El Regreso

44

Bruno

 

Después de aquella revelación tan confusa, los sujetos enmascarados, amarraron a los que estaban tiradas en el suelo. Los mire fijamente, aduras penas podían respirar por su cuenta. Gire mi rostro al escuchar un carraspeo. El infeliz nos estaba repasando con la mirada a cada uno. Tense mi mandíbula. Si no estuviera en esta situación lo hubiera matado sin pensármelo dos veces.

–Siento que esto es un Deja vu –comento – ¿Ustedes que piensan? –pregunto con una sonrisa lobulosa el bastardo mirando a los famoso seis, incluyendo a Ryan que lo miraba fijamente. Todos se tensaron al escuchar eso, mire a mis hermanos. Al parecer no fui el único que se dio cuenta de aquello. Hice una mueca al no comprender todo lo que decía el hijo de puta –Mi estimado Ryan hace tiempo que no tenía la oportunidad de hablar contigo en persona. Sobre todo, cuando ocurrió tu infidelidad hacia mi pequeña –dijo maliciosamente. Gruñí al escuchar a forma que hablaba de mi hermana.

–Maldito bastardo –escupí con rabia. Él se giró a mírame y negó con la cabeza.

–Ya que todos están reunidos llego el momento de terminar la historia que fui interrumpida aquel día –dijo mirando a mis hermanos –La Diabla se convirtió en el mismo demonio. Respetada y temible para cualquier mundano. Mato a todos los que se atravesaron en su camino, no dejo nadie a su paso. Pero claro que esto no podía hacerlo sola –se voltio a verme, le sostuve la mirada –Peyton, Derek, Luke, John, Andréw, Allec, y Ryan. Los siete eran conocidos como la mafia más poderosa de este continente y los que están en su alrededor –negó con la cabeza y miro hacia donde estaban los recién nombrados –Tan corta edad y ya toda una profesional con armas de todo tipo. La mujer que a muchos llamo la atención –murmuro lo último por lo bajo

Mire a Ryan, este lo miraba con odio puro.

–Maldito psicópata –gruño el castaño, sino me equivocaba se llamaba Derek. Él se giró al verlo, soltó sonoras carcajadas.

–Y esta es la parte en que yo entro –dijo aun riendo –Me cautivo y la quería para mí, pero como siempre tiene que ver alguien indeseable –miro a Ryan dejando de reír –Tuve que utilizar medidas extremas –miro a un punto x –Tenían que tener más vidas que un gato –murmuro con rencor. El sujeto de cabello rubio. John. Rio irónicamente.

–Eres un jodido bastardo –escupió –Si antes no lo lograste que te hace pensar que esta vez sí funcionara –dijo firmemente.

–Y aunque te ardas de rabia, Ryan siempre fue mejor que tú. Pedazo de mierda –dijo el otro. Allec, los otros asintieron. Los mire sorprendidos por su acto de valentía

El los miro sin ninguna expresión en su rostro.

– ¿De qué mierda sirve eso, si al final te dejo ella? –Pregunto seco – La engañaste –dijo mirando a Ryan.

– ¡Yo no la engañe! –respondió gritando impotente Ryan – ¡Tú me drogaste esa noche! –exclamo enfurecido. Abrí los ojos con sorpresa, todos nos quedamos en silencio. Solo se podía escuchar nuestras respiraciones

¿Lo drogo?

Entonces nunca la había engañado por voluntad propia. Con razón, el día que lo encontramos tenía la mirada perdida. Parecía demasiado fuera de sí. Lo miro fijamente al responsable de aquella catástrofe. Mil veces hijo de puta.

–Eres un infeliz –dijo entre dientes otro sujeto incrédulo. Andrew. Al parecer también se enteraba de esta mierda que había sucedido. El infeliz lo miro y sin decir nada se fue de la habitación-sótano con todos sus gorilas.

–Fue mi mejor jugada –dijo antes de cerrar la puerta,

Todos nos volvimos a quedar en silencio.

– ¿Eso es verdad? –pregunte rompiendo en silencio mirando fijamente a Ryan. El asintió sin decir nada, soltó un suspiro.

–La amaba y la amo demasiado para hacerla esa clase de mierda a ella. Jamás lo haría por voluntad propia –susurro mirando a su regazo. Mire a todos mis hermanos pensando lo mismo. Nos habíamos equivocado con Ryan




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.