El regreso de la oveja

Capitulo 17

alrededor de su quincena; quizás menos o quizás más o tal vez esa era su quincena, total, está vez si iba a rapear.

Llegó al culto y cuando vió a los raperos era el mismo flacuchento de ayer contra otro, pero cuando se fijó en el que tenía el sonido, se paralizó, estaba sorprendido, si, ese es el desgraciado. También tenía recostada de lago la bicicleta. No sabía que hacer, si tirársele encima como un animal o quedarse quieto o ¿qué? ¿¡qué!?

El rapero perdió, otra vez ganó el flaco. La gente abucheó al perdedor.

— ¿¡Quién más!? ¿¡Hay alguien!?— decía el flaquito con su gordo orgullo.

Edward miraba al ladrón, no tenía el suéter, pero si la gorra y recordó con odio aquella noche que lo robó con esa misma señora gorra, y triunfó la tentación

— ¡Yo!— dijo alzando la mano.

El flaquito lo miró, la gente abrió paso y Edward llegó hasta él.

— Al fin alguien con pelotas.

— Contigo no quiero rapear.

— ¿Entonces con quién?

— Con él— señaló con la cabeza al ladrón.

— ¡Hu!— expresó el público.

— ¿Porqué?— preguntó confundido.

— Me gusta su gorra.

— Bueno, pero si tú me ganas, con ese dinero…

— ¿Y tú qué me ofreces?— preguntó el ladrón.

Edward pensó por un momento, ¿qué será, el dinero o el celular?

— Mi celular— dijo mostrándolo por un momento.

— No lo necesito— y le mostró el de él que era inteligente—, pero lo voy a hacer porque te veo seguro.




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