace —dice riéndose. Sé que ella ama mucho a mi mejor amiga.
Mi mamá sale de la habitación, limpio algunas lágrimas que se habían resbalado por mis mejillas, retoco el maquillaje, tomo mi teléfono y bajo a la cena familiar.
Es cierto, debo estar feliz porque estoy con mi familia.