La cena comenzó con una Lucía capturando cada momento en fotografías, hasta por cómo mi padre cortaba el pavo. Los padres de mi mejor amiga se ríen por las locuras que hace su hija. Todos somos una familia, y siempre hemos compartido la navidad, en su casa o en la mía.
Hemos cenado hace unos minutos atrás, ahora estamos sentados en la sala esperando el postre que mi madre y la señora Carolina repartirán. Mi mamá me entrega un delicioso pastel de chocolate con frutas confitadas, ¡mi favorito en navidad! Es tradición servir este pastel en las cenas navideñas. Idea de la señora Carolina y que está aprobado por todos.
—Payton, más temprano, cuando te estabas arreglando, llegó un regalo para ti.
Frunzo mi ceño. ¿Un regalo?
—¿Para mí? ¿Dónde está? —inquiero, asombrada porque no esperaba un regalo. ¿Será de Andrew? Me levanto rápidamente, mi hermana me señala el regalo que está debajo del arbolito de navidad. Abro mis ojos con sorpresa.
Lo detallo y es una caja grande, cubierta de papel de regalo color rojo y un pequeño lazo dorado en la parte superior. Visualizo a mí alrededor y todos están esperando a que yo abra el presente. Me río nerviosa.
—¿Y si es una bomba? —bromeo. Todos se ríen y me molestan que no juegue con esas cosas. Me termino de acercar a donde está la caja, la tomo con mis manos. ¡Está un poco pesada!
Me siento en el mueble, comienzo a rasgar el papel, no tiene ningún remitente, solo dice «Para: Payton Coleman» cuando lo he quitado por completo, puedo ver que es una caja blanca con un sobre pegado encima de ella, además de una fotografía de los dos. Estoy nerviosa. Abro el sobre y leo la carta.
«Tú eres lo más hermoso que puedo tener en mi vida. Eres mi amor, mi amiga, mi confidente y mi amante. Te amo más que a nadie, y estoy feliz de tenerte en mi vida. Nunca olvides que eres la luz de mi oscuridad, la toma perfecta de mi vida, eres lo que complementa mi foto de vida. Espero que este año sea el mejor para ambos y que nuestro amor continúe por muchos años más.
Lo siento por no estar contigo esta noche, mi amor. Pero te tengo presente siempre, en mi cabeza y en mi corazón. ¡Feliz año nuevo, luz de mi vida!»
Lágrimas se desbordan por mis mejillas, estoy sonriendo tanto que mis músculos faciales se atrofiarán. Me río nerviosamente.
—¿Es de Andrew? —pregunta mi papá. Alzo la vista y asiento.
—Obvio, papá. —Mi hermana lo golpea en el hombro. Me vuelvo a reír.
—Es… perfecto.
—Pero no has abierto la caja —grita, Lucía. Me doy cuenta que me está grabando con su teléfono.
Abro la caja y sonrío al ver que es un vestido blanco con perlas, el busto es en forma de corazón y es largo. ¡Me encanta! Es muy hermoso.
Los presentes en la sala me sonríen, alaban el regalo y bromean por mi rostro de felicidad. Le he tomado una foto al regalo, también me tomo una selfie y se la envío a Andy con un mensaje muy cursi diciéndole que lo amo.
Estamos casi en la cuenta regresiva con los vecinos, estamos casi por finalizar el año. Estoy feliz pero nostálgica, a pesar de que Andrew no está conmigo esta noche, su regalo ha sido increíble y me ha hecho sentir amada. No puedo esperar por verlo la próxima semana y besarlo mucho.
Queda un minuto para año nuevo, veo a mis padres abrazados. Mi hermana está con sus amigos y Lucía está con sus padres. Yo veo a todos sonrientes. Estoy feliz de tenerles.
Comienza la cuenta regresiva… Todos corean: diez… nueve… ocho… siete… seis…
—¡Cinco! —grita Lucía.
—Cuatro —cuento con ellos.
Tres, dos…
—¡Uno! —coreamos al unísono—. ¡Feliz año nuevo!
Los fuegos artificiales no se dejan esperar, hacen del cielo un espectáculo impresionante. Todas las personas comienzan a abrazarse, las parejas se dan el típico beso. Veo como mis padres se abrazan.
De pronto siento unos brazos rodear mi cintura, me inmuto pero cuando el olor a su colonia llega a mis fosas nasales, mi cuerpo reacciona y voltea lentamente sin poder creerlo. ¡Él está aquí!
¡Andrew está aquí! ¡Santos Cielos!
—¡Tú! —exclamo, sin poder creer que mi novio que se supone estaría en Londres, esté aquí conmigo—. ¿Cómo?