Se echaron a reír.
Se echó un trago mientras bailaba con Cristina, luego otro, después otro, y otro. Luego Cristina le sopló el humo del cigarro en la cara y se echó a reír.
Luego hablaba de una película con Edwin; una de acción, y luego le llegó un mensaje, ¿Cuándo te piensas venir? Era su mamá. Edward se fijó en la hora, 10:20 que rápido se va el tiempo.
— Me voy.
— ¿Te vas?
— Si.
— ¿Ya te vas?— preguntó José.
— Si.
— Mira, en la nevera hay un jugo de naranja y en la mesa hay pepito pa’ tú sabes. Anda con él— le dijo a la mujer.
Ella llenó un vaso de jugo y se lo dio, él se lo tomaba y se rió botando jugo cómo reacción.
— ¿Qué?
— ¿Y esto se supone que me va a quitar la borrachera?
Ella se encogió de hombros
— No sé, según.
Él soltó una risita.
— ¿Qué? ¿Ya estás borracho?
— No, chico.
En realidad tenía razón, no lo estaba, pero si estaba medio tocado.
— Mira varón, ¿mañana vamos a dar otra vuelta?— preguntó José llegando.