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Bruno

No sé en qué momento comenzó a llover, pero sin darme cuenta era una gran tormenta que nos envolvía. Presentí que estaba pasando algo malo, no podía estar tranquilo. Negué con la cabeza no podía seguir así, subí rápidamente a la habitación de Peyton necesitaba hablar con ella. Estaba tan ensimismado en mis pensamientos que no me di cuenta que había chocado con Ian, este me miro enojado. Rodé los ojos, no estaba para andar con esa mierda de actitud ahora. Seguí mi camino, pero fui interrumpido cuando sentí que me sujetaban el brazo. Lo mire mal.

–No estoy para tus mierdas–gruñí perdiendo la paciencia. El apretó su mandíbula.

–No te sientas la gran mierda por lo que dijo el sujeto esta tarde. Él no sabe nada –escupió. Levante una ceja mirándolo incrédulo, estoy tenía que ser una broma.

–Mira pequeño estúpido tú y yo sabemos que es verdad todo lo que hablo. Ustedes la lastimaron, le rompieron el corazón. La dañaron –dije mientras me contenía de no darle un puñetazo que lo mandara al piso –Ella es todo para mis hermanos y sobre todo para mí –lo miré fijamente.

–Ella es mi hermana –gruño enojado.

–También de nosotros –dije sin ninguna expresión

Comenzó a respirar sonoramente, lo mire sin inmutarme. Me lamí los labios cansado ya de estar así, me fui de ahí. Sentí la mirada de el sobre mi espalda, pero no me importo, giré a la derecha en donde estaba la habitación de Peyton y la abrí sin tocar. Me quede quieto, no había nadie. Mierda

¿Dónde diablos estaba?

Salí rápidamente sintiendo mi corazón latiendo frenéticamente. Solo pensar que ese psicópata pudiera haberla secuestrado me hacía hervir la sangre. Corrí hacia la planta baja, en el camino me encontré a Ian donde lo había dejado al parecer no se había movido. El al verme asi frunció el ceño, pero no le tomo la mínima atención si no que seguí mi camino. Al llegar ahí comienzo a entrar en pánico.

– ¿Qué diablos te pasa? –pregunto Ian a mis espaldas, al parecer me siguió. Solté una maldición al ver que tampoco estaban los demás. Iba a gritar por el desespero cuando me percato de una silueta acercándose. Tyler

–No esta Peyton –dije alarmado acercándome a él. Sus ojos se agrandaron, se puso igual o peor que yo.

–Aun no regresa –dijo en un hilo de voz. Espera ¿Qué?

– ¡¿Tu sabias que sabía marchado?! –Grité –Tenemos un jodido psicópata persiguiéndonos y tú la dejas salir solo ¿Qué diablos tienes en la cabeza? –escupí enojado y alarmado.

–Primero te calmas y me respetas. Recuerda que soy tu hermano mayor –mascullo – En segundo se fue sin que pudiera decirle algo. Tú deberías saber la razón –gruño. Me masajee la sien, sabía que ella iba a ajustar cuentas con el psicópata que nos ataca, pero no pensé que lo hiciera hoy mismo. Maldición –Tercero, no me grites–dijo mirándome mal.

–Lo lamento –dije entre dientes. El asintió, un carraspeo nos llamó la atención. Ian nos miraba con el ceño fruncido.

–No creen que es demasiado tarde para que aun siga en la calle. Deberíamos ir a buscarla –dijo. Suspire rendido, ella podía estar en cualquier parte.

–Ella puedes estar... –dije, pero fui interrumpido por un gran estruendo. Todo se volvió oscuro ¿Qué diablos? Trate de ver algo, pero se me fue imposible. Busqué mi arma en medio de mi ropa, pero no la encontré. Maldición, la había dejado en la habitación. Por el reflejo pude ver a Tyler, el me miro y asintió. Estaba pensando lo mismo que yo. Volvieron atacarnos –Sal donde mierda estés ¡Sé que eres tu maldito bastardo! –exclame sintiendo la rabia correr por mis venas.

Las luces se volvieron a encender. Todos mis hermanos estaban inconscientes mientras que eran sujetados por unos hombres vestidos de negro.

– ¿Qué diablos le hicisteis a mis hermanos maldito desgraciado? –pregunto entre dientes Tyler. Estaba enojado.

–Quería llevarlos a un lugar, pero no cooperaron en nada. Así que –respondió simple el infeliz encogiendo se hombros –Aunque no me sorprende nada. Son hermanos de mi pequeña. La Diabla –murmuro sonriendo maliciosamente. Puse los puños en blanco, si no se callaba en cualquier segundo me lanzaría encima de él.