El Regreso

27

Bruno

 

Ya era tarde y no había señales de Peyton. Estaba comenzando a preocupar ya que si le hubiera llevado más tiempo del que dijo por lo menos hubiera dejado un mensaje o una llamada, pero ni eso. Estábamos en la playa. Ian y Josué, aunque no me cayeran bien ya se fueron desenvolviendo con mis demás hermanos.

Miré a todos lados y me encontré a Tyler que tenía el ceño fruncido en signo de estar pensando. Él se giró a darse cuenta de mi mirada, me hizo una seña para que me acercara. Camine a donde él y cuando estaba junto al el note que parecía preocupado.

–También estas preocupado ¿No es cierto? –Pregunto refiriéndose a ella. Asentí –Es raro que no nos haya avisado nada sobre su paradero –murmuro, su ceño se había fruncido. Se giró a verme parecía debatiendo en decirme algo.

– ¿Crees saber dónde está? –pregunte mirando todos sus movimientos, este asintió poco convencido.

–Por donde los territorios de ella –respondió – Me había llegado informaciones que alguien nuevo iba a venir por acá pero no sé quién es –dijo haciendo una mueca –Ya sabes cómo son estas cosas, nadie pasa ni hace nada sin la autorización de ella. Quiere asegurarse de que le van a jugar limpiamente ya que no quiere tener a nadie que nos pueda hacer daño –asentí a su breve explicación.

–Sí, tienes razón. –concorde –Será por eso que se le han complicado las cosas y no ha venido –dije tratándome de convencer a mí mismo. Mire a los demás que se estaban acercando a nosotros. Iban bromeando entre ellos

Carter me miro con la ceja alzada, lo mire ceñudo.

– ¿Qué? –pregunte con el ceño fruncido. El estallo en carcajadas.

– Es-pera –trato de decir mientras se sostenía el abdomen debido a su ataque de risa, rodé los ojos. Scott se me acerco y me dio un codazo mientras me miraba divertido. Bufe.

–No te enojes –dijo Scott viendo que me comenzaba a cansar por sus idioteces –Esta así porque les iba contando una pequeña anécdota de ti cuando Peyton siempre nos llevaba de comprar en Londres. Cuando hizo grabar el brazalete con nuestros nombres –alce las cejas sorprendido por el recuerdo. No esperaba que estuvieran hablando de ello.

Me sonroje al recordar ese día y mire el brazalete que tenía en mi mano izquierda

 

–Flash back –

 

No quería ir. Ya tenía suficiente ropa para toda la vida, bufe cansado tratando de evitar ir de comprar. Era una locura hacerlo. Mire a Scott que se estaba burlando de mí. Le saque el dedo del amor.

–Cariño –llamo – ¿Ya estás listo? –pregunto mi princesa entrando a mi habitación, asentí de mala gana. Alzo mi mirada y me dio un beso en la frente mientras me giñaba el ojo.

–Vale, vamos –dije rendido cogiéndola de la mano saliendo de ahí.

 

Ya estábamos aquí más de cuatro jodidas horas. Me dolían demasiado los pies y peor Scott estaba burlándose a cada rato de mí. Teníamos más de mil bolsas de compras. No, mentira quizás estaba exagerando, pero si eran muchísimas.

De un momento a otro mi princesa se desapareció de mi lado. Me alarme y mire por todas partes buscándola. Estaba entrando en pánico, pero todo se esfumo cuando la vi caminando hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja. Sonreí al verla. Llamo a Scott y dijo que se ponga a lado mío. Nos indicó que extendiéramos los brazos y así lo hicimos. En cada brazo puso un brazalete. Era de oro puro con diamantes de corte blanco. Mi mandíbula ya hubiera estado en el piso a no ser que estuviera pegada en mi cara.

Mire a Scott y tenía la misma reacción que yo. Ella soltó una risita mientras cerraba la boca de cada uno de nosotros con su mano. Miré a donde estaban los brazaletes y leí lo que tenía escrito en el.

 

"Son mi universo entero"

 

Pocas palabras, pero con un gran significado. Dejamos todo lo que teníamos en la mano y la fuimos abrazar. Había sido el mejor día

 

–Fin de flash black-

 

Todos estallaron en carcajadas hasta el mismo Tyler. Los únicos que apenas sonreían eran Ian y Josué, puse los ojos en blanco. Después de haber estado burlándose de mí por más de media hora nos dispusimos a regresar a casa. Aparcamos los autos a fuera de la mansión y bajamos todas las cosas que habíamos llevado. Cuando ya había dejado las cosas en su puesto correspondiente me dirigí a donde mi princesa, pero al parecer no era el único que iba en esa dirección.




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