El Regreso

1

Peyton

 

Acababa de enfrentado a las personas que me dieron la vida., a mis padres. Aunque nos los veía como tal, solo fueron los que me engendraron. Los mire por un largo rato, ellos aún seguían en shock porque ni se movían. Creo que a duras penas podían respiraban, dramáticos. Puse los ojos en blanco y me contenía de decir algo al respecto.

¿Enserio estaban haciendo esto?

Su hija que se fue de la casa y creían que estaba muerte aparece y ellos dos se quedan como estatuas. Esto es increíble.

– ¿Me van a dejar pasar? –pregunte mirándolos con el ceño fruncido. Ellos al parecer racionaron antes mis palabras que hicieron a un lado para dejarme pasar.

–Sí, si claro pasa –dijo la mujer que me engendro mientras tartamudeaba. La situación era graciosa, si fuera otra persona me reiría.

Mire a mí alrededor, todo el interior de la casa estaba cambiada. Las paredes que eran marrón ahora blancas, los cuadros ahora eran fotografías familiares hasta había algunas donde aparecía en ellas. También los sillones eran otros.

Todo estaba cambiado

Al parecer querían cambiar todo, pero conservar lo suyo. Su familia, donde por supuesto yo no estaba. Yo ya tenía una familia y no eran ellos.

–Todo está cambiado –comente mirando a mi alrededor

Ellos asintieron.

–Queríamos hacer un cambio radical en todo, este fue uno de los cambios –contesto mi progenitor. Asentí. Me sentía incomoda.

Ellos no dejaban de observarme, pero al parecer no notaron mi malestar porque seguían mirándome de pies a cabeza. Resople.

–Creo que tendrán muchas preguntas del porque estoy aquí. Del porque aparecí después de tanto tiempo –dije mirándolos fijamente, ellos asintieron –Se las voy a responder, pero quiero que todos estén aquí –mire hacia la foto de mis dos hermanos de sangre. Ellos asintieron lentamente.

–Si quieres puede ir a tu habitación para que descanses un poco hasta que tus hermanos lleguen. Aun esta como la dejaste –hablo ella en un susurro. Asentí.

Tenía curiosidad de saber si también mi antigua habitación estaba cambiada como el resto de la casa. Subí por las escaleras, todo estaba demasiado desconocido para mí. Es como si no reconociera nada de lugar donde viví en mi infancia.

Llegue a mi antigua habitación y como había dicho todo estaba igual. Todo como lo había dejado la última vez que estuve aquí. Fruncí el ceño, pensé que debía estar lleno de polvo por los años que no estuve, pero no fue así, sino todo lo contrario. Estaba nítido, sin ningún rastro de polvo.

Abrí los armarios y me encontré con la sorpresa de que había bastante ropa y en cada columna decía los años que se había comprado la ropa

¿Cada año me compraban ropa, aun sin estar aquí?

Estaba completamente segura que lo hacían por remordimiento, pero lo peor del asunto era que pensaban que estaba muerta.

Están dementes

Esto era demasiado extraño, aun para mí que llevaba dos vidas.

Me senté en la cama y saqué mis celulares a ver si había algo. Había llevado mi teléfono de la Diabla, ese no podía destruirlo. Tenía que tener algo para comunicarme con los cinco. Solo destruí el otro. Me quede con el móvil nuevo que había comprado, pero antes de destruirlo el anterior había pasado todos los contactos a mi nuevo teléfono.

No había nada, pareciera que todo está tranquilo. Sonreí. Todas las pandillas de aquí, sabían que la Diabla estaba aquí. Estaban aterrorizados con eso, no lo podía culpar. Al fin de cuentas tenía un historial que hacia tener miedo hasta el más peligroso de la ciudad. Me gustaba esa sensación.

Decidí bajar, no me sentía cómoda aquí, esta habitación que era mía pero no la sentía como tal. Era como si fuera el lugar menos favorito que una persona quisiera estar.

Me fui directamente a la sala a donde estaban ellos. Todo estaba cambiado, pero todos los lugares seguían ahí, como siempre han estado. Los miré al parecer aun seguí conmocionados. El regreso mío no era para estarlo desapercibir. Ellos se levantaron a lo que me vieron entrar a la sala.

– ¿Todo bien? –pregunte. En ese instante se escuchó la cerradura de la puerta principal. Habían llegado. Era el momento del enfrentar una parte de mi pasado




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