El regresar de la princesa

Capítulo 07

Pov’s Erin.

Dejo un plato de comida cerca de mi lobo, Atka se acerca lentamente a este y comienza a devorarlo de forma lenta, a pesar del hambre que tiene, no se alimenta con desesperación. Me lo quedo viendo unos segundos. El ruido proveniente de la puerta principal causa tensión en mi cuerpo.

— ¡Erin! — Grita con violencia Roberto en la planta principal de la gran casa — ¡Erin! — vuelve a llamarme.

Dudo unos segundos antes de ponerme de pies para comenzar a bajar los escalones, al llegar en donde se encuentra lo puedo ver tomándose la cabeza molesto, la niña se encuentra a su lado con la cabeza gacha. Él rápidamente se acerca a mí, luce agitado. Su ojo derecho se ha tornado de un color morado, su labio sangra levemente, últimamente lo han estado golpeando bastante fuera de esta casa, pero de todas formas no preguntare que es lo que ha pasado.

—Al fin — toma mi brazo y me tira en su dirección, está más molesto que antes — has tu trabajo… — mira a la chica a su lado.

La niña se me acerca, aun no me mira, pero al levantar la cabeza sus ojos rojos se encuentran con los míos, esos ojos me dan miedo, me causa terror.

—Siéntate — ordena.

Sin tardarme demasiado hago lo que ella ha pedido, la niña pone su mano en mi cabeza y comienza a decir frases en un idioma que no conozco. Mi cuerpo comienza a pesar, demasiado para mi gusto. Mi vista se pone borrosa y mis parpados se cierran un par de veces. Lo último que logro reconocer con claridad son los pies de Roberto acercándose a mí y los desgarradores gritos de mi lobo en la parte de arriba.

(…)

Me remuevo incomoda en mi puesto. Me duele mucho la cabeza y siento algo húmedo recorriéndola. Hago el leve intento de separar mis parpados, pero la verdad es que no lo logro. Lo único que realmente puedo hacer es soltar un quejido de entre mis labios.

—Erin… — alguien me llama a lo lejos, pero no reconozco el tono de voz para poder llegar a la persona, intento nuevamente abrir nuevamente los ojos y esta vez sí lo logro.

— ¿Dana? — sus ojos están rojos de tanto llorar, tiene grandes bolsas negras debajo de sus dos ojos. Luce mal.

—Erin… — sigue llorando y me abraza con fuerza, mientras tanto miro a mi alrededor. Nos encontramos en un subterráneo, el suelo esta mojado y las paredes llenas de moho, la única puerta se encuentra oxidada y se nota que se encuentra bien cerrada.

Las paredes son de color crema, o por lo menos en el pasado lo fueron, hay una mesa en un rincón con tres sillas a su alrededor, a su lado hay un lava platos, lo sigue de cerca una puerta que supongo es el baño, más al medio se encuentran dos sillones de dos cuerpos y más haya, en un rincón mucho más apartado de todo, se encuentran dos camas de una plaza. Es un lugar horrible, abandonado y poco ventilado, puesto que el olor es insoportable. Fijo mi mirada en Dana, ella aun llora en mis brazos, pero eso no es lo que llama mi atención, si no que una marca diferente se expande por su cuello, le corro un poco su cabello y puedo ver bien lo que hay tiene. Es una herida, no es muy profunda, pero si se ve que fue debido a un golpe fuerte. Sus brazos, los mismos que me rodean, se encuentran llenas de moretones azulados y sospecho que lo mismo debe pasar en sus piernas, puesto que le cuesta moverse.

— ¿Dana? — la llamo a la misma vez que la alejo un poco de mí, ella se sorbe la nariz y me observa fijamente — ¿Qué es lo que te hizo ese idiota? — ella no contesta enseguida, baja la cabeza y mira fijamente el suelo, incomoda por la pregunta que le he hecho — Dana… — insisto un poco más, pero su cuerpo se rige con violencia, mi pecho se oprime al verla de este modo, tan vulnerable y cansada — perdóname por favor.

Ella niega con la cabeza, todo mi cuerpo tiembla con ese simple gesto. Obviamente ella me odia, por mi culpa se encuentra aquí.

—No… — se limpia las lágrimas — no hay nada que perdonar Erin… deja de culparte por todo lo que está pasando, ellos ya tenían planeado atacarnos juntas desde antes, no es simplemente porque me encontraba justo en tu casa.

Las dos nos ponemos de pies, ahora siento a Itzel dentro de mí. La verdad tener esta conversación con Dana me ha hecho sentir un poco mejor, pero aún me siento culpable por lo que ha tenido que pasar durante su estadía.

¿Itzel? — la llamo rápidamente.

Estoy aquí, tranquila — susurra, la eche tanto de menos — ese hijo de puta, lo matare yo misma cuando tenga la oportunidad.

Sonrió satisfecha de que ella se encuentre junto a mí. Saber que ya no me encuentro tan indefensa ante todos me hace sentir segura. Busco con la mirada a Atka, no logro encontrarlo en ninguna parte de esta asquerosa habitación.




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