El regreso de los dioses

El origen de Mayahuel 2

La reina del inframundo se acercó delicadamente a Lucia y el aroma a cempasúchil le inundo la nariz, la diosa le dio un beso en la frente he inmediatamente Lucia recobró sus recuerdos en la época en la que era Mayahuel.

No podía explicar cómo era que aquellos recuerdos inundaban mi mente como violentos torrentes de agua fría, lo primero que sentí fueron lágrimas de dolor, un dolor que me nutria las raíces, esa sensación fue el punto de partida para que por fin pudiera recordar mi vida pasada, ahí estaba Mayahuel y ahí estaba yo, como un pájaro hermoso prisionero en una jaula, la mirada de mi abuela Tzitzímitl  me vigilaba todo el tiempo, supervisando lo que hacía, ella era un demonio celestial, cuyo propósito era impedir la salida del sol, siempre me tenía en la oscuridad, la crueldad de mis hermanos era mucha y me maltrataban por diversión, era una diosa, pero me sentía como si no fuera nada, siempre contemplaba mi preciada planta mágica, esta tenía el poder de dar alegría y dones a los humanos, así que la cuidaba mucho, pero un día mi abuela y mis hermanos desaparecieron, confiados de que yo no iría a ningún lado por el miedo que les tenía y fue entonces que aquella majestuosa serpiente tomo su forma de hombre y me habló.

—¿Estas aburrida de estar encerrada todo el tiempo? ¿no te gustaría conocer el mundo y a los humanos? ¿Poderles otorgar tu planta mágica y hacer que vivan dignamente con tus dones y tu alegría?

—Me encantaría, pero mi abuela es terrible, si vuelve y no me encuentra será mi fin.

—Si vienes conmigo te protegeré, no dejare que nadie te lastime.

—Te creo, iré contigo.

Jamás me había sentido tan atraída a alguien, Quetzalcóatl era hermoso, alto y fuerte, tenía un ojo color verde y otro color azul, su piel era bronceada y su cabello lo tenía trenzado y hasta las caderas, se adornaba de piedras preciosas y oro puro, era varonil y encantador, bellas y brillantes plumas le adornaban la cabeza y sabia como seducir con su voz, me enamore de él, tan fuerte y tan profundo que estaba dispuesta a seguirlo a donde sea que me llevara, nunca había sentido tanto amor, tenía el corazón destrozado, no sabía si mi propia familia me había asesinado o si algún otro dios los habría mandado a lastimarme, pero estaba furiosa, me habían arrebatado la oportunidad de estar a su lado, quinientos años lejos de mi amor.

En ese momento, Lucia se separó del cuerpo de Mayahuel y se sentía destrozada, no podía dejar de llorar.

—¡Lucia! ¿estas bien? —le preguntó Ikal angustiado pues ya habían pasado varias horas desde que Lucia no despertaba, la habían llevado al palacio y el Tlatoani Moctezuma había mandado traer un “Tlahuelpuchi” (un brujo) para que le dijera que es lo que estaba pasando con la protegida de los dioses.

—¿Qué es lo que le pasa? —le preguntó Moctezuma preocupado al verla en ese estado.

—Está en trance, un dios debió inducirla para mostrarle algo. —decía el brujo quien tenía su mano en la frente de Lucia y estaba viendo todo, pero no claramente.

—¿Qué es lo que ves? —insistió el Tlatoani con curiosidad.

—Veo muy poco, como le dije está visón me es limitada, pero escucho mejor de lo que pensé, esta mujer blanca es la reencarnación de una diosa.

—¿De qué diosa?

—De la diosa del agave, Mayahuel.

El brujo estaba temblando como un loco y sus ojos estaban completamente en blanco y volvió a pronunciar palabra.

—Iztaccíhuatl es protegida por la diosa Mictecacihuatl, reina del inframundo, deben cuidarla y ella preservará a Tenochtitlán y a los pueblos vecinos y volverá la gloriosa Aztlán, la tierra de los dioses mexicas, después de pronunciar estas palabras, el brujo saco espuma de la boca y murió, dejando a todos asombrados.

En ese momento, Lucia despertó de aquel trance, estaba sudando frio y temblaba con una respiración agitada.

—Aléjense de ella, necesita respirar ¡rápido! ¡tráiganle algo de beber y comer! Iztaccíhuatl es un tesoro que debemos proteger, un milagro viviente y aunque no lo parezca, es una diosa, los dioses nos favorecen al confiarnos tal milagro.

—¡Lucia! —Ikal trato de acercarse a ella, pero Moctezuma se lo impidió, solo ceniza se acercó cuidadosamente a lamerle las mejillas.

De manera brusca, Lucia se levantó de la cama y miro asustada a su alrededor, Ikal estaba muy aliviado de que su amiga hubiera recuperado la memoria y antes de que pudiera decir algo el tlatoani se abalanzó entusiasmado hacia Lucia y la agarró por los hombros.

—¡Así que res la reencarnación de la diosa del maguey! Jajaja ¡sabía que eras especial! lo supe desde el primer momento en que te vi, dime algo ¿aun conservas tus poderes? Tu presencia nos llenará de alegría y dones por la eternidad, si el dios Quetzalcóatl se entera de que eres Mayahuel nos bendecirá por protegerte jaja, eres una bendición. —el tlatoani le beso la frente, pero lucia lo alejo de ella.

—Al ser una reencarnación no tengo poderes, no sé si mi divinidad exista aun, pero ahora sé por qué estoy aquí, cumpliré mi palabra…por favor déjenme sola…esto es demasiado para mí.

—Lucia… —exclamó Ikal deseando protegerla.

—Su nombre no es Lucia, ese es un nombre extranjero, ahora se llama Iztaccíhuatl, ese nombre le queda mejor, retírense todos, lo que nuestra invitada ha experimentado es algo dificil de procesar, te dejaremos sola unos días, cuando estes lista podrás salir otra vez, descansa. —el tlatoani hizo que todos se fueran y él también la dejo sola, una vez que tubo privacidad, Lucia lloro amargamente durante una semana.

No sé qué es más violento he injusto, perder la memoria de todas las cosas que has vivido incluyendo los momentos felices, o olvidar todo para proteger el corazón, porque el mío esta mutilado y hecho pedazos, la leyenda solo contó una parte que parece poco, pocos días de amor y romance, pero fueron miles de años de enamoramiento, de promesas y sueños…sueños que me arrebataron por codicia, odio y conveniencia ¿Quién me va a devolver lo perdido? ¿a quién responsabilizo por tanto dolor? Y aun que en mi vida pasada yo viví todo esto, aun me siento fragmentada, como si Mayahuel y Lucia fueran dos personas completamente diferentes, ahora sé que la reina del inframundo me quito la vida ahogándome en ese cuerpo de agua, que Ceniza fue quien me arrastró hasta aquí, ya no puedo volver a mi época porque yo morí cuando vine al pasado, me han quitado la vida dos veces y todo por un deseo egoísta, mezquino porque nadie pensó en mí y simplemente me usaron.




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