El Regreso

11

Ethan

 

Al parecer no había desaparecido tanto tiempo porque había visto estacionado el auto de mi querida vecina. Ya había llegado de donde se había ido. Salí de mi casa para ir a la de ella solo por fastidiarla, creo que este será mi pasatiempo favorito mientras este aquí.

Molestar a la demente de mi hermosa vecina

Toque la puerta y no fue mucho que espere para que esta se abriera. Era ella. Tenía un pantalón de pitillos negro y una chamarra gris. Se la veía jodidamente sexy.

–Si quieres tener el día del padre algún día te recomiendo que me mires a la jodida cara –gruño ella entre dientes, de inmediato deje de babear y puse mi sonrisa de galán.

–Tranquila amor –dije –¿Después cómo vamos a tener hijos? –pregunte alzando la ceja con picaría. Ella bufo.

– ¿Qué diablos quieres? –pregunto cansada.

–Nada, en realidad –me encogi de hombros –Solo quería saber si querías salir conmigo ¿O tu novio no te deja? –pregunte burlón señalando su casa.

–Mira, si intentas acostarte conmigo será mejor que quítate esa idea de la cabeza, no va a suceder galán. Como ya te dije, si eres un puto adicto al sexo consigue una puta que te quité las ganas –dijo ella burlona. Me dejo callado.

Antes de llegar a esta ciudad, tenía sexo todos los días en cualquier momento y con diferentes mujeres.

–Touche –dije con una sonrisa arrogante alzando mis manos –Pero ¿No sabes quién soy yo? Todas las mujeres se me ofrecen para tener el honor de estar conmigo –me recosté en la pared de la puerta.

–Me vale mierda quien seas –me miro aburrida –Pero sé que eres un tipo de follar a todo lo que tenga vagina y puede que hasta tengas sida –se burló ella. La mire serio. Yo no era así, quizás follaba con muchas, pero no era para llegar a ese extremo.

–Tú no me conoces –señale – Soy un millonario empresario –comencé a decir con el rostro serio, pero ella interrumpió.

–Tú tampoco me conoces. Así que será mejor si desapareces del mapa –mascullo seca. Eso me cabreo.

–Sí, si se quién eres –dije sonriendo cínicamente. Ella me miró enojada y después sonrió.

–Dime quién soy míster inteligente –contesto ella sarcástica.

Se estaba burlando de mí.

–Emma o debería decir Peyton –respondí con una sonrisa. Ella se quedó muda. No se lo esperaba. Gane.

– ¿Cómo mierda sabes eso? –pregunto entre dientes.

–Pues escuché que te llamaban Emma, pero tu rostro me hizo reconocerte –medio mentí. No le iba a decir que la espíe, mi dignidad estaría por el piso.

Ella resopló.

–Vaya, aparte de molesto eres un jodido problema –dijo para sí mismo –Por tu bien mantén la boca cerrada –me miro fríamente.

–Entonces –alzo una ceja – ¿Aceptas salir conmigo? –pregunte insistente.

–Si joder –rodo los ojos – Eres tan molesto –dijo mirándome mal. Bufé.

–Te recojo a las ocho de la noche, nena –dije. Ella alzo una ceja por lo de nena.

–Que no sea un lugar caro, no quiero llamar la atención. Aunque no será fácil estando con el señor arrogante –murmuro pensando. Resople.

–Nos vemos mañana en la noche nena o quizás también puede ser antes –dije pícaro despidiéndome. Ella rodó los ojos.

–Vete al diablo –respondió entrando a su casa.

–Con gusto –sonreí –Y más si vas conmigo –me saco el dedo del amor.

Que mujer




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