El regreso de la oveja

Capitulo 41

Edward estaba cómo un tonto mirando a los lados y Cristina se le sentó al lado.

— Hola.

— Hola.

— ¿ Cómo dijiste que te llamabas?

— Edward.

— ¿Tú bailas, Edward?

— No, pero si tú me enseñas si voy a saber.

Ella le ofreció del cigarro y él no quiso.

— Es bueno, ve, abre la boca.

— ¿Para qué?

— ¡Ábrela chamo!— expresó sonriendo y dándole un golpecito en el hombro. Él la abrió—. No la vayas a cerrar.

Echó un jalón al cigarro y se acercó con su boca a la de él y le sopló el humo, a él no le gustó y ella se echó a reír (pero no por maldad)

— Echa un jalón.

— No.

— Echa uno si quieres bailar conmigo.

— ¿Y tengo que hacerlo a juro pa’ bailar contigo?

— Si, pregúntale a quien tú quieras que yo no he bailado con alguien que no haya fumado.

— ¿Y ese pana con el que hiciste la vuelta anteayer?— le preguntó Edwin a José mirando a Edward.

— Si. La vuelta en la que me dejaste mal.




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