El regreso de la oveja

Capitulo 64

Escuchar esos tiros. Así que se acercaron.

Luego estaba hospitalizado, Mical ahí con él llorando.

Luego llegó a su casa, Edward estaba echando sobre uno de los muebles, se notaba que estuvo llorando bastante y aún seguía derramando lágrimas, pero al ver a su mamá se levantó

— ¿ Cómo está?

Mical hizo esfuerzo por hablar

— El doctor dijo que corre peligro— volvió a llorar.

— Mamá…

Ella le dio una buena cachetada

— ¡Todo esto es por culpa de tus inventos!

Se fué a llorar a su cuarto, Edward quedó cómo pensando por un momento y se fué a su cuarto también, se arrodilló ante la cama y mirando arriba dijo llorando:

— Señor, mi padre no tiene la culpa de mis acciones, por favor, líbralo de la muerte y te prometo que a partir de este momento me entrego totalmente a ti. Por favor, escúchame.

Recostó la cabeza de la cama y siguió llorando, su madre también lloraba y Andrés dormía en su cuarto.

Otro día. Edward estaba a la mesa leyendo la biblia y tomando notas en el cuaderno. Luego estaba en la iglesia, un culto de jóvenes, pero el predicador era un adulto

— Porque Jehová es amor, pero…— esperó que alguien completara.

Edward levantó la mano y él le permitió

— También es fuego consumidor.

— ¡Amén!— el hombre estaba alegre, quizás por qué Edward estaba de vuelta o solo porque era su índole—. Dios es tan misericordioso que perdona todos nuestros pecados — dijo esto probándolos— ¿amén?

— Amén— respondieron algunos.

Edward levantó la mano una vez más.

— Falso— algunos voltearon a verlo con cara de “¿qué?”— hay un pecado que no es perdonado.

— ¿Y ese es…?

— La blasfemia contra el Espíritu Santo.

— ¡Amén! ¡Que Dios bendiga a nuestro hermano!

— Amén.

Otro día le estaba predicando a un mendigo

— Que el Señor te bendiga y te guarde— le soltó la mano.




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