Luego cantaba (con una pista, siempre lo hacía)
— Mi vida al fin está cambiando, pero puede que por otro lado que no veo esté empeorando ese regalo viene con bonito envoltorio, pero por dentro puede que haya un velorio y sé que debo aceptar las consecuencias sin una pizca de odio y por si muero quiero decir que solo quise salir de la pobreza y la desgracia si es posible de este mundo y su falacia pues ya no existe amor al prójimo aquí reina la hipocresía y la ignorancia.
Cayó la tarde, la madre de Edward se preparaba apresurada en su cuarto y Andrés se para en el umbral
— Mami ¿has visto la otra media de esta?
— Si.
— ¿Dónde está?
— No sé, sino sabes tú.
— ¿Y entonces porqué dices que la has visto?
— Si la he visto, más no sé dónde está.
Él gruñó. Edward miraba televisión.
— Edward ¿no vas para la iglesia?
— No.
— ¿Porqué?