El regreso de la oveja

Capitulo 38

— ¡Hay Dios mío!.

Edward se levantó dejando algo de comida y se dirigió a su cuarto

— ¿Y Andrés?

— En la calle.

— Voy a dormir, hoy fué pesado.

— Llama a tu jefe y dile que no irás hoy ni mañana.

— Si.

Entró a su cuarto y se acostó.

Más tarde por la noche Edward les contaba lo que pasó esa tarde a sus padres y estaba su hermano, también lo del supuesto disparo.

— Y .. tengo miedo, por eso no quiero ir mañana.

— …Si, mejor no vayas—respondió su padre—. ¿Y ya avisaste al trabajo?

— Si, dijeron que tampoco abrirán mañana. Voy a salir un rato.

Iba llegando a la casa de José y al parecer tenía una rumba, se escuchaba gente y ese fuerte reggaetón. Llamó a José, nadie, volvió a llamar; la puerta no estaba cerrada, estaba un poco abierta y al fin se asomó una chama, ¿y José? ella se fue a llamarlo y al momento llega este.

— ¿Qué pasó, lacra? pasa.

Edward pasó y entró a la casa, no había nadie, estaban en el patio trasero

— Vente—entraron a un cuarto y cerraron la puerta— ¿Qué pasó, cuentame ?

— Toma— le entregó el arma— ya ‘ta listo.

— ¿Lo mataste?

Edward recordó el momento en el que le disparó en el corazón y luego dijo:

— No. Le disparé en la pierna, igual que tú al chamo aquel.

— ¡No vale!—expresó decepcionado—. Tenías que darle en la cabeza, ahora ju gala vivo porque ese va a venir por ti—Edward guardaba silencio —. Pero bueno, es tú primera vez, al menos jalaste el gatillo.




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