El Regreso

29

Bruno

 

Vi cómo se desplomo en el suelo ante mis ojos. Rápidamente entre ayudarla seguido de Ian que, aunque no quiera estaba junto a mí. La vi. Tenía sus hermosas mejillas húmedas y sus ojitos hinchados, se partió el alma verla de esta manera tan desastrosa.

La cogí en mis brazos con la ayuda de Ian y la subimos recostándola en la cama

¿Qué mierda había pasado?

–Llama a todos –dije sin mirarlo. Solo la miraba a ella tratando de buscar el motivo de que ocurriera esto.

– ¡No! –exclamo –Quiero quedarme con ella –respondió prepotente. No era el momento para esta mierda. Jodido estúpido.

–Joder, llama a los demás –Gruñí –Hay que averiguar que mierda le paso –termine de decir mirándolo directamente a los ojos. Parecía que lo había intimidado, pero no lo demostró para no bajar su hombría. Rodé los ojos

Que idiota, tenía que ser él. Aun no me fiaba de ellos, ya que por la culpa mi princesa se fue. Por eso no voy a permitir que me la vuelvan arrebatar, aunque eso tenga que pasar por el mismo diablo. Mi princesa era mía. Tenía que protegerla de todo y de todos. Así como ella lo hizo conmigo. Era todo para mí junto a Scott.

Cogí una manta y la tape con ella. Le quite con cuidado los tacones y sí que eran altos. Aun no sabía cómo era capaz de caminar con ellos, debería de doler un infierno eso. Pero ella era fuerte, podía con eso y más.

La mire.

Se veía cansada con ojeras como nunca la hubiera visto. Tenía el maquillaje corrido y con sumo cuidado lo fui quitando el resto con una pequeña toalla de manos. Ahora se veía su hermosa piel sedosa con ojeras, pero aun así fue lo más maravilloso que hubieran vistos mis ojos.

– ¿Que te ha pasado, mi vida? –pregunte susurrando mientras ponía algunos pechones rebeldes atrás de su oreja. Todavía no daba crédito a lo que acababa de pasar.

En ese momento la puerta de abrió de en par en par. Veo a todos con los rostros pálidos como una hoja de papel y alarmados como si hubiera un asesinato o algo más grave. Y así lo era, lo que acababa de pasar era sumamente grave.

Carraspeo llamando su atención, pero nadie me toma en cuenta solo se acercan a Peyton y era normal que lo hicieran. Bufe quería explicarles, pero me lo complicaban. Busco con la mirada y lo encuentro. Scott al percatarse de mi mirada me ve serio pidiendo una explicación por todo esto. Le hice una seña para que se acercara y le dije que me ayudara a llamar la atención de todos. Él podía hacerlo con un sonido de su móvil, no era cualquier sonido era algo odioso. Es una combinación de sonidos que tenía como sirenas de ambulancia y estallidos de bombas junto con un músico de inglés. Una mierda de sonido, pero gracias a eso todos nos miraron mal con el ceño fruncido.

Rodé los ojos mientras me aclaraba la garganta

–Tyler –lo miré – Encontré a Peyton hablando por su móvil –comencé mirándolo a él. Como hermano mayor tenía que decírselo y explicarle todo lo que había pasado. Hizo una seña para que siguiera, asentí –Ha medida que hablaba se iba tensando que de un momento a otro la escuche sollozar, fue sin intenciones. Su puerta estaba semi abierta. –alzo una ceja –Grito a no sé quién diablos y después cayó al suelo de rodillas mientras lloraba y sin más perdió la conciencia –explique con amargura recordando lo que había pasado con mi princesa. Tyler se quedó en silencio, tratando de entender lo que le acababa de decir.

Nadie hablo era un silencio lleno de tensión.

– ¿Escuchaste lo que hablo por el móvil? –pregunto de la nada Connor, asentí –Vale, entonces dinos que mierda fue lo que dijo para que pasara esto –dijo exaltado mirando a Peyton inconsciente.

–Vale, se los contare –conteste mirando a cada uno de los que estaban en la habitación

Comencé a relatar todo lo que había escuchado. Le dije la orden y acerca de un juego de ajedrez. Y lo último que me quejo descolocado, no iba a permitir que nos hagan daño.

Todos se quedaron petrificados con lo que les acaba de decir. No se movían, hubiera pensado que estarían muerto a no ser de sus respiraciones demasiadas alteradas. Todos se miraron unos a otros. No entendía nada, pero no era el único así. También estaba Scott y los recién llegados.

– ¿Porque demonios dijo que era la Diabla? –pregunto Josué. Todos nos giramos a ver al susodicho confundidos y con el ceño fruncido.




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